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el billete / OPINIÓN

PSPV, 1 - Compromís, 0

2/09/2018 - 

La pretemporada política ha tenido en la Comunitat Valenciana un gol por la escuadra no menos sonado que el encajado por Magdalena Valerio, quien ahora pide el VAR después de hacer la estatua durante tres semanas mientras la Organización de Trabajadoras Sexuales (OTRAS) celebraba el tanto. No fue el caso de Compromís, que reaccionó de inmediato al remate certero de Vicent Soler a pase de Ximo Puig en la jugada de los nuevos objetivos de déficit. Fora de joc!, gritaron al unísono los miembros del equipo nacionalista.

Al no disponer de VAR, lo que era un partido amistoso entre los dos socios del Gobierno valenciano acabó como el rosario de la aurora, con durísmias acusaciones de traición y deslealtad hacia el PSPV que acabaron con una entrada fuera de lugar de Mónica Oltra a Gabriela Bravo –jugadora 'franquicia'(*), como dicen ahora los periodistas deportivos– por un quítame allá una comisaría especializada en violencia de género.

Del análisis de la jugada, cabe concluir que el cambio a ultima hora de la abstención al voto a favor fue un gol muy bien marcado aunque no tan espectacular como pretenden sus protagonistas, que cifran en 850 millones de euros las mejoras logradas por Ximo Puig en negociación directa por teléfono con la ministra de Hacienda, María Jesús Montero. Esa cantidad se divide en 250 millones por compensación del IVA de hace dos años, 245 millones por el aumento del límite de déficit y 350 millones que asumirá el Estado de deuda del Consorcio València 2007 (la Marina de València). Los 5 millones restantes son redondeo. Veamos:

El IVA

Los 250 millones por compensación del IVA de 2017 no son una concesión a la Comunitat Valenciana sino a todas las CCAA de régimen común –2.500 millones en total–, arrancada por el gallego Núñez Feijóo (PP) a la ministra. Y no es otra cosa que una mensualidad de IVA que por un cambio legal no se ingresó en 2017 y por tanto no se liquidará a las CCAA en 2019. Para cubrir el agujero, el Gobierno les dará un préstamo sin intereses por ese importe que devolverán en 2021, cuando se liquidarán 13 mensualidades de IVA. Así que la supuesta concesión graciosa del Gobierno no es más que un apaño para un desfase de caja, sin aportar un solo euro más.

Vicent Soler, el 22 de agosto, en el momento de votar desde Morella en el CPFF. Foto: GVA

El déficit

El aumento del límite de déficit del 0,1 al 0,3% en 2019, que es lo que se votaba en el Consejo de Política Fiscal y Financiera (CPFF) el 22 de agosto y que tampoco es un logro de Puig, supone más posibilidad de gasto –2.500 millones– para las CCAA, 245 millones en el caso de la valenciana. Lo que ocurre es que, siendo una concesión notable a las CCAA, es una concesión tramposa. Más déficit significa más gasto, pero también más deuda, cuando lo que la Comunitat viene reclamando es más financiación. De eso se quejaba Compromís y por eso el Consell se abstuvo en la primera votación, en julio, cosa que sentó muy mal a la ministra Montero.

¿Había otra opción? Por supuesto. Si la UE concedió a España 5.000 millones más de déficit y el mayor consenso entre los expertos es que las CCAA deben tener más financiación –unos 16.000 millones–, el Gobierno de Sánchez podría haber empezado a solucionar el problema añadiendo esos 2.500 millones al sistema de financiación autonómica, imputando el déficit –y la deuda– a la Administración Central.

La Marina

La asunción por parte del Gobierno central de 350 millones de la deuda la Marina de València es, en realidad, lo único que saca en limpio la Comunitat Valenciana del cambio de la abstención al voto a favor en el CPFF. Y no es poco. Se trata de una de las reivindicaciones que con más insistencia se hicieron desde el Cap i Casal y desde la Generalitat al Gobierno de Rajoy. Esa deuda del Consorcio València 2007 –40% Administración Central, 40% Generalitat y 20% Ayuntamiento– no se podía pagar y lastraba el desarrollo de la Marina.

Consejo de Política Fiscal y Financiera. Foto: EFE

En este periódico y en esta columna dominical hemos defendido más de una vez que Compromís debe hacer valer sus cuatro escaños, sus cuatro votos en el Congreso, para obtener concesiones del Gobierno a la Comunitat, igual que hace el PNV, porque la política cuando uno no gobierna consiste en eso, en negociar con la fuerza que los ciudadanos han dado a cada formación. Y siendo realista, tampoco se puede pretender que a cambio de un voto a favor que no era necesario para el Gobierno –con la abstención anterior la senda de déficit iba a aprobarse igual–, Sánchez arreglara todos los problemas de la Comunitat. Los 350 millones son una buena contrapartida, no hacía falta ni hinchar la cifra hasta 850.

Hasta hoy, Compromís no ha conseguido nada alinéandose con Podemos en prácticamente todas las votaciones importantes en el Congreso, tanto con el anterior gobierno como con el actual. Ahora, el grupo de diputados que lidera Joan Baldoví ha puesto condiciones para votar en el Congreso a favor del nuevo límite de déficit. Hay partido y cualquier logro será aplaudido, pero el primer gol hay que anotárselo al PSPV.

Prórroga: El PAI de El Grao

Lo cierto es que los socialistas han demostrado en la pretemporada estar más en forma que sus socios. Al gol de Soler hay que sumar la chilena de Sagredo en Paterna con Puerto Mediterráneo y el taconazo de Sarrià en València con el PAI de El Grao. 

Por cierto, a mí, como al alcalde Ribó, tampoco me gusta el PAI que ha diseñado el arquitecto José María Tomás por encargo del Ayuntamiento. Las capas de barniz verde sobre el plano del 'Manhattan' de El Grao –sus 20 torres, una de 45 pisos, son más altas que las previstas en Cullera– no impiden apreciar que esto no tiene nada que ver con València, de la que no respeta ni la continuidad del antiguo lecho del Turia. Es solo una opinión, como la del alcalde. 

(*) Puig y Bravo

Esta semana debatíamos en el periódico si a raíz del enfrentamiento público entre la vicepresidenta Mónica Oltra y la consellera Gabriela Bravo debíamos hacer saber a nuestros lectores que el presidente Puig y Bravo, ambos separados, tienen una relación sentimental desde hace algunos meses. Porque desde hace algunos meses Bravo no es una consellera más a ojos del jefe del Ejecutivo y esta circunstancia, pensábamos, quizás debía ser conocida por los valencianos.

Ximo Puig, Mónica Oltra y Gabriela Bravo. Foto: CORTS

Nos paraba, como supongo que a los compañeros de otros periódicos, la reserva que los medios de comunicación mantenemos en España sobre la vida privada de los políticos a no ser que la aireen ellos. En este caso no se trataba de dar una exclusiva, pues era de sobra conocido en ambientes políticos y periodísticos, sino de ponerle el cascabel al gato en el momento en el que el asunto dejara de ser una estricta cuestión personal, como podía ser el enfrentamiento con la 'número dos' del Consell. Al final ha sido la prensa del corazón –LOC– la que este sábado publicaba la noticia a su manera. Pues ya está dicho.

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