VALÈNCIA. Año nuevo, listas nuevas. Es tiempo de que los críticos repasemos lo mejor del 2019 en cuanto a series. Los siempre injustos rankings, sumados a la celebración de los Globos de Oro que simplifica todavía más la diversa y fructífera cosecha seriéfila, fomenta la idea de que apenas tres títulos se pueden considerar lo mejor del año: la segunda temporada de Succession, la segunda tanda de Fleabag y Chernobyl. Punto.
Por suerte, críticos como Lorenzo Mejino, gran devorador de series producidas desde todos los puntos del planeta, nos descubre diariamente la riqueza audiovisual más allá de Estados Unidos y Gran Bretaña. Sin sus pistas, no daríamos con la mayoría de joyas nórdicas, coreanas, centro europeas o de América del Sur. Una buena cantidad de obras magníficas que son olvidadas de las listas de lo mejor del año, no sabemos si por no conseguir un hueco en los Globos de Oro, y en consecuencia, no ser titulares merecidos en los medios, o porque continúa dominando el anglocentrismo audiovisual. Incluso existen títulos procedentes de EEUU y Gran Bretaña que son arrinconados con rapidez cuando no obtienen ninguno de los premios más mediáticos del último mes, puesto que parece que hemos olvidado ya los premios Emmy del 2019. Luego querremos que se tengan en consideración los títulos españoles, cuando somos los primeros en reducir la mirada hacia los países de habla inglesa que dominan el mercado audiovisual.
Después de leer las listas de unos y otros, como en cualquier ranking inintencionadamente se tiene cierta subjetividad (a gustos, colores), voy a cometer el mismo “pecado” y hacer mi propia lista de títulos que considero imprescindibles de este 2019 pero que únicamente he leído en las listas del crítico Lorenzo Mejino.
‘Kingdom’. Corea del Sur. Netflix. La ‘ola coreana’ viene fuerte tanto en las salas de cine como en las plataformas bajo demanda. Corea del Sur ha producido para el celuloide el mejor film del año para muchos, Parásitos, premiado además en los Globos de Oro. Si la industria televisiva norteamericana fuera igual de considerada con las series producidas allí, no habría tenido ninguna duda en incluir entre sus candidatos a premios a la magnífica obra de zombis en la época Joseon, llamada Kingdom. Su creador, Kim Eun-Hee, autor además de Signal, “es considerado como la Shona Rhimes coreana”, como nos apuntaba por entonces el crítico del Diario Vasco.
Una historia trepidante, llena de acción y veloces zombis con grandes dosis de comedia sutil, que trata sobre un príncipe heredero que debe salvar a su pueblo hambriento y oprimido de una plaga de zombis. El virus ha sido propagado por culpa de su propio padre, primer infectado durante la dinastía Joseon.
“Los zombis en Kingdom sirven de metáfora de una masa descontenta que arrasa con todo”, nos explicaba por entonces el bloguero valenciano especializado en el audiovisual asiático, Tomás Rubio, creador de la web chanpoo.com. La reflexión es de febrero del 2019, bastantes meses antes del estreno de Parásitos. Si releemos a nuestra compañera de Culturplaza, Beatriz Martínez, decía en su reseña de octubre sobre el director de la película coreana que “siempre ha puesto su foco de atención en el ciudadano medio asfixiado por la falta de expectativas vitales y lastrado por la discriminación”. Si miramos ahora con perspectiva sendas visiones, es evidente que tanto el film como la serie transmiten desde diferentes géneros y temáticas exactamente lo mismo: insatisfacción, sentimiento de inferioridad, desigualdad social… Bravo por los creadores de Corea del Sur. Que en 2020 nos den muchas más.
‘Beforeigners’. Noruega. HBO. Una mezcla de noir, policiaco, ciencia ficción, épica vikinga, crisis sobre los refugiados y hasta feminismo (tan de actualidad). Beforeigners (o Los visitantes, como se ha traducido en España) está coprotagonizada por la actriz finlandesa Krista Kosonen, en el papel de la agente de policía de origen vikingo Alfhildr Engisdottir. Sin duda el mejor personaje femenino del año, al retar todas las convenciones de género y modales occidentales. Su ‘womanspreading’ en pantalla, su pelo desvencijado y su comportamiento fuerte y vikingo, son, desde luego, un hito en la evolución de la proyección de las mujeres en pantalla.
