VALÈNCIA. Cuenta la leyenda griega que un grupo de mujeres, hartas de ser botines de guerra y someterse a los crueles mandatos de los hombres, se refugiaron en las montañas y allí instauraron un nuevo gobierno: una sociedad dominada por y para ellas donde, por fin, podían ser libres. La historia no nos es desconocida; las amazonas, no en vano, es uno de los mitos griegos que más se han instalado en el colectivo imaginario de nuestra sociedad y más se ha narrado a través de la literatura, la ópera y el cine para reivindicar el papel de la mujer. Porque (aunque y a pesar de todo) nunca está de más recordarlo.
Olivia Molina (Ibiza, 1980) encarna a una de estas osadas guerreras. La actriz, que atesora a sus espaldas una prolífica trayectoria que incluye cine (Dieta mediterránea, Memoria de mis putas tristes), televisión (Luna, el misterio de Calenda, Bajo sospecha, Amar en tiempos revueltos) y teatro (Todo es mentira, Tristana), forma parte de un elenco formado por Silvia Abascal, Loles León, o Maxi Iglesias, entre otros reconocidos rostros del sector. Todos se mueven al compás del montaje creado y dirigido por Magüi Mira e inspirado en la obra Pentesilea del dramaturgo alemán Heinrich Von Kleist; una versión “actualizada” donde el movimiento, precisamente, se convierte en una de las principales señas de identidad.
La fisicidad, nos cuenta Molina, ha sido todo un reto. Cuerpo y movimientos conforman un todo; una marea de emociones y pasiones donde subyacen importantes temas como la lucha feminista, el cambio de roles sociales y la toxicidad que desprende el amor posesivo. Las mismas preguntas de antes, distintas respuestas. Y, sobre todo, un contundente mensaje que empodera a la mujer y lo hace valiéndose para ello de una convicción arrolladora. Con estas pretensiones, Las Amazonas prometen pisar con fuerza el escenario de Sagunt a Escena, territorio que se disponen a conquistar los próximos 17 y 18 de agosto. No podían hacerlo en un momento más oportuno.
-¿Qué nos cuenta Las Amazonas?
-Las Amazonas es una función que habla de un grupo de mujeres que, tras vivir sometidas a una serie de injusticias irreparables (como convertirse en botín de guerra y ser violadas, asediadas y encerradas…), deciden tomar la justicia por su mano y recluirse en un lugar apartado para formar una nueva manera de vivir. El mito de las amazonas viene de lejísimos y ha traspasado generaciones; está presente en el imaginario colectivo desde tiempos inmemoriales.
Claramente es un tema que ha resurgido y creo que es necesario que sea así. Las grandes y eternas preguntas de la humanidad no están solucionadas, siempre salen a la luz de nuevo, y necesitan que nuevas generaciones rieguen sobre ellas nuevas ideas y pensamientos renovados. Magüi Mira, creadora y directora del montaje, le da una vuelta de tuerca muy interesante a la versión de Pentesilea de Von Kleist en la que está inspirada y trae la historia al ahora: a un momento de la sociedad, de la civilización, donde no podemos permitir que sigan pasando ciertas cosas. La mujer se sigue utilizando como botín de guerra, en matrimonios concertados, relegada de lugares de poder, con salarios inferiores… Como dice Maguï, esto tiene que cesar por el bien de la sociedad. Las Amazonas cuentan todo esto. Es un mito antológico, pero no deja de tratar de entender el “ahora”.
-¿Qué papel interpretas y cómo te has enfrentado a él?
-Pentesilea (Silvia Abascal) es la reina de las amazonas. Yo interpreto a Protoe, una de las tres princesas que protege la ley, junto con Meroe (Karina Garantivá) y Asteria (Ondina Maldonado). Magüi imagina a estas princesas como una misma mujer con tres pensamientos, o al revés; tres mujeres con un pensamiento que va y viene y llega incluso a contradecirse a sí mismo.
Ha sido muy interesante trabajar codo con codo con dos compañeras maravillosas, Karina Garantivá y Ondina Maldonado. Las tres hemos tenido que hacer un trabajo de fisicidad tremendo, con una coreografía que sostiene una prosa poética y honda a un nivel muy profunda; diferente a todo lo anterior. En ese sentido, también ha sido muy importante la precisión y concentración.
Las Amazonas no se concibe como una obra realista, y los personajes no defienden los textos desde la organicidad, ni con el cuerpo como apoyo espontáneo; al contrario, este se utiliza para crear un código común entre todas las amazonas. Desde la Suma Sacerdotisa (Loles León) hasta Pentesilea, todas tenemos una corporeidad común, una manera de movernos muy concreta que ha creado el maravilloso coreógrafo Joshua Cienfuegos. También ha sido uno de los mayores rectos como actriz; no solo comprender y defender los textos, sino además crear un código físico distinto y único, invención de la propia obra.
-Tristana, obra que representaste no hace mucho, también hace un contundente alegato feminista. ¿Hay una mayor necesidad de tratar este tipo de temáticas ahora?
-Es cierto que responde a un eco o necesidad social que está ahora mismo en primera línea. Con Tristana apetecía recorrerse España y que la gente la escuchara con tanto interés. Evidentemente hay público al que le gusta más y otro al que menos; pero sí existía esas ganas de escuchar realidades que han vivido las mujeres. Tristana en concreto no es una heroína que consigue lo que sueña, pero sí toma consciencia del papel de las mujeres de la época. Se percata de la precariedad, la falta de oportunidades, el hecho de estar sometida a las etiquetas o al qué dirán… Frente a ello, da rienda suelta a su pasión y al amor con todo lo que eso conlleva.
