VALÈNCIA. Carteles que ofrecen pasear a un perro 15 minutos al día por un médico precio. Bromas visuales sobre la histeria colectiva desatada por el deseo de almacenar papel higiénico, el oro blanco de esta pandemia. Corrosivas dosis de humor negro sobre el aire apocalíptico que ha adquirido este 2020. Sí, hablamos de los memes, una de las pocas tablas de salvación cómica que nos queda en una época que parece guionizado por algún amante de la distopía. Quizás hayas retuiteado alguno o te haya llegado al grupo de WhatsApp de tus amigas del alma con las que últimamente tomas el vermut por videollamada. Puede que lo hayas compartido con esos compañeros de oficina a los que ahora solamente ves en reuniones por Skype. Los conoces. Los has visto. La vida en tiempos del coronavirus no sería igual sin ellos.
Bajo esta perspectiva, la biblioteca del Museu Valencià d'Etnologia ha puesto en marcha el proyecto Mems “Els valencians i el coronavirus” con el que pretende recopilar y clasificar los documentos de esta naturaleza que brotan estos días en redes sociales (una brevísima aclaración para los legos en cuestiones digitales: cuando nos referimos a los memes hablamos de documentos humorísticos que suelen combinar fotografía y textos y que son compartidos de forma viral en las redes sociales). Por el momento, la iniciativa ha recogido más de 220 imágenes repartidas en 13 carpetas temáticas que se encuentran alojadas en el canal de Pinterest de la Biblioteca. De esta manera, resultan accesibles para todo aquel terrícola que los quiera consultar o divulgar. Además, se trata de una propuesta abierta y en constante expansión, por lo que cualquier ciudadano puede alimentar el archivo enviando a los profesionales del Muvaet los memes que encuentre o cree desde su cuarentena hogareña.
¿Un museo que recopila memes, en serio? Pues sí. Y es que, como apunta José Manuel Ruiz Martínez en su estudio Un aproximación retórica a los memes de internet (2018), “más allá de su aparente trivialidad (que se da), los memes están contribuyendo a articular el discurso público en la actualidad, y sirven para conformar y reflejar estados de opinión (…), contribuyen a la discusión política pública”. No es casualidad que en este presente que habitamos se hayan erigido como un recurso habitual en las redes sociales a la hora de abordar acontecimientos de relevancia en clave cómica o irónica, un elemento recurrente de la cultura pop e incluso una revisitación contemporánea de la sátira tradicional. “Forman parte de nuestra vida cotidiana, son una manera de expresarnos y de compartir información (alguna más veraz que otra). Y, además, de hacerlo con un tono cómico. Es una forma de mostrar cómo el humor nos sirve para superar ciertas circunstancias”, señala Amparo Pons, responsable de la Biblioteca e impulsora de la iniciativa.
El proyecto del Muvaet no se basa, pues, en crear por puro capricho un gabinete de imágenes graciosas y comentarios sardónicos, sino de contribuir al conocimiento colectivo a largo plazo: “un profesional de la información tiene el deber de recopilar y catalogar los documentos que considere importantes para después poder analizarlos mejor, tiene la responsabilidad de documentar su realidad”, apunta Pons, quien denuncia que en estos momentos estamos viviendo “una infoxicación en redes sociales alucinante. Si no hacemos esta tarea de pararnos a pensar cómo agrupar y clasificar esa información no podremos ver de una manera nítida que tenemos ante nuestros ojos”.
La idea de ir almacenando ordenadamente estos documentos que invitan a la risa colectiva surgió este 10 de marzo tras el anuncia de que se aplazaban tanto las Fallas como la Magdalena. Un momento inaudito para el pueblo valenciano que de manera instantánea tuvo su respuesta en el cosmos del humor 2.0. “A partir de ahí empezaron a precipitarse los acontecimientos, vimos cómo aparecían un montón de memes que iban volando por las redes sociales y los grupos de WhatsApp. Nos dimos cuenta de que eso había que empezar a recogerlo porque nos parecía una información que podía ser muy útil para los investigadores que quieran estudiar esta época que estamos viviendo”, explica Amparo Pons.
