VALÈNCIA. Comienza el nuevo curso y con la vuelta a los despachos toca desempolvar aquellas cuestiones que quedaron pendientes antes de las vacaciones de verano. Y en cultura hay unas cuantas. Agosto dio tregua, entre otras cosas, al conflicto entre los trabajadores de las artes escénicas y la Conselleria de Cultura, tras una reunión cuyos frutos se irán viendo en las próximas semanas. También es especial este curso para el Espai La Granja, que está pendiente de ver qué presupuesto le cae para afianzar o no su impulso, o para Berlanga. No el director, sino las instituciones que están dando forma a un centenario infinito. Cuestión de afianzar también miran desde el EACC o el Teatro Principal de Alicante con ilusión a las instituciones para que solventen en estos últimos meses del años sus cuentas pendientes. Toca revisar la bandeja de entrada.
La Generalitat Valenciana, el Ayuntamiento de Alicante y el Banco Sabadell, propietarios del Teatro Principal de Alicante, se han citado el 23 de septiembre para celebrar el consejo de gobierno y su junta general de forma telemática. Se trata de la primera reunión de ambos órganos desde septiembre de 2019 y muchos son los asuntos pendientes. Entre ellos, la aprobación de la programación para 2022-2023, la revisión del impacto de la pandemia y la actualización del estado de tesorería. A ello se añadirá, además, el informe sobre el estado de amortización de la deuda pendiente con proveedores respecto al déficit que se viene arrastrando desde el año 2012.
La sala arrastra un déficit que supera los 958.000 euros, que no se ha llegado a cubrir pese a la entrada de la Generalitat en el accionariado, en diciembre de 2018. Según avanzó este diario, el Ayuntamiento propondrá un incremento de las aportaciones anuales que realizan los tres copropietarios con el fin de zanjar la deuda en tres años. Por su parte, la Generalitat ha venido manifestando su predisposición a incrementar la aportación, aunque está por ver si podría acceder a duplicarla. De la sintonía que demuestren las instituciones involucradas, dependerá el despegue de una sala que lleva dos años en parálisis. Ni se ha abordado la liquidación de la deuda, ni se ha nombrado a un nuevo director desde abril de 2019 (tras la salida del actual portavoz municipal del PSOE, Paco Sanguino), ni se ha iniciado la rehabilitación del edificio.
El Palau de la Música empieza el curso sin haber presentado aún la temporada, algo que suele suceder a principios de julio. Será cuestión de días, pero en todo caso, hay mucha expectación por conocer cómo será esta temporada, la tercera que tendrá lugar en muchos espacios… Excepto el propio.
La reforma del Palau está ahora mismo a la espera de resolver el concurso de ejecución de obras. Una vez adjudicado, tendrán que pasar 15 meses que se han establecido para llevar a cabo los trabajos. En el mejor de los casos, principios de 2023 sería el momento de recuperarlo. Todo depende de que, en el concurso que se desarrolle este otoño, no haya tantos sobresaltos como en el de redacción y dirección de proyecto.
Esta también será la temporada de transición entre Ramón Tebar y Alexander Liebreich, nuevo director de la Orquesta de València. La formación quiere pasar página y buscar una complicidad con el alemán que no encontró con el valenciano. También sobrevolará estos meses la resistencia de la Banda Municipal en pasar de ser personal del Ayuntamiento al Palau. Desde el consistorio ya ha empezado el proceso, pero los sindicatos denuncian que el cambio significará un empeoramiento en sus condiciones laborales.
La Comunitat Valenciana gestionará 13,2 millones de los fondos europeos asignados a cultura hasta 2023. Un montante que, sin duda, supondrá un revulsivo sin precedentes a unos sectores que han padecido gravemente las consecuencias de la situación sanitaria. La cantidad ya se sabe, las líneas maestras -diseñadas por el Ministerio- también. Ahora falta que desde la Conselleria de Cultura justifiquen cómo y para qué quieren el dinero. Sin proyecto no hay fondos, y ese es el trabajo de estas semanas, que tendrá que ir a destajo para que las ayudas empiecen a llegar a los trabajadores y trabajadoras de la cultura a principios de 2022.
Una de las líneas más importantes será el proyecto Spain Audiovisual Hub, que en el ámbito estatal supondrá una inversión de 1.600 millones de euros para reforzar al sector audiovisual estatal. Un empujón que coincide con València reafirmándose como plató para grandes y pequeñas producciones, y un talento local que -poco a poco- va ocupando espacios que hasta hace unos años estaban muy lejanos.
