La fundadora de la EAFI del mismo nombre recomienda actuar con precaución y tener los nervios templados a la hora de moverse por los mercados en estos tiempos
VALÈNCIA. Nostradamus fue un médico y astrólogo francés considerado como uno de los más renombrados autores de profecías sobre el fin del mundo. Su obra 'Las profecías' se publicó por primera vez en 1555 y ya desde entonces se revela el temor del hombre sobre lo que le deparará su futuro. Este comienzo del mes de octubre parece que se planteaba como el principio del fin del mercado alcista. En cuanto se dieron dos días consecutivos de caídas los titulares negativos y los proféticos 'ya te lo decía yo, si esto ha subido mucho' salieron de debajo de las piedras y el miedo a un futuro negro se apoderó del mercado.
No obstante si nos paramos a pensar sobre el por qué de las caídas y lo que está por venir, podemos decir que el mercado puede tener un resurgir como el Ave Fénix, pájaro de la mitología griega que se consumía por acción del fuego cada 500 años pero luego resurgía de sus propias cenizas.
Eso es lo que creo que ocurrirá de aquí a final de año, por catalizadores que quedan en mercado como los resultados empresariales que aún serán positivos. Así, se podría tener un fin de fiesta en verde, aunque hay que cubrirse las espaldas y ser cauto. Ni ser pesimistas ni echar las campanas al vuelo, ser moderado, porque 'en el medio está la virtud'.
Después de un comienzo de año en el que las perspectivas eran muy halagüeñas con crecimiento sincronizado a nivel global, y previsiones de crecimiento de beneficios de doble dígito para las empresas, parece que según avanzaba el año estas previsiones se iban truncando. Ya sabemos qué ha causado estas caídas, a saber: la guerra comercial, la revisión a la baja del crecimiento global por parte de FMI (¡Oh horror dos décimas, esto se hunde!), la subida de precios del crudo, la subida de los tipos de interés, y a eso se une las valoraciones bursátiles que ya estaban en máximos. Como dice el chiste “un economista es aquel que mañana explicará por qué las predicciones que hizo ayer no se han cumplido hoy”. Así pues, después de la explicación ex post todo parece indicar que estamos ante el inicio de una desaceleración. No obstante esa desaceleración creo que aún tardará en llegar y todos los indicadores macro muestran que estamos en una fase de estabilización del ciclo, lo que no sabemos es cuánto durará esta fase.
Si estamos en una fase de estabilización, ¿por qué se han producido estas caídas bursátiles? Podemos buscar la justificación (otra vez nuestra vena de economista) en que la bolsa lo que descuenta son expectativas, y lo que está anticipando es el fin de ciclo económico que ocurrirá en un plazo de 6-7 meses o que la subida de tipos del diez años americano hace menos atractiva la inversión en bolsa. Lo cierto es que la reacción de estas últimas semanas ha sido demasiado virulenta y muestra de ello es el repunte de la volatilidad de 12% a un 24%. Al final por mucho que nos empeñemos y que tengamos una visión menos pesimista que el mercado (mercado, ¿quién es el mercado?) éste es soberano y lo que se trata es de batirle y adaptar las decisiones tomadas al nuevo contexto.
Podemos ser optimistas y pensar que los indicadores aún muestran una buena forma en la economía mundial creciendo por encima de la media del 3% y que Estados Unidos, líder mundial aún está en buena forma, que la subida de las rentabilidades de los bonos estadounidenses ha sido por el buen tono de su economía no por la aceleración del ritmo de subidas de la Reserva Federal (FED), que el precio del crudo se estabilizará o incluso bajará y no es una amenaza inflacionista, que el ruido geopolítico Estados Unidos/China, y de Europa se apaciguará y que por el bien de todos se llegarán a acuerdos. Con lo cual las empresas podrán, de momento, seguir dando beneficios.
Podemos ser más catastrofistas y pensar que la FED acelerará las subidas de tipos por el sobrecalentamiento de la economía americana y las presiones inflacionistas, esto hará subir las rentabilidades y hacer más atractiva la renta fija frente a la variable, que la guerra comercial no se solucionará y que el empecinamiento de los gobernantes llevará a desaceleración del crecimiento, con lo que los beneficios por acción caerán.
Creo que estamos en un momento de indeterminación (indicadores de sentimiento inversor así lo demuestran) donde hay que ser precavido y tener los nervios templados, hay que tener lo que ahora llaman 'psicología de mercado'. Estaría aún invertida en activos de riesgo, en renta variable, ya que aún quedan subidas de aquí a final de año, pero no sobreponderarlos. Los resultados empresariales podrán servir de catalizador para esas subidas y en el peor de los casos de soporte para el mercado. Estoy a favor de seguir invertido en renta variable cubriendo la cartera y equiponderando entre valores cíclicos y defensivos.“El que se mantiene en el justo medio lleva el nombre de sobrio y moderado” decía Aristóteles.
Araceli de Frutos es la responsable de la EAFI unipersonal del mismo nombre