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Desde los gurús y visionarios hasta los más terrenales

Los sabios que gravitan en torno al emprendimiento

14/08/2017 - 

VALÈNCIA. "Crecimos de una manera desorbitada, pero con usuarios que no esperábamos, fallamos también en la gestión y no supimos solventar una crisis como la que se nos vino encima. Tampoco intentamos monetizar aprovechando el tirón de la aplicación, pero el otro gran error fue hacer caso a gente de fuera, a los gurús del emprendimiento". Así resumía la historia del fracaso de la startup Gosipp uno de sus cofundadores Ignacio Espada Arés. "Ahora sé que nadie conoce tu producto ni  la empresa mejor que tú", es una de las lecciones que extrajo Espada de todo aquello.

La opinión parece unánime. "Yo siempre digo lo mismo en mis clases. Os voy a dar mi opinión. Os voy a dar consejos de cómo creo que deben hacerse las cosas en los negocios. Luego, haced lo que os de la gana porque la responsabilidad es vuestra, los fallos y aciertos también y nadie sabe lo que tiene que hacer mejor que vosotros mismos”, dice Wilhelm Lappe , fundador TheBizTour y mentor de emprendedores desde hace más de 10 años, gran parte de ellos como profesor en la Escuela de Organización Industrial (EOI). 

De forma parecida piensa Justo Hidalgo, cofundador de 24 symbols, profesor y autor del libro Idea, producto, negocio: "No dudo de que siempre hay gente con más experiencia que tu, ni de la buena intención de los que tratan de ayudarte, lo que pienso es que hay que oírlas, pero sin hacer demasiado caso, por muy ensalzada que tengas la figura de la persona que te da su opinión". También Justo Hidalgo tuvo ocasión de recibir consejos en un momento de crisis profunda de la empresa que hoy se mantiene a flote, en parte gracias a desoír las voces expertas.

Sin embargo,  pese a la evidencia, no paran de proliferar en el universo emprendedor figuras que se sienten autorizadas no sólo para repartir experiencias y consejos a diestro y siniestro, sino también para profetizar a futuro y pronosticar lo que es humo y lo que viene para quedarse. Se autodenominan gurús, visionarios, technology evangelist, lifestyle experimentalist, influenciadores, coach empresarial, facilitador, consultor, mentor…y, aunque sea como vía adicional de ingresos, la mayoría cobran por participar en foros de emprendimiento e impartir conferencias.

No obstante, justo es separar el grano de la paja porque en esta aleación ni todos son iguales ni todos hacen lo mismo. "Distinto es oír, por ejemplo, a Mark Zuckerberg (Facebook) decir que pronto viajaremos a Marte que escucharlo en boca de Elon Musk, aunque sólo sea por la fortuna que se está dejando en SpaceX", afirma Hidalgo.

¿Se puede aprender de la vivencia de otros?

Por otro lado, aunque ninguno de los consultados dice fiarse de los gurús o los visionarios, sí reconocen contar, todos ellos, con algún referente inspiracional: Jeff Bezos (Amazon), por su capacidad innovadora, y Enrique Dans, por su trabajo divulgador, para Lappe; Elon Musk para Gil Escartín, cofundador de aeioyou o Carto y Javier Burón, de Audiense para Justo Hidalgo. 

Admiten, asimismo, acudir a foros y conferencias de emprendedores, más por curiosidad y motivación que por pragmatismo convencidos de que las experiencias no son extrapolables. “Lo que hay son personas que saben más que tú en una determinadas materias y de los que los que se puede aprender. Pero eso de presentarse como experto, que es un título que te ponen los demás o tu mismo, porque no existe diploma que lo valide, ya me parece más atrevido”, declara Wilhelm Lappe. Reconoce también el mentor que “en este mundo de las startups y el emprendimiento, de base, todos contamos lo mismo, lo que varían son las circunstancias y las variables de cada equipo y cada proyecto”. En cuanto a si son más provechosas para la audiencia la historias de éxito o las de fracaso, Lappe se confiesa muy poco fan del fracaso, aunque tampoco sea este el tema que predomine en las conferencias. “Verdad que es más habitual el tono triunfante, pero a mí muchas de esas charlas me resultan enriquecedoras y motivacionales. Mas de una vez he salido diciendo, yo quiero estar ahí. Al fin y al cabo, cuando se trata de aconsejar se atreven hasta tus amigos y la familia así que, casi mejor, escuchar a alguien que vive situaciones parecidas”, dice Gil Escartín.

Los más terrenales

Aunque, más terrenales que los gurús y los visionarios, también crece de forma exponencial la plantilla de coach y mentores. "Un mentor es aquel que intenta transmitir unos conocimientos que pueden ser de utilidad a lo largo de todo el proceso de emprendizaje. La mayoría de las veces se basa en su propia experiencia, pero no necesariamente. Tratas de echar una mano con tus conocimientos y de estar disponible para que te consulten, para eso cobras, pero poco más. El coach, sin embargo, intenta ir más allá del negocio, entra también en lo personal".

Carlos Gil

La diferencia que, a grandes rasgos, establece Lappe entre un mentor y un coach la comparte, a medias, Carlos Gil Escartín, fundador de Ingeniero del Cambio. Ingeniero informático y MBA de formación, estuvo trabajando durante muchos años como consultor de negocios, hasta que se quemó. Empezó a interesarse por la Inteligencia Emocional, la Programación Neurolinguística (PNL) y obtuvo un certificado como coach acreditado por la ICF (International Coaching Federation). Fue entonces cuando se vio capacitado para montar la empresa donde ofrece servicios de ayuda a otros profesionales, preferentemente consultores, aprovechando que conoce bien la problemática de sus antiguos colegas. "Cierto que procuramos ahondar en la persona, pero la principal diferencia con un mentor es, en mi opinión, que el primero tiene carácter directivo, te marca las directrices. Un coach nunca te va a decir lo que tienes que hacer, sino que te orienta hacia una indagación personal que te ayuden a identificar dónde fallas y a gestionar el cambio. Por lo demás, nosotros también cobramos".

Acepta, no obstante, Gil Escartín que también en el mundo del 'coach' hay mucha paja, "por eso de que no está regulado y no hay barreras de entrada" y que el término le resulta etéreo, de aquí que optase por la denominación de ingeniero del cambio. Como indicadores que ayuden a un cliente a distinguir entre un buen coach de otro que no lo es sugiere, además de la formación, "tener en cuenta habilidades como saber escuchar, saber crear un ambiente de confianza y estar en sintonía (rapport), no juzgar, transmitir seguridad y, sobre todo, demostrar un interés genuino por el problema de esa persona".

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