VALÈNCIA. La Fúmiga no tenía pensado estrenar otro videoclip de su último disco, Espremedors (publicado en noviembre de 2019), pero, en esta ola de la cultura por mantenerse viva, el grupo de Alzira ha decidido probar a sus seguidores y seguidoras a grabar su último videoclip… en sus casas. Es la premisa de Plàstic Àiland, que se lanzará durante el día de hoy.
El co-videoclip, que es como han decidido llamar al proyecto, ha consistido en lanzar una llamada para que la gente se grabara haciendo play-back con la letra original de la canción. La premisa era “que crearan su propio plàstic àiland en su casa”. El grupo recibió más de 90 vídeos para este proyecto colaborativo y el estudio valenciano Icònic, con el que el grupo ya ha trabajado anteriormente, se ha encargado de la edición.
Según cuenta Artur Martinez, vocalista del grupo, hay vídeos de gente que envuelta en plástico, gente que han creado literalmente una isla de plástico en su casa, gente que ha creado una especie de acuario, personas disfrazadas de algunas de las maravillas del mundo, y todo tipo excentricidades. El vídeo hace honor al ritmo de la canción y le pone humor y ánimo a estos días de inactividad y pocos bailoteos.
Plàstic Àiland se trata en realidad de una canción “de ska festivo con el característico protagonismo de la sección de vientos”, pero también es “una invitación satírica a disfrutar de unas vacaciones en la isla de plástico del Pacífico, la octava maravilla creada por los humanos. Una crítica al uso abusivo de plásticos y las consecuencias que ocasiona al planeta y a nuestra propia salud”.
Este nuevo videoclip de La Fúmiga se enmarca dentro su iniciativa Fumiga Tacasa, que han estado desarrollando estos días. En este sentido, Artur Martínez explica que el vídeo sirve “como recuerdo de que el videoclip y la canción se han lanzado en medio de esta situación tan concreta de confinamiento”. Y de paso envía varios mensajes: el primero, “que la naturaleza nos necesita.
Estos días que está habiendo un parón y el medio ambiente lo agradece, a pesar de un coste altísimo, nos tiene que hacer reflexionar de la importancia de cuidar el mundo que nos rodea”; el segundo, que la cultura no para, “el confinamiento tiene una lección muy clara: cuando todo se desmorona, la cultura está ahí como una pieza fundamental”, como ha demostrado “que todo el mundo esté ofreciendo algo qué hacer de cultura y entretenimiento”.