A diferencia de otros procesos documentales que beben de hechos pasados, esta iniciativa hunde sus raíces en el ahora más inmediato. Se trata, por tanto, de un archivo del hoy absoluto que va creciendo conforme sumamos días de confinamiento al calendario de esta primavera tan atípica. Como diría el doctor Frankenstein, el material de este proyecto “¡Está vivooooo!”. “Por eso vamos creando carpetas y subcarpetas con diferentes temáticas a tiempo real según las novedades que van surgiendo. El objetivo es conseguir una clasificación que resulte lo más útil posible y recoja los distintos arquetipos representados”, apunta la también presidente de Col·legi Oficial de Bibliotecaris i Documentalistes de la Comunitat Valenciana (COBDCV).
No en vano, cada noticia sobre la cuarentena que llega a la población provoca oleadas de memes recién salidos del horno digital: en las primeras jornadas, Internet se inundó de bromas visuales sobre las fallas; poco después, llegaron las referentes a las compras compulsivas de papel higiénico, las que abordan las sesiones de aplausos desde los balcones, la figura de Felipe VI o los ya célebres paseos caninos. Y lo que está por venir, pues, como señala Pons “esta propuesta todavía tiene mucho recorrido por delante. Estoy segura de que seguirán apareciendo memes nuevos a lo largo de toda la cuarentena, pero también cuando podamos volver a salir a la calle y retomar nuestras rutinas. Cada vez que haya un cambio o un punto de inflexión en esta crisis, van a surgir nuevas ideas que nos permitan reírnos de este momento mediante este ejercicio de cultura popular”. De hecho, la bibliotecaria del Muvaet destaca que estos documentos suponen “un vehículo comunicativo muy potente. Además, para mí, una de las claves es que está hecho por los propios ciudadanos anónimos y, en ese sentido, constituyen una expresión popular que vale la pena analizar”. Su naturaleza horizontal y democrática (pues “cualquiera puede crearlos y difundirlos)” los convierte en los reyes del mambo humorístico en tiempos de incertidumbre y aislamiento social.
¡Memes por doquier! ¡Memes hasta donde alcance la vista! ¡Memes tuiteados, reenviados en cadenas, convertidos en publicaciones de Instagram! Para Pons, la profusión de estas creaciones en los últimos tiempos se debe a que “a gente cada vez es más diestra en la edición de imágenes, cuenta con muchas aplicaciones y herramientas para hacerlo. Y, por otra parte, demuestran tener un gran sentido del humor y una creatividad importante. Nos pasa a todos que vemos un meme y decimos ‘¿cómo puede ser que no se me haya ocurrido a mí hacerlo si pienso lo mismo que esta persona y me divierten las mismas cosas?”.
Según narra la bibliotecaria del Muvaet, la crisis del coronavirus va a ser “una de las primeras en las que prácticamente el 90% de la información que recibimos y compartimos es en formato digital. Es un fiel reflejo de cómo somos y cómo nos relacionamos, especialmente ahora que estamos aislados en casa sin poder reunirnos”. “Nosotros no podemos salir, pero los memes sí”, sentencia Pons para quien estas imágenes se han convertido “en un punto de unión con amigos y familiares a pesar de la distancia. Una forma de mantenernos en contacto y reírnos de nosotros mismos”
A menudo, es complicado determinar la autoría de estas creaciones debido a que muchas de ellas se van extendiendo a través de la galaxia 2.0 sin una firma que indique su origen geográfico. Con esta cuestión en mente, ¿cómo centrar el tiro para hablar específicamente del caso valenciano? Amparo Pons al aparato para resolver esta duda existencial: “algunos de estos memes hablan claramente de la identidad valenciana, ya no solamente por una cuestión lingüística, sino por los asuntos que incluyen. Por ello, aunque desconozcamos la identidad de su creador, es fácil supone que se trata de alguien de nuestro territorio. En cambio, otros podrían haber sido realizados por alguien de Zamora, Cádiz o Teruel, pero han llegado a la ciudadanía valenciana y, por tanto, también han formado parte de su vivencia de esta crisis”. En tiempos del coronavirus, cada parcela de risa se vuelve un reducto invencible contra la angustia y el miedo. Mientras haya memes habrá esperanza.