VALÈNCIA. ¿Cómo recuerdas los veranos de tu infancia?
Una parte de mi familia desciende de la Marina Alta y el Comtat de Cocentaina, recuerdo los veranos con abuelos y bisabuelos en aquella zona, muy vinculados al campo, a la gente mayor, a los animales. En concreto estábamos en la Vall de la Gallinera, donde hay una pequeña localidad que se llama Patró, ahí pasé mis primeros veranos siendo muy pequeño.
Parece muy idílico y tranquilo, ¿siempre estuviste ahí o al abandonar la niñez cambiaron los veranos?
Siempre han sido veranos muy dispersos porque tenemos familia en Córdoba y Málaga, y en verano los visitábamos. También empezamos a hacer una ruta de Paradores, lugares de gran belleza y con historia para conocer España.
Eres arquitecto, historiador y arqueólogo, y me imagino que eso ha influido en tus destinos de verano.
Sin duda, los enclaves con tradición me interesan mucho, me encanta la historia medieval, el paso de la España visigoda a la musulmana para llegar a la España cristiana. Ya los visitaba con mis padres y ahora con mis hijos. (Luis relata con pasión la historia de España). Ahora acabo de estar en Burgos, León y Toledo para que mi hijo viera in situ los edificios góticos y aprenda a disfrutar de los lugares que son el origen de lo que somos. Toledo fue capital de España (cruce de culturas) y siempre es vibrante recorrer sus calles.
Intuyo que combinas pasión y profesión, los años de Universidad, ¿cómo los recuerdas?
La verdad es que me concentré bastante en mis estudios, y en verano hacía viajes con amigos de la carrera, pero vinculados a la arquitectura y el urbanismo, sin olvidar la diversión. Por lo tanto, aprovechábamos unos días de vacaciones y aprendizaje, lugares como Barcelona con su ensanche y su trama urbanística; también ciudades como Oviedo o Llanes, un lugar de gran belleza. Muchas de estas visitas las hice también con mi padre, y ahora con mis hijos, y me sirvieron para conocer mejor la historia de España, por ejemplo, como surge el prerrománico en Asturias. De esos viajes tanto con mi familia como con mis compañeros, surgió mi pasión por la arquitectura, la historia y la arqueología.
Y después, ¿te casas y cambian tus veranos o no?
Sí, pero a modo de secuencia, seguí haciendo lo mismo. Enseguida nacieron mis hijos, y también hicimos la ruta de Paradores, como he dicho me gustan porque son edificios singulares y con historia. Unos años más tarde, mi padre cayó enfermo y volvimos un poco a los orígenes, volvimos al Comtat, en concreto a una pequeña localidad que se llama Catamarruch y ahí adecue una casa que hemos ido utilizando en verano porque en esas casas grandes cabe mucha gente y puedes compartirlas con familiares y amigos.
Cuéntame más de esa vida social en una casa de pueblo
Es una casa muy antigua, rehabilitada que parece una casa rural. El espacio me ha permitido poder incorporar a muchos amigos, con gran diversidad, reunidos en torno a una mesa con tertulias de debate sin olvidar lo cotidiano. Hay una gran mesa con doce sillones y cada uno se corresponde con un mes del año. Es una casa liberal donde se puede hablar de todo.
¿Cómo concibes las vacaciones de verano?
Como una forma de romper con la rutina, de hacer algo diferente, pero siempre con un objetivo, algo que hacer, no me gusta ni no hacer nada ni las vacaciones muy largas, por eso me gusta ir a sitios donde puedes relajarte y a la vez visitar espacios interesantes. Hay mucha oferta cultural y de ocio en nuestro país, en museos, exposiciones y por supuesto lugares que favorecen las relaciones sociales.
Como decano de los arquitectos, ¿cómo ves la arquitectura residencial en lugares de costa?
La costa, antes era la zona que nadie quería y con el paso del tiempo, los pueblos costeros han pasado a ser los lugares donde se genera riqueza por el turismo de playa y sol. Por ejemplo, Pego no quiso quedarse su franja litoral para no contribuir a su defensa (por aquello de moros en la costa) y por ello Dénia y Oliva lindan por la costa.
En nuestra Comunidad como en el resto de España, la costa ha sido ocupada sin mesura a la hora de planificar el desarrollo urbanístico y hay cosas buenas y cosas muy malas. Los nuevos tiempos exigen moderación y una revisión de los modelos, tanto intensivos como extensivos. Por ejemplo, el modelo de Benidorm, que puede no gustar, hace que existan muchos espacios verdes y libres y en su conjunto, aunque no lo parezca, una menor edificabilidad. En cualquier caso, el debate está abierto.
¿Un lugar de referencia para el verano?
Me gusta mucho ir contracorriente, por ejemplo, voy a la zona de la Marina Alta pero más en otoño-invierno. También durante algún tiempo hemos ido al Campello. Me estimula aprovechar las vacaciones para algo singular, por eso nunca hemos ido al mismo sitio para repetir las rutinas típicas de verano. Prefiero visitar diferentes lugares y vivir experiencias distintas.
Olores, sabores, sonidos de verano
El olor del jazmín mezclado con el olor de un palomar en casa de mis abuelos cuando era pequeño, pasabas mucho tiempo en casa y también recuerdo la algarabía, mucha gente en la casa.
Un día de verano perfecto
Si estoy en mi casa, me levanto pronto, me gusta desayunar en el porche, siempre leo, me gusta la prensa impresa, y sino un libro, suelo llevar varias lecturas a la vez, dar algún paseo por la montaña, luego aperitivo, comida y una pequeña tertulia tras la comida, disfrutando de un destilado con hierbas de la sierra de Mariola. Para acabar el día a veces doy un paseo a caballo y luego para cenar con amigos, hacemos una torrà en casa y disfrutamos de las noches estrelladas de verano.