El conflicto del IVC con la plantilla de interinos se ha calmado en período vacaciones, pero sin duda, ha sido uno de los conflictos culturales más crudos del pasado curso. Tras el shock del ERE en la anterior empresa CulturArts, la plantilla en situación irregular de interinidad no ha encontrado una solución por parte de la administración pública. Todos los departamentos del Institut se encuentran en pie de guerra por la falta de personal, las externalizaciones y porque, hasta ahora, la única solución posible para reducir la temporalidad pasa por sacar a oposición las plazas, vía que rechazan completamente las personas que llevan incluso décadas en esta situación laboral.
Si en noviembre de 2019 la plantilla técnica argumentó estar “al borde del colapso”, en enero de 2021 este diario adelantaba la denuncia de cierta deriva en las condiciones laborales que les mantenido en pie de guerra con la dirección de la institución.
Pero, sin duda, el gran símbolo de los conflictos internos del IVC ha sido el Cor de la Generalitat. La formación en su totalidad se encuentra en esa situación de interinidad. Así ha sido durante tres décadas. La ley ha catapultado una salida urgente y desde el Cor rechazan frontalmente la propuesta por la administración. Este curso han llevado más lejos que nunca sus reinvindicaciones, provocando una alteración en la agenda de Les Arts por primera vez en su historia.
Al final del curso, la situación llegó al límite y se llegó a una paz momentánea: el compromiso del IVC en buscar una alternativa antes de ejecutar el modelo propuesto hasta ahora. Este trimestre vence el primer examen que se pusieron, el de encontrar una mediación con competencias para abordar este conflicto laboral.
Pocas batallas se han librado en el ámbito cultural como la vivida en los últimos meses entre el Institut Valencià de Cultura (IVC) y los profesionales de las artes escénicas. Las críticas a la resolución de ayudas era la gota que colmaba un vaso que se desbordó dejando una lluvia de comunicados, peticiones de dimisión y hasta la constitución de una asamblea independiente para tratar una crisis que rebajó su tono a finales de julio. Tras semanas de tensiones, el conseller de Cultura, Vicent Marzà, y la secretaria autonómica de Cultura, Raquel Tamarit, accedieron a reunirse con once asociaciones del sector para tratar de dar solución a sus peticiones. Como resultado, la conselleria se marcó como objetivo una mejora “inmediata” en el sistema de ayudas y, a medio plazo, la creación una comisión de trabajo con el objetivo de abordar mejoras estructurales en materia de artes escénicas encaminadas a la creación del Plan Estratégico Cultural 2021/2023, cuya presentación está prevista para las próximas semanas. Aunque los profesionales aplaudieron el resultado, ampliaron la lista de deseos con peticiones como la necesidad de dotar de una mayor plantilla y mejora de los perfiles profesionales en el IVC así como la transformación de un modelo de bases de subvenciones “basado en la rentabilidad económica” hacia uno basado en la “rentabilidad cultural”
En cuanto a artes escénicas, las aguas también andan revueltas en la Diputación de Alicante. Las asociaciones que participan en la mesa sectorial que convocó la institución provincial en 2020 para organizar un festival de nueva creación y abordar las problemáticas del sector le han recriminado a la diputada de Cultura, Julia Parra (Cs), que el sistema elegido (subvenciones a municipios) para crear esa estructura “ha demostrado su ineficacia” por el “nefasto retraso en la resolución”, según critican. Por lo que reclaman la creación de un ente autónomo que gestione, no solo ese nuevo circuito provincial, sino también nuevas acciones.
Con la convocatoria general para el cambio de direcciones en distintos proyectos del IVC se dio respuesta a la inestabilidad que venían acarreando durante años, una renovación de caras que dio un respiro a gestores y equipos. Sin embargo, hay uno de ellos que es –quizá- el que más mimo necesita. Se trata de La Granja, un espacio dedicado a la danza que desde hace unos meses opera bajo la dirección de Guillermo Arazo. El proyecto con el que llega es ambicioso, con el objetivo de generar desde La Granja, cuya sede se ubica en Burjassot, un espacio de creación que lleve proyectos a toda la Comunitat y que impulse a las compañías a través de una nueva oficina