Niego la mayor. El rey James I de Inglaterra en 1616 dijo que “No newis i bettir tan evill newis”, que traducido significa que “ninguna noticia es mejor que malas noticias”. No, las buenas noticias son noticias y es un gusto poder contarlas.
Y eso, sin duda, es lo que querríamos los periodistas. Nos encanta hablar de récords y medallas en las olimpiadas (los paralímpicos nos están dando muchas alegrías y les felicitamos efusivamente por ello), récord en la vacunación (España ya tiene más del 70 por ciento de la población con la pauta completa), cifras que nos hablan de casi llenos turísticos en muchos lugares de la costa española y mucho más…
Sin embargo, hay un récord que va batiéndose a sí mismo día a día y no es precisamente aquello que a los periodistas nos gustaría publicar en la portada de nuestros medios de comunicación o redes sociales. ¡Seguro que ya saben a qué me refiero! Que el precio de la luz nos está dando cifras que no podemos disimular de ninguna manera.
Cuando hace unos meses empezamos a hablar de horarios valle, llano y punta, nos empezó a entrar la risa pensando en poner la lavadora a las doce de la noche y el lavavajillas a las seis de la mañana para aprovechar las horas más baratas de la electricidad. De ahí pasamos a poner cara de perro cuando vimos cómo subía el precio de la luz, aunque utilizáramos los electrodomésticos a cualquier hora del día, es decir, que poner la secadora a las cuatro de la mañana tampoco nos ahorraba tanto.
Y de ahí pasamos inevitablemente a los chistes y memes, que para eso somos únicos. El botijo y el abanico entraron de nuevo en nuestras vidas a saco. Dejamos de utilizar el aire acondicionado y sacamos los ventiladores que teníamos en el trastero. Más duchas de agua fría y mucho hielo en el tinto de verano. Pero también nos llegaron las declaraciones, al borde de las lágrimas, de muchos de nuestros vecinos que se alimentan de bocadillos para no encender la cocina y hacer un puchero.
No tengo conocimientos suficientes para saber cómo funciona el mercado eléctrico, ni para hablar de kilovatios, de potencias, de tarifas reguladas, del mercado mayorista… Pero la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, ha reconocido que el recibo de la luz con tarifa regulada (más de 10 millones de hogares), subirá un 25 por ciento en comparación con el año pasado. Y que los negocios como peluquerías o bares pueden pagar un 30-40 por ciento más que en 2020.
Que el megavatio/hora cueste en estos días más de 130 euros, el precio más caro de Europa, junto a Portugal, no es que sea bueno o malo, es que parece mentira… El triple de lo que se pagaba el año pasado por estas fechas. Y que de lo que pagamos, en torno al 60 por ciento sean impuestos, no deja de sorprender…
La mayoría de los españoles hemos acabado nuestras vacaciones y no es cuestión de encender más los ánimos, pero una cosa está clara. No nos gustaría más a los periodistas que poder escribir en letra bien grande que el recibo de la luz va a bajar. A los que puedan hacer algo… ¡Que nos dejen dar esa noticia, que esa sí que es NOTICIA, así, con mayúsculas!