El uso nutritivo de harinas de insecto supone una alternativa sostenible y saludable 

Oportunidades de negocio que triunfan en el mercado de los bichos

17/05/2021 - 

VALÈNCIA (VP). Hace poco saltaba una noticia referente a una startup tecnológica, la holandesa InsectSense, que ha ideado un original sistema capaz de detectar la presencia del Covid-19 en una persona. Lo hacen entrenando a abejas, para que identifiquen el virus a través del olfato tras la liberación de volátiles específicos de la enfermedad. Sería esta una forma rápida, económica, eficaz y no invasiva de diagnosticar tanto el Covid como otras enfermedades.

Pero hay más proyectos emprendedores relacionados con las abejas. Uno es el de Camidecol, una idea asturiana seleccionado por La Red Rural Nacional para sus ‘Premios de Inspiración Rural 2021’ que consiste en monitorizar colmenas de abejas mediante el uso de tecnología visual y sensorial para capturar las características físicas del medio ambiente. Así, se determinan la calidad y tipologías de las mieles de la región de forma rápida, utilizando sensores de avance. Su desafío es conectar todos los dispositivos entre ellos y con servidores capaces de compartir datos en línea, a cientos de kilómetros de distancia. El objetivo final es la mejora integral del sector apícola asturiano, desde la producción primaria hasta la venta final de un producto de calidad diferenciada.

También se conoce desde hace mucho tiempo el papel primordial que desempeñan las abejas y los abejorros en el ecosistema, como polinizadores naturales y en la reproducción de las plantas. Sin embargo, el cambio climático, el uso de pesticidas y otras prácticas no deseadas están poniendo en peligro la supervivencia de esta especie. Para avanzar en el conocimiento de lo que está pasando con las abejas, la empresa alemana T-Systems, integrada en el grupo Deutsche Telekom, trajo a España, concretamente a Cartagena y Valencia, su proyecto europeo de colmenas inteligentes.  Mediante unos dispositivos que se valen de sensores de IoT se proponen monitorizar el comportamiento de estos insectos y determinar los factores que influyen en su progresiva desaparición.

Mientras tanto, como sustitutos naturales de las abejas en el proceso de polinización, proponen en la startup agro-tecnológica Polifly el uso de las moscas.

Fundada en Almería en 2017, Polifly investiga, produce y comercializa sírfidos (moscas de las flores) como polinizadores naturales para los cultivos protegidos. Así es como ofrecen una solución de polinización innovadora, económicamente viable y ambientalmente sostenible. La empresa cuenta con una planta piloto que permite la cría intensiva de moscas. “Nuestros productos son potentes polinizadores y una excelente opción cuando los habituales, como abejas y abejorros, no son eficaces”, sostiene Marc Vaez-Olivera, gerente y cofundador de la empresa junto a Yelitza Velásquez. Más tarde se uniría al equipo Fernando López Visiedo. 

La alimentación del futuro

Otra noticia reciente es la aprobación, por parte de la Unión Europea, de la comercialización del primer insecto comestible: el gusano de harina. Argumentan que los insectos son una interesante fuente alternativa de proteínas que puede apoyar la transición hacia un sistema alimentario más sostenible. El gusano de harina corresponde a las larvas del escarabajo Tenebrio molitor, las cuales podrán consumirse en breve en forma de insecto seco entero, a modo de aperitivo, o como ingrediente en otros productos alimenticios.

Que los insectos tienen propiedades protéicas lo sabían ya en Trillions, startup valenciana que se  propone revolucionar el mundo de la nutrición deportiva mediante el consumo de sus barritas y bolas protéicas elaboradas a base de harina de grillo y otros insectos. Fundada por Gabriel Vicedo Cornello y Albert Mas Gomis, argumentan que ya son más de 200 millones las personas en el mundo que consumen insectos en su dieta habitual y que más de la mitad del contenido de la harina de guillo es proteína.

Lo que buscan es una alternativa más sostenible a la proteína que mas se consume en este momento, la cárnica, de la misma manera que optan por la proteína de los insectos en lugar de por la vegetal “porque es más completa”. Se anticipan así a lo que, en su opinión, es la alimentación del futuro.

La mayor planta de producción industrial de insectos

Más allá de sus propiedades alimenticias y como producto elaborado, también cabe resaltar la oportunidad de negocio que supone la producción industrial de harina de insectos, un mercado que mueve al año 4 millones de toneladas con una facturación potencial de 5.000 millones de euros. Empresas como la alicantina BioFlyTech se han especializado en la cría artificial de moscas y otros insectos para obtener de ellos proteína animal de gran valor nutritivo y alta biodisponibilidad.

Bioflytech nace del grupo de investigación ‘Bionomía, sistemática e investigación aplicada de insectos’ de la Universidad de Alicante, un proyecto liderado por el doctor Santos Rojo en el que Jordi Bladé figura como CEO actual. La empresa cuenta con un equipo multidisciplinar de profesionales procedentes del entorno de la investigación aplicada y de la industria agroalimentaria, que se proponen aportar valor dentro de la economía circular. “En 2030, habrá 8’5 billones de personas en el mundo. Alimentarnos de forma nutritiva y sostenible con productos saludables y eficientes es una tarea importante para los países y compañías que cada vez cobra mayor relevancia”, sostienen.

La entrada de Moira Capital en la compañía en 2018 con una inversión 16 millones de euros posibilitó la construcción de una gran planta para la cría artificial y controlada de insectos para su conversión en proteínas y grasas de alta calidad para la alimentación animal en España. La planta, de 3.000 metros cuadrados, cuenta con una capacidad de producción de más de 1.000 toneladas anuales. Entre los productos que han desarrollado hasta ahora, cuentan con harinas protéicas, grasas funcionales, especialmente desarrolladas para mejorar la salud intestinal de los animales, y compost enriquecido 100% orgánico que mejora la estructura del suelo.

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