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LOS DÍAS DE LOS OTROS

Pigafetta: Diario de la primera vuelta al mundo

21/06/2017 - 

VALÈNCIA. De entre todos los diarios que uno puede leer, hay un subgénero muy particular conocido como cuaderno de bitácora. Se trata de aquellas anotaciones que realizan en alta mar algunos marineros. Hay uno especialmente revelador e histórico, pues cuenta, nada más y nada menos, que la aventura más extraordinaria que el hombre había realizado hasta el momento: la primera circunnavegación de la historia. Este volumen manuscrito de Antonio Pigafetta data alrededor del año 1525 y cuenta pormenorizadamente el viaje de Fernando de Magallanes alrededor del mundo entre los años 1519 y 1522. Pigafetta era un erudito veneciano nacido en Vincenza. El original de tal diario se extravió pero se conservan cuatro manuscritos de una descripción del viaje en la biblioteca de la Universidad de Yale. 

Pero, ¿qué fue exactamente la circunnavegación? Antes de esta expedición, el mítico explorador Cristóbal Colón fue a navegar hacia el oeste. Es bien conocido que encontró Centroamérica pero nunca la llamada 'isla de las especias' o lo que actualmente se conoce como Las Molucas. Fue la expedición de Fernando Magallanes que culminó Juan Sebastián Elcano ante la muerte del primero en abril de 1521 es la isla de Mactan, cuando cayó en combate ante Lapulapu, jefe indígena de la tribu y mil de sus hombres. Pero, ¿cómo llegó Pigafetta, miembro del séquito del nuevo embajador de Roma en la corte de Carlos V? Él mismo lo cuenta así:

Llegándome a oídos que estaba aprestada en tal hora una escuadra junto a la ciudad de Sevilla --y de cinco naves-- para marchar tras el descubrimiento de las especias en la isla de Maluco, de la que era capitán general Ferando de Magaglianes (sic), gentilhombre portugués, comendador, con muchas y diversas guisas y naves, del Mar Océano, partime con muchas cartas de recomendación desde la ciudad de Barcelona, donde paraba Su Majestad entonces, y llegué embarcado a Málaga. 

Fernando Magallanes
La expedición estaba formada por cinco naves con 234 hombres; la Trinidad, San Antonio, Victoria, Santiago y la Concepción. En la primera iba Magallanes, en la última, Elcano. Tras un días de adaptación en Sevilla, la expedición zarpó finalmente el 20 de septiembre de 1519 desde Sanlúcar de Barrameda. 

El martes 20 de septiembre del mismo año partimos de ese lugar llamado San Lúcar, enfilando al Sudoeste, y, antes de terminar el mes, el 26, arribamos a una isla de la Gran Canaria que se llama Tenerife, a 28 grados de latitud, para repostar carne, agua y leña. 

El relato de Antonio Pigafetta se ha desvelado como la fuente individual más importante sobre el viaje de circunnavegación. No son pocos, sin embargo, los historiadores que cuestionan la tendencia del italiano a incluir detalles fabulosos. En cualquier caso, este diario es importante no sólo como fuente de documentación del primer viaje alrededor de la Tierra, sino también como descripción de un pueblo hasta entonces desconocido: el indonesio. También, por ejemplo, como fuente de documentación de la fauna y la flora de aquel viaje exótico:

Seguían el rastro de nuestras carabelas ciertos peces grandes, que se llaman tiburones, que tienen dientes terribles, y, si encuentran a un hombre en el mar, lo devoran. A arponazos cazábamos muchos, aunque no son buenos para comer, salvo los pequeños; y tampoco demasiado. 

Vi muchas clases de pájaros, entre los cuales uno que no tenía culo otro que, cuando la hembra quiere poner un huevo, lo pone sobre la espalda del macho, y allí se incuban. No tienen pies, y viven siempre en el mar. 

Hay tres suertes de peces, largos como el brazo y más, que nombran dorados, albacoras y bonitos, los cuales persiguen a otros peces que vuelan, llamados "colondrinos" -largos, un palmo más también-, de óptimo sabor. Cuando los de aquellas tres especies encuentran a alguno de estos voladores, éstos, con prontitud, saltan fuera del agua y vuelan -pese a tener empapadas las alas- por trecho mayor que un tiro de ballesta. Durante cuyo vuelo córrenle los otros detrás por debajo del agua a su sombra. No acaba aún de caer el primero en el agua, que ya en un decir Jesús, lo han apresado y comido. Cosa, en verdad, bellísima de ver. 

También recogerá Pigafetta con asombro sus primeras impresiones de pueblos indígenas en Verzin, cuando escribe, por ejemplo, que “no son cristianos, y no adoran cosa alguna”, para después hablar de su condición de caníbales:

Se desenvuelven los hombres y las mujeres como entre nosotros; comen carne humana, la de sus enemigos, no por considerarla buena, sino por costumbre. Inició ésta --como ley de Talión-- una anciana, quien tenía un solo hijo, que fue muerto por los de una tribu rival; pasados algunos días, los de la suya apresaron a uno de los de la que le habían matado al hijo, y lo trajeron a donde se encontraba la vieja. Ella, viéndole y acordándose de su muerto, corrió hasta el muchacho como perra rabiosa, mordiéndole la espalda. 

Incluye este diario descripciones minuciosas que le convierten en un informe rico en detalles etnográficos. Pigafetta además supo hablar en dos dialectos indonesios y hacer de intérprete para sus compañeros de viaje. Es especialmente emocionante el relato en el que se adentran en el mar Pacífico y las penurias se concierten en extremas:

Nuestra mayor desgracia era vernos atacados de una especie de enfermedad que hacía hincharse las encías hasta el extremo de sobrepasar los dientes en ambas mandíbulas, haciendo que los enfermos no pudiesen tomar ningún alimento. De éstos murieron diecinueve y entre ellos el gigante patagón y un brasilero que conducíamos con nosotros. Además de los muertos, teníamos veinticinco marineros enfermos que sufrían dolores en los brazos, en las piernas y en algunas otras partes del cuerpo, pero que al fin sanaron.

Así narró Pigafetta la conocida Batalla de Mactán en la que muere Magallanes: 

La batalla se desarrolló el sábado 27 de abril de 1521 (el capitán quiso librarla en sábado por ser el día más de su devoción). Fueron muertos con él ocho de nuestros hombres, y cuatro indios ya bautizados: éstos, por las bombardas de las naves, que en plena refriega acercáronse a prestar ayuda. 

Ya con Elcano (imagen de la derecha) como sustituto de Magallanes, los exploradores siguieron descubriendo y describiendo tierras:

La gente de China es blanca y vestida. Comen sobre mesas, como nosotros, y tienen cruces, aunque no sepamos por qué las tengan. (…) En la isla de Han, alta y gélida, abunda el metal, plata, perlas y seda; su rey es el rajá Zotru. 

Después de casi 3 años de aventura, de los 240 hombres que salieron de España, volvieron 18. Entre ellos Pigafetta, por supuesto:

El sábado 6 de septiembre de 1522, entramos en la bahía de Sanlúcar; no éramos ya más que dieciocho, la mayor parte enfermos. El resto de los sesenta que partimos de Maluco... quién murió de hambre, quién evadiose en la isla de Timor, quiénes fueron ejecutados por sus delitos. 

Habían recorrido casi 15.000 leguas. Había logrado la primera circunvalación del mundo.


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