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atracón de pantallas

'Parliament': sátira y pedagogía sobre el Parlamento Europeo

La serie nos lleva al kilómetro cero de las instituciones europeas para mostrarnos su dinámica en clave de humor

27/11/2020 - 

VALÈNCIA. La política como temática dota a la ficción seriada de multitud de conflictos: lucha de intereses, golpes bajos, tensiones… Suficiente material como para que hayan surgido series políticas de corte realista, como Borgen; idealistas, como El ala oeste…; bastantes sobre escándalos, conspiraciones y puñaladas traperas, como House of cards, Boss, Baroin Noir o Sandal; y, por supuesto, obras cómicas, como Yes, Minister, The Thick of It o Veep. El tono mordaz de Armando Iannucci, precisamente, ha sido fuente de inspiración para el creador de Parliament, Noé Debré, aunque con algunos matices. La serie francesa, disponible en Filmin, es una sátira, pero sin cinismo. Los personajes son ignorantes e inútiles, pero no son tan crueles como era Malcolm Tucker (Peter Capaldi) en The Thick of It. En Parliament tienen características redentorasmuestran su lado bondadoso y su espíritu de cooperación cuando las cosas van realmente mal. 

Samy (Xavier Lacaille) es asistente parlamentario de un eurodiputado francés, bastante huidizo, interpretado por el divertidísimo Philippe Duquesne. Samy entra a trabajar en el Parlamento Europeo el día después del referéndum sobre el Brexit, asunto que también recibe dardos envenenados. Novato en el funcionamiento de las instituciones europeas, le cae encima la defensa de una enmienda en contra del finning, un cruel método de pesca que corta las aletas a tiburones vivos y luego las arroja al mar. Los malvados pescadores que practican este tipo de pesca son… los españoles (cosa cierta, porque hasta que la UE, en 2013, prohibió el finning, éramos el segundo país exportador de Europa). Con un jefe perezoso y que no quiere líos, unos oponentes políticos con malas intenciones, y diversos grupos de lobbies que intentan engañarle, debe sacar adelante su primera enmienda dentro del laberinto burocrático que supone la institución.


El resto de personajes secundarios, aunque parten de mimbres estereotipados, encajan perfectamente en esta comedia “de oficina” (con inspiración en The Office). Por un lado está la asistente británica y reina del cinismo, Rose (Liz Kingsman), casi siempre acompañada por el alemán Torsten (Lucas Englander), quien define a la perfección la historia del organismo. “Chicos, tenemos que dejar de pelear y trabajar en las regulaciones y demás mierdas”. En el polo opuesto está Ingeborg (Christiane Paul), la Angela Merkel, versión guapa, que siempre se sale con la suya. “Hasta las brujas de los cuentos de hadas tienen pesadillas con ella”, dice un personaje sobre Ingeborg.

Divulgación y visibilidad

“Estamos aquí para reír, no para atacar al euro”, defiende Debré en una entrevista. También para instruir. Porque Parliament ofrece comedia y pedagogía a partes iguales. Indirectamente aprendemos sobre los mecanismos del Parlamento Europeo. A su vez, nos informa sobre las corrientes políticas y europeístas. En ese sentido, consigue ser una serie satisfactoria tanto para los euroescépticos como para los defensores de Europa. Los primeros verán una crítica mordaz sobre la Unión Europea, mientras que los segundos empatizarán con la ardua tarea de conseguir llegar a acuerdos por el interés general pese a las diferencias políticas y nacionales, además de reírse de sí mismos. Tal vez, no quedarán muy satisfechos los países orientales, porque prácticamente ni se les ve.

“El problema de Europa no es solamente un déficit de amor, también es un déficit de presencia y visibilidad”, explicó Debré al diario Le Figaro. “Gracias a Veep, House of cards o El ala oeste de la Casa Blanca, todos estamos familiarizados con el sistema político norteamericano”. Sin embargo, por lo general no conocemos en profundidad los diferentes procesos dentro de la Unión Europea. Nunca hasta ahora habíamos visto a través de una serie cómo se elaboran las leyes europeas.

El actor Phillipe Duquesne como el eurodiputado Michel Specklin

Defensa de la versión original con subtítulos

Producida entre Francia (france.tv), Bélgica (BeTV) y Alemania (WDR), sirve de alegato para defender su visionado en versión original. Los diálogos se entremezclan entre el francés, el inglés y el alemán, y ocasionalmente se escuchan algunos de los idiomas de los 27 países miembros. En una escena, en la que nacionalistas y no nacionalistas catalanes acaban llegando a las manos, se escucha también el catalán. “La minoría catalana está oprimida”, protesta el traductor catalán en un debate.

Resulta muy divertido comprobar, ahora que mencionamos el perfil de los catalanes en la serie, cómo los eurodiputados en un episodio utilizan al sector nacionalista catalán para dividir, en un proceso de votación, a la delegación española. Aunque sea para votar algo que les perjudica. O, si me permiten la broma, incluso para votar algo que les perjudica.

Los juegos de palabras idiomáticos juegan a favor de la comedia. Por ejemplo, la palabra ‘aleta’, en inglés ‘fin’, se usa como equívoco cómico para que un evento en defensa de los tiburones se llene de burócratas finlandeses (fins) de la ultraderecha, cuando debería haberse llenado de verdes.

Xavier Laicalle, el clon de Errejón

Actor, cómico, guionista de películas y licenciado en derecho, la interpretación del actor protagonista, Xavier Laicalle, como el ingenuo e idealista asistente Samy, merece mención especial. A su gran dominio del slapstic, como vemos en sus reiterados tropiezos, y a una gestualidad perfecta para la comedia, debemos sumarle en España el gran parecido al líder de Más País, Iñigo Errejón. Más madera para que esta divertidísima comedia se convierta en inolvidable.

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