VALÈNCIA (EP). Los peritos judiciales del Banco de España Víctor Sánchez Nogueras y Antonio Busquets, responsables de los informes para el juez de instrucción de la Audiencia Nacional Fernando Andreu que provocaron la imputación del antiguo consejo de administración de Bankia presidido por Rodrigo Rato, creen que es imposible que se desconocieran los deterioros de Banco de Valencia porque existía una inspección abierta desde 2009 por parte del Banco de España respecto a "una serie de déficits".
Así lo han indicado en la segunda sesión de la fase pericial del juicio que se celebra en la Audiencia Nacional de San Fernando de Henares (Madrid), donde han asegurado que a 31 de diciembre de 2010 existían deterioros no reconocidos relacionados con operaciones pendientes de reclasificar de normal a dudosos, provisiones que se debían de dotar e intereses que tenían que dejarse de imputar a las cuenta de resultados.
El Banco de España abrió en este sentido un inspección el 3 de diciembre de 2009, mientras que se emitió un informe complementario en marzo de 2011 donde se ponía de manifiesto que esos déficits que se habían demostrado no habían sido tampoco contabilizados en las cuentas del ejercicio 2010, que son las que se integrarían en BFA-Bankia.
"No se puede argumentar que no había información sobre Banco de Valencia cuando, además de la inspección abierta por parte del Banco de España, 17 años antes esta entidad se integraba por el mecanismo de la integración global en los balances consolidados de Bancaja", ha explicado Sánchez Nogueras ante la sección cuarta de la sala de lo penal.
Según ha dicho, este método de integración supone un "perfecto conocimiento" del activo y pasivo, del patrimonio y de los ingresos y gastos, por lo que "bajo ningún concepto" se puede decir que no se sabía. De hecho, el déficit de provisiones de Banco de Valencia, que se decía que podía "dañar la solvencia" de BFA, desembocó el 21 de noviembre de 2011 la intervención de la entidad valenciana.
Por otro lado, Sánchez Nogueras se ha referido a un contrato firmado entre Picton y Bancaja, entidad principal accionista de Banco de Valencia hasta la intervención por parte del Banco de España.
Bancaja tenía unos recursos propios "muy escasos" en comparación con sus activos ponderados por riesgo, han señalado los periciales, añadiendo que a 31 de diciembre de 2010 tras la ampliación de capital en la que se captó 1.350 millones de euros el superávit de la entidad valenciana era "solamente" de 700 millones de euros.
Para que se contabilizara como recursos propios se firmó un contrato de 'swap espejo', ya que en caso de que no hubieran computado como tal Bancaja tendría que haberse apuntado este importe como pasivo financiero y no hubiera cumplido el requerimiento del coeficiente de solvencia del 8% para adscribirse al SIP.
De este modo, se firmó un contrato de permuta financiera por el que Picton recibía un flujo de intereses Euríbor 6 meses +1,90%. "Este 'swap espejo' permitía ocultar la relación de Bancaja con Picton, cuyas ayudas estaban computando como recursos propios", han explicado los periciales. "Se le pone como acreedor, no como accionista", ha remarcado Sánchez Nogueras.
En suma, los peritos creen que los dos principales errores que se cometieron fueron computar el importe de la inyección de Picton en la ampliación de capital como recursos propios y el haberse imputado 395 millones de euros que en realidad no eran imputables por el principio de devengo del 'swap' que seguía vigente durante los 50 años que se firmó.