Pero sí: indudablemente hay series, películas y funciones que están respondiendo a esta temática porque es la respuesta a un eco social, es algo que está pasando. Al final, el teatro es un espejo en el que nos hemos de plantear preguntas.
-¿Qué significa para ti el teatro?
-Lo adoro. No es algo que haces cuando no hay otros trabajos; es algo que eliges hacer. Es un sitio sagrado. Como actor o actriz necesitas recursos muy sólidos, pero los puedes ir aprendiendo. Me parece que es un lugar de retorno. Siempre vuelvo al teatro. Y siempre me emociona estar ahí.
-Procedes de una reconocida generación de artistas. ¿Cuánto de cierto hay en el “se nace, o se hace”?
-No lo sé, cada caso es único. No creo que exista una fórmula que defina tu carrera; hay quienes nacen con ciertas habilidades, y otros que con el trabajo las consiguen… Lo que sí que tengo claro es que la clave es el trabajo, la constancia y la fe. Yo me apoyo en esto muchísimo. El seguir formándote como actriz y evolucionar como intérprete es clave para no acomodarte: afrontar nuevos retos, madurar… La interpretación es una manera de vivir. Es muy bonito, pero no hay que perder de vista que uno no puede acomodarse.
Me enfrento a cada trabajo como si fuera la primera vez. Es cierto que vas teniendo recursos y bagaje que te ayudan a resolver, pero todos te sacan de tu zona de confort. El año pasado estuve en Amar en tiempos revueltos con un texto brutal; también, como comentábamos, con Tristana, para defender a una mujer llena de vitalidad arrolladora con un arco emocional increíble; y en Las Amazonas de Magüi Mira, donde de pronto surgen el cuerpo, la emoción y el texto cada uno por un lado. Cada proyecto te aporta las teclas que tienes que tocar; es un trabajo que te hace comprender las diferentes capas que existen. Te vuelve más humano, tolerante y empático.
-Con una mayor de oferta de canales y contenidos, parece que a las series les cuesta más mantenerse. ¿Cómo ves el panorama actual de la televisión?
-Hay proyectos interesantísimos de los que estoy muy orgullosa y siento que cada vez hay más ganas de hacerlo mejor. Creo que ahora somos más rápidos a la hora de tomar las referencias que vienen de otros sitios, donde quizá las industrias son más sólidas por su recorrido y el trabajo y dinero que mueven. También nos estamos adaptando a las nuevos contenidos y plataformas digitales. Todo eso, sin olvidar la oportunidad de contar más historias de mujeres contadas por mujeres. Que haya la posibilidad de elegir creo que suma y no resta. Yo, por ejemplo, consumo muchas series de televisión y me gusta mucho lo que hacemos aquí, cada vez más.
-Apoyas diversas causas sociales a través de tus redes sociales. ¿Crees que las personas con relevancia pública deben también comprometerse con estas?
-A mí me parece que no debe ser una obligación. Cada uno debe hacer lo que sienta que es apropiado y le nazca. Al fin y al cabo, aunque yo soy actriz y tengo una exposición pública, no tengo por qué sentirme obligada a hablar de política; sí de los temas que me salen de forma natural y puedo defender. Pero si es una obligación se convierte en una imposición, y creo que sería falso, anti natura. Es verdad, sin embargo, que el tener un altavoz hacia fuera puede ser una herramienta muy útil para plantear preguntas o apoyar causas que consideramos injustas. Depende de cada uno.
-Confesaste hace algún tiempo que tu relación con las redes sociales, precisamente, es de amor/odio. ¿Sigue siendo así?
-Resulta un tema complicado. Es cierto que son herramientas muy poderosas, donde accedes a grandes movimientos y exploras otras formas de vivir o aprendes de personas que te interesan. Es estupenda como herramienta de trabajo y unión. Pero, al mismo tiempo, se convierte en un arma doble filo para la intimidad, por ejemplo, de los hijos. ¿Hasta donde enseñas? Es algo muy personal que no podemos juzgar. Cada uno decide lo que quiere. Si quieres enseñar tu manera de vivir, adelante, por qué no. En cualquier caso, creo que las redes sociales, a la larga, nos unirá más que dividirnos.
En mi caso, voy probando. Las utilizo casi como un pequeño diario hacia fuera de cosas que me apetece compartir: logros o noticias de los que me siento orgullosa, promoción de proyectos, intereses compartidos… Y es lo mismo que consumo. Lo hago, eso sí, desde ninguna ambición, simplemente como un juego o como una herramienta más.
-¿Qué próximos proyectos tienes a la vista?
-En Sagunt a Escena ponemos el broche a Las Amazonas después de dos meses de ensayo y siete bolos. Tras terminar esta aventura, empezaré con Perfectos desconocidos dirigida por Daniel Guzmán, una versión de la película italiana que también hizo Álex de la Iglesia con un reparto muy bonito y equilibrado: Alicia Borrachero, Antonio Pagudo, Fernando Soto... Estrenaremos el 20 de septiembre en el Teatro Reina Victoria de Madrid.