El vestuario de la serie Narcos se inspira en la moda que vistieron los narcotraficantes más buscados de las décadas de los 80 y 90s. La “narcomoda” surge de los excesos de los años 80, el look latino y el estilo deportivo de los 90. Una estética hortera y muy reconocible que se ha popularizado gracias a 'Narcos'
VALÈNCIA. La exitosa serie Narcos de la cadena Netflix acaba de estrenar su tercera temporada y sigue sumando espectadores que no quieren perderse las andanzas, esta vez, del cartel de Cali. La serie que contó, a lo largo de las dos anteriores temporadas, la historia del sanguinario narcotraficante Pablo Escobar y el cartel de Medellín, logró convertirse en la serie de Netflix más vista en España y en un fenómeno social. Muchas personas bromean utilizando las expresiones y el acento colombiano de los narcos con su ya conocido “hijueputa”, “malparidos” o “berraco”, entre otras lindezas por el estilo.
En el centro de Madrid las pasadas Navidades una enorme valla publicitaria felicitaba las fiestas con un polémico “Blanca Navidad” y la imagen de Pablo Escobar acompañado de un polvo blanco que nada tenía que ver con la nieve. No es de extrañar que el vestuario de la serie que recrea la moda utilizada por los narcotraficantes en los años 80 y 90 sea también motivo de comentarios y análisis. La influencia de Narcos alcanza también al mundo de la moda.
Gracias a la serie el look ochentero y excesivo de aires latinos se ha convertido en un estilo facilmente reconocible y popular. Tanto es así que incluso se le ha dado un nombre propio: “narcomoda” o “narcoestética”. Una forma de vestir hortera y ostentosa que combina a la perfección con la personalidad de los narcotraficantes, delicuentes también de la moda.
María Estela Fernández ha sido la encargada del vestuario de la serie, un trabajo de selección, búsqueda y confección de prendas que le ha llevado más de dos años. Más de mil prendas y complementos inspirados en finales de los años 80 hasta mediados de los 90 incluyendo algunas pertenecientes a los 70 utilizadas en las partes donde se hacen flashbacks a esa década.
La evolución del negocio de la droga se observa a lo largo de los capítulos, de igual manera ocurre con la de su vestuario. La moda empleada por sus protagonistas va cambiando con el paso del tiempo y con la trama de la serie. La primera y segunda temporada de Narcos se centran, sobre todo, en la década de los años 80 incluyendo algunos momentos que transcurren en los 70. Es el periodo de la vida y muerte de Pablo Escobar, protagonista indiscutible de la serie en sus inicios. Un líder controvertido que crea en el espectador fascinación y sensaciones diametralmente opuestas.
Es la fascinación por el antihéroe, algo que tratándose de un personaje que existió más allá de la ficción con cientos de víctimas a sus espaldas es más que discutible. El vestuario de Escobar es también un reflejo de esa dicotomía entre el asesino traficante y el hombre familiar y cercano. Escobar y el resto de los personajes del cartel de Medellín carecen de gusto. Provienen de un medio rural muy humilde y gracias a la ilegalidad en poco tiempo han tenido acceso a ropa cara , joyas y relojes de firmas de lujo. Llevan aquello que es más aparente para que quede claro que la vida -de momento- les sonríe.
En la nueva temporada, el protagonismo recae sobre el cartel de Cali. Sus capos, a diferencia de los anteriores, son personas procedentes del mundo de los negocios , con estudios y que se codean con políticos y autoridades. Eso se traduce en un vestuario menos pretencioso y algo más sofisticado pero sin olvidar su “narcoestética”. Es, en realidad, el mismo estilo pero algo más pulido. La dificultad de vestuario en este caso es mayor pues al contrario que ocurría con Pablo Escobar, de estos mafiosos más discretos hay pocas referencias fotográficas.
Para los miembros del cartel la moda se transforma en un arma más para demostrar su poder sobre el resto de personas al igual que hacen con la violencia y la extorsión. La ropa, joyas y relojes que llevan son una manera de expresar su condición de nuevos ricos, glorificar el negocio y remarcar una masculinidad tremendamente machista. El fondo de armario de un narcotraficante es, en el caso de ellos, más llamativo por el empleo que hacen de los colores y estampados de sus camisas. Intentan transmitir respetabilidad pero siempre buscando distinguirse dentro de la sociedad ya que ellos consideran que están fuera de ella, en la cúpula, controlando a los demás a su antojo.
Pero si hay un elemento característico en la "narcomoda" son las camisas estampadas. Ni una camisa lisa, prefieren los estampados hawaianos, de inspiración tropical y los motivos geométricos.
Las llevan con varios botones abiertos enseñando gruesas cadenas y colgantes de oro. Si visten traje este es en tono crudo, vainilla o colores pastel. Cuando llevan un look más casual eligen polos de punto o de aire retro combinados con jeans o pantalones tipo chinos. Atrás quedó el chándal de los días de Pablo Escobar. En la "narcomoda" los complementos son fundamentales y solo aceptan un material: el oro. Cadenas, sellos, colgantes con motivos religiosos, relojes Rolex, gafas de piloto con montura dorada firmada por Cartier... les gusta todo lo que brilla.
Las "muñecas de los narcos" son dentro de ese mundo machista y materialista, otro trofeo más con el que los narcos compiten y miden entre ellos su poder. Por eso el vestuario de ellas se fundamenta en enseñar escote, piernas y marcar curvas generosamente. Vestidos ceñidos y escotados, joyas llamativas, zapatos de tacón, jeans sin bolsillos traseros tipo malla y bolsos de firmas de lujo. Las mujeres de los narcos blanquean el dinero de la droga en vestidos de grandes marcas como Versace, Escada, Roberto Cavalli o Moschino. Así se comprobó en la subasta, hace unos años, del armario de Elizabeth Montoya, una de las reinas del cartel de Cali.
La moda se nutre de lo que ocurre a su alrededor por eso no es de extrañar que el éxito de la serie Narcos haya influido de algún modo en las tendencias. Salvando las distancias, firmas como Gucci, Dsquared, Valentino o Dolce and Gabbana han presentado en sus colecciones masculinas prendas con cierta inspiración en la "narcoestética" apostando por camisas de seda con estampados llamativos y en trajes de colores poco frecuentes.
La camisa que el Chapo Guzmán, el gran capo del narcotráfico mejicano, vistió en la entrevista que le realizó la revista Rolling Stone se agotó en un par de horas. Algo impensable para una camisa complicada: estampado vegetal con rayas verticales en tonos azules de la marca Barabas.
Pero la "narcomoda" no solo sirve de inspiración para el resto de firmas. Algunas personas han aprovechado la fascinación que crean siempre los personajes mafiosos y controvertidos (desde tiempos de Al Capone) y han creado sus propias marcas de moda relacionadas con los narcos. Es el caso, por ejemplo, de "Pure Blanco" fundada por el hijo de Griselda Blanco, delincuente considerada "la reina de la cocaína". El logo de la marca es una araña viuda negra en clara relación con otra oscura faceta de Griselda que se relaciona con el asesinato de varios de sus ex-amantes.
El hijo de Pablo Escobar busca ganar dinero a costa de la popularidad de su padre a través de la firma "Escobar Henao". La firma vende camisetas con la cara de Pablo Escobar acompañadas de mensajes de paz que resultan cínicos cuando van unidas a la imagen del narco.