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VALÈNCIA. Uno podría decir que los edificios no tienen vida, que son construcciones frías a la espera de ser habitadas. Pero también laten aquellos inmuebles que componen la geografía urbana de una València con muchos corazones. El Institut Valencià d’Art Modern (IVAM) tiene vida y, prueba de ello, es el último proyecto del artista Moisés Mañas (Elda, 1973). Bajo el nombre Parlamento1#. Un comportamiento irracional en torno a una estructura de entretenimiento, el creador ha tomado el IVAMLab con un proyecto que mide en tiempo real la luz, temperatura y compás del inmueble parar generar una obra que solo se puede ver una vez ha caído el sol. “Ese mecanismo funciona por la mañana y está automatizado para que a las seis de la tarde empiece a reflejar la condición de la pieza. Todo el sistema funciona en base a tres parámetros muy básicos: la temperatura, la luz y un compás conectado al objeto físico que está en el espacio. Esa relación triangular va generando que todo el sistema funcione, un juego visual muy geométrico. El día le da vida a la estructura de la noche”, explica el artista.
Por medio de un software conectado a una estructura móvil se va produciendo y creando este ‘ente-estructura’ que evoluciona a través del microgesto, generando información y recreación consigo mismo. Este juego de microgestos y comportamientos audiovisuales forman un agenciamiento maquínico, un parlamento entre el ente-mecánico y el propio edificio. “El planteamiento era: puedo hacer una pieza que no tenga nada que ver con el IVAM o puedo hacer una pieza que, si no es el IVAM, se comporte igual”, destaca Mañas. Esta composición audiovisual supone una “expresión metafórica” de cómo se está comportando el edificio desde las 9 de la mañana a las 6 de la tarde, momento en el que se recogen los datos para dar paso, una vez se hace de noche, a las figuras que toman la fachada del museo.
“El espectador verá una composición lumínica con una serie de formas muy básicas y sencillas. Para mi Parlamento #1 identifica algo importante, la traducción en distintas capas de lo que está pasando en el edificio. Se puede medir de mil formas, en este caso lo hacemos a partir de algo intangible. Hemos creado una estructura audiovisual que se comporta igual que el IVAM”. El título de la obra cuenta, además, con una curiosa palabra: entretenimiento. Un comportamiento irracional en torno a una estructura de entretenimiento. “Evidentemente es una experiencia lúdica, pero uso la palabra como ese momento en el que uno tiene el espacio para reconocer perceptivamente cosas que le provocan una interacción plácida. Esa idea de entretenimiento nos provoca que queramos seguir jugando con ella, pero no tiene nada que ver con la cuestión del videojuego sino con el placer”
Esta supone la quinta instalación de su serie Estructuras del entretenimiento, un proyecto que tiene como eje común ‘El Parlamento de las cosas’ de Bruno Latour. “Entiendo todos estos proyectos como ensayos, por eso les pongo un número, algo que no es novedoso y que se usaba desde las vanguardias. Es muy importante que la obra no se convierta en una pieza única sino en un experimento de laboratorio. Intento convertir el taller en laboratorio, para mi es fundamental”, refleja el artista valenciano. Profesor de Media Art en el Departamento de Escultura de la Universitat Politècnica de València y director desde 2012 el Máster oficial en Artes Visuales y Multimedia, Mañas utiliza desde hace más de 20 años las nuevas tecnologías aplicadas al arte. “En este momento hay un momento dulce. Estamos viendo que los gestores se están preocupando por trabajar, no solo con ámbitos internacionales y con otros gestores de contenidos, sino con los productores de sentidos, que en parte somos los artistas. No nos tenían muy en cuenta, sobre todo a los valencianos”, explica.
Así las cosas, Moisés Mañas afirma que “las grandes producciones a veces son interesantes, pero las pequeñas nos permiten aprender”. Experto en media-art, las nuevas –o no tan nuevas- tecnologías son todavía un desafío tanto para los artistas como para los centros culturales o coleccionistas particulares que completan el circuito artístico. “Hay que dar seguridad al coleccionista de que el arte electrónico se puede comprar. Se nos invita mucho al festival, pero las compras son más complicadas. Todavía no somos Alemania o Estados Unidos”, asevera el creador que apunta a una necesidad de informar pues, en ocasiones, las dudas tienen fácil solución: “un buen registro y un buen manual sobre una pieza de media-art”.
Esta propuesta forma parte de la línea artística denominada IVAM Produce que se concibe expresamente para exhibirse durante un tiempo determinado en espacios del museo no habituales, como la fachada, el vestíbulo o el IVAMLab. La de Mañas es la segunda instalación que acoge el IVAMLab después de que el pasado mes de mayo, José Maldonado (Madrid, 1962) presentara su intervenciónn Doble Y/O Nada, un proyecto de carácter procesual que trataba de establecer vínculos estéticos entre diversas técnicas y disciplinas artísticas, así como construir la narración de un acontecimiento. En total, el IVAM ha promovido este año la producción de obras de una decena de artistas, empezando por Cristina Lucas o Marina Núñez, con sus intervenciones en la fachada del museo, pasando por el mural realizado por Escif en la pared trasera del edificio, o por la instalación arquitectónico-artística de Adrián Torres en la explanada, además de los trabajos de cuatro jóvenes artistas valencianos relacionados con la exposición La eclosión de la abstracción: Inma Femenía, Ana Esteve Llorens, Nelo Vinuesa y Sergio Barrera.
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