‘The Sleepers’. República Checa. HBO Europa. El amargo thriller de espionaje durante los años previos a la caída del telón de acero, otorga el protagonismo en un personaje femenino, como en la serie anteriormente mencionada. En este caso se trata de un perfil a priori débil e inocente, que poco a poco demuestra su integridad, idealismo y fortaleza. En 2019 se celebraba el 30 aniversario de la ‘Revolución de terciopelo’. Un homenaje a aquel momento histórico impecable.
‘Bauhaus: una nueva era’. Alemania. Canal ARTE. Y de aniversario en aniversario, llegamos a la miniserie alemana, disponible en España en Filmin, que celebra el centenario del nacimiento de la Escuela Bauhaus en 1919, al desarrollar su historia a través de las biografías de sus conocidos profesores, colaboradores y estudiantes. Una serie de personajes basados en los reales que no se deja en el tintero las reflexiones filosóficas y artísticas de los creadores de la modernidad.
Retorno a E.E.U.U. y Gran Bretaña
Entre los productos anglosajones, inexplicablemente se han quedado fuera de muchos rankings y premios algunas de las mejores obras del 2019.
‘Así nos ven’. Estados Unidos. Netflix. No sabemos la razón, pero resulta curioso que la miniserie que recibió el premio al mejor actor de reparto de miniserie en los premios Emmy del 2019 (Jharrel Jerome), ni aparecía entre las candidaturas a los Globos de Oro, ya fuera por su excelente casting como por la magnífica miniserie en global, tal y como reseñamos el pasado mes de junio. Durante el primer semestre del año pasado, se hablaba con fuerza tanto de feminismo como de racismo. Cerrado el año, descubrimos que lo segundo, la crítica más potente al sistema policial y judicial norteamericano, la revisión de la opresión vivida por los afroamericanos durante décadas, ha desaparecido del mapa y los Globos de Oro estuvieron copados por los blancos de-to-da-la-vi-da-de-dios.
‘Mindhunter’. Estados Unidos. Netflix. No somos defensores a ultranza de cualquier producto de Netflix porque sí, ni mucho menos. Más bien lo contrario. Pero cuando alguno de sus títulos nos sobrecogen, tampoco pecaremos de tener prejuicios hacia la plataforma más popular del mundo. Es el caso de la segunda temporada de Mindhunter que, pese a no ser tan redonda como su primera temporada (principalmente por lo desaprovechada que resulta la actriz Anna Torv), continúa enganchándonos con fuerza, además de destacar por el cameo de Damon Herriman como Charles Manson. El mismo Damon Herriman que también ha interpretado a Charles Manson este 2019 en la película Once upon a time in Hollywood de Tarantino. Un actor que todavía no se entiende que no le haya llegado su hora para recibir algún premio interpretativo por sus siempre inquietantes personajes (véase, por ejemplo, en la serie Quarry).
‘The boys’. Estados Unidos. Amazon. Las historias de superhéroes no tienen por qué ser un género menor. Mejor dicho, de anti-superhéroes. Y menos aún cuando se trata de una crítica mordaz precisamente a los superhéroes. Una serie sobre corrupción, narcisismo, abuso, egoísmo y fascismo, que bien podríamos llevarnos a la vida real, al recordarnos que el poder corrompe y somos carne de vivir abusos por parte de aquellos que tienen el control (político, social, incluso emocional) sobre nosotros. Una gran lección de vida.
‘Years & Years’. Gran Bretaña. BBC. ¿Qué fue de la distopía del año? La desesperanzadora miniserie de Russell T Davies (Queer as Folk Doctor Who, a Very English Scandal), que tantos halagos generó en redes sociales, incluso por parte de algunos políticos, parece que ha sido olvidada ya, seguramente por la euforia de que por fin tenemos nuevo gobierno, y por tanto, recuperamos la esperanza de un futuro mejor después del terrible 2019. No debemos olvidar, sin embargo, que en cualquier momento puede tambalearse nuestra supervivencia y nuestra cordura. Y que, gracias a las series, podemos sujetarnos ante cualquier vendaval de hijoputismo.