Una de las series de cómic más exitosas, vendidas y premiadas de los últimos años todavía no ha llegado a España traducida. Su argumento es de los que hacen época: un thriller de ciencia ficción en el que los protagonistas detienen el tiempo cada vez que tienen un orgasmo
VALÈNCIA. Tómese el titular en sentido literal. Ese es el argumento de Sex Criminals, un comic de Image. Un pequeño grupo de personas, cuando tienen un orgasmo, pueden detener el tiempo e irse por ahí mientras todo lo demás, la realidad, se mantiene congelada. ¿Qué haría usted en ese caso? ¿Robaría? Los protagonistas, una pareja, es lo que hacen. Pero tienen un buen pretexto, salvar una biblioteca de un embargo bancario y bla, bla, bla... aunque no tardan en aparecer en Miami con toda la pasta como sería de esperar, si bien eso es lo más predecible de esta historia.
Es difícil añadir algo más surrealista al puto de partida de este cómic. Los primeros números reconstruyen la memoria y vivencias de la pareja con el aludido don. Cuando se masturbaban de adolescentes, alucinaban porque el tiempo se detenía a cada orgasmo. Momentos que fueron aprovechados para hacer de todo, para colarse en todas partes, para venganzas, para todo lo que se puede hacer cuando el tiempo se ha detenido.
Técnicamente, paran el tiempo todo lo que dura el "periodo refractario" del sexo, que es lo que va entre un orgasmo y la posibilidad de obtener el siguiente. En el momento en que sienten que su cuerpo está listo para más, el tiempo vuelve a ponerse en marcha. Alguna vez les pilla por ahí de aventura pensando que el reloj no corre.
Y decíamos que se le pueden añadir pocas cosas más surrealistas, pero sí, sí que se puede si lo hacen los autores del invento. A sus fechorías como pareja que para el tiempo a orgasmos, hay que ponerles la aparición de los correspondientes antagonistas. En este caso, la Sex Police. Van vestidos de blanco, como en la portada del disco de Cheap Trick, Dream Police. Y tienen, lo típico, un thriller de persecuciones con los protas.
También uno pensaría que con estas alforjas, poco viaje... pero no. Otro error. La disparatada historia no hace más que mejorar cuantas más entregas van saliendo. Cada vez engancha más y va ganando, no se lo pierdan, en profundidad. Sobre todo al aparecer nuevos personajes.
Por ejemplo, en el número 11, tenemos a un enfermero que trabaja en una residencia de la tercera edad y cuida a su madre, que si bien no llega a la profundidad de personajes cotidianos, vulgares u ordinarios como los de Adrian Tomine o Daniel Clowes, sí que introduce el espíritu de estos en el thriller de ciencia ficción disparatada que tienes entre manos y así lo hace mucho más llevadero.
Sobre todo cuando ese personaje tiene que afrontar después, como es el caso, que de su esperma, que brota mientras se detiene el tiempo, surjan monstruos de manga japonés. Concretamente, un hada con tentáculos de pulpo gigante. Todo de semen, pero en el universo paralelo en el que el tiempo se para tras correrse. En fin, si lo leen se entiende.
Porque esto consiste en ir hacia la emoción por el despropósito y hacia la diversión por el patetismo. Pero siempre dentro de un contexto positivo. En el sentido de que tenemos mensajes feministas por un lado y mucha búsqueda adolescente por otro. Se exponen las dudas sexuales por las que todo el mundo que haya tenido un poco de salud mental se habrá hecho antes de ser completamente adulto. Los que no dudan son los que están más tocados del ala, de eso que no le quepa duda. Y en ese aspecto se puede decir que Sex Criminals es hasta bonito.
Hasta ahora han salido diecisiete entregas en Estados Unidos, quince de ellas disponibles ya en amazon a dos euros cada una. Pese a que está siendo una serie extensa, todavía no se ha publicado en España. Hubo un intento por parte de Aleta Ediciones, pero el año pasado anunció en el blog de la editorial que no podría afrontar su lanzamiento. Dijo que otra casa se haría cargo de su versión en castellano, pero nada se ha sabido hasta ahora.
Una pena, al menos en lo que se refiere a que en España se editen las obras más reconocidas, vendidas y galardonadas en el exterior. Sex Criminals en 2013 fue la novela gráfica del año para la revista Time. Premio Einser a la mejor novedad en 2014. Premio Harvey en 2015, que rechazó Chip Zdarsky, el dibujante, por no estar incluido el guionista, Matt Fraction, y tratarse de un premio que reconocía el humor. Matt, por otra parte, escribió la serie junto a su mujer, Sue DeConnick.
Otra de las noticias que han surgido alrededor de Sex Criminals, esta vez buenas, es que hay un acuerdo firmado con Universal para convertirlo en una serie de televisión. Las últimas noticias aparecidas sobre el proyecto eran que Fraction ya ha escrito el piloto, fiel al comic pero con su propia personalidad, y ha encontrado un productor para llevarlo a cabo. A ver con qué cara se queda el que lo vea sin estar puesto sobre aviso.