VALÈNCIA. Ubiquen el 221b de Baker Street en Tokio en vez de Londres. Cambien a Sherlock Holmes por una eficaz mujer, acompañada por una sensible doctora Wato. Su antagonista, el malvado Moriarty, será la sibilina Akira Moriwaki en esta versión nipona. Con estos mimbres se desarrolla la divertida serie procedimental de ocho episodios, disponible en HBO España.
El primer caso marca el tono de la serie. A un hombre le explotan la tripas repentinamente en medio de un aeropuerto. Las bolsas de sangre artificial se esparcen por la pantalla. La gestualidad de los actores japoneses roza la exageración. Comienzan las carcajadas. Después aparece Sara Selly Futaba, alias Miss Sherlock, una mujer bastante arisca y atractiva que resuelve los casos más difíciles con su ingenio y el del guionista. Más adelante conocemos a su hermano Kento, que parece salido de una película de Kurosawa. El actor tiene una cualidad especial para mover de forma casi imperceptible el labio superior, gesto que utiliza en los planos cortos para demostrar la tensión interna. Algo parecido ocurre con la lacrimógena doctora Wato, recién llegada de Siria. La actriz Shihori Kanjiya clava su sonrisa y su mirada dulce con pasmosa facilidad y cierta artificialidad. Disfruten del maravilloso teatro japonés, porque, aunque estemos viendo una serie de televisión, sus actores mantienen la escuela: gestualidad y exageración.
Miss Sherlock es un producto sin pretensiones y fácilmente consumible que les sacará más de una sonrisa. La serie se inspira en algunas de las clásicas aventuras de Conan Doyle en una adaptación libre. El primer episodio, por ejemplo, está basado en ‘Estudio en escarlata’, mientras que en los dos últimos capítulos la pareja de investigadoras sufre en sus propias carnes la maquinación de la temible Moriyak en una compleja trama que enfrenta a la pareja hasta el extremo.
Sherlock y Wato, ¿más que amigas?
Se ha especulado muchas veces sobre la posible homosexualidad de Sherlock. En la versión de la BBC, pese a que la casera del detective creía que, junto a Watson, se trataba de una pareja gay, para el protagonista no existía el menor interés por el sexo.
En la versión japonesa, sin embargo, la ambigüedad es evidente, favoreciendo la imaginación de los fans en las redes sociales. El shippeo se ha transformado en fascinación por la ‘tensión sexual no resuelta’ entre ambas mujeres. El fandom en Tumblr y Twitter ha puesto nombre a la pareja: #Watolock, una etiqueta que ha crecido como la espuma hasta ser asumida incluso por la cuenta oficial de HBO Asia.
Un personaje admirado en Japón
La veneración de los japoneses por Sherlock Holmes viene de lejos. De forma oficial, exactamente desde que en 1916 el escritor Okamoto Kidô leyó un relato de Conan Doyle. Fue tal el impacto que, inspirándose en el personaje, el autor escribió Hanshichi, la historia de un detective en el Japón de los samuráis.
Para los televidentes resultará imposible olvidar la versión en anime de Sherlock Holmes desarrollada durante los años 80 por el genial Hayao Miyazaki (El viaje de Chihiro, Mi vecino Totoro) junto a Kyosuke Mikuriya. La serie de 26 episodios, producida en colaboración con la RAI italiana, fue emitida en España por TVE y todavía se comercializa con éxito en DVD. La adaptación transformó a los personajes en animales humanizados, la mayoría perros, y la ambientó a finales del siglo XIX. Entre aquellos que disfrutamos de la televisión de los 80 hay quienes la consideran la mejor serie infantil de la época.
El fanatismo por Sherlock Holmes en Japón se evidencia también al conocer al Japan Sherlock Holmes Club, un grupo creado en 1977 con más de 1.200 miembros activos que defiende la fuerte predilección del país nipón por la lectura de los libros sobre el popular detective, desafiando la demanda de las obras de Agatha Christie. “Holmes proporciona un ejemplo sobresaliente de justicia y juego limpio”, argumentan los miembros del selecto clan, “y nos enseña la naturaleza de la deducción”.
Con los donativos de casi seiscientos ‘sherlocknianos’ japoneses y más de quince asociaciones, en 1988 se erigió en la ciudad nipona de Karuizawa la segunda estatua en el mundo dedicada al personaje de la ficción, coincidiendo con el centenario de la publicación de la primera novela sobre Sherlock Holmes. La escultura está dedicada, además, a la figura de Ken Nobuhara, el traductor japonés que llegó a traducir absolutamente todas las obras sobre el investigador. La estatua está en Karuizawa precisamente por eso, porque fue el lugar predilecto para trabajar de su traductor.
No es extraño, por tanto, que HBO Asia se haya decantado por un personaje querido tanto en oriente y occidente, ya que en consecuencia se convierte en muy comercializable en ambas zonas. Según el material promocional, Miss Sherlock ha sido vendido a más de 20 países. Pero si a esto le sumamos el hecho de que sean las mujeres sus protagonistas, pone más de actualidad e interés el producto. Más excepcional es el hecho de encontrarnos con una protagonista femenina fuerte, difícil, incluso algo antipática. Ingredientes que nos hacen estar seguros de que la serie tendrá sin duda una segunda temporada y crecerá en admiradores, porque la versión wasabi de Sherlock Holmes es escapismo del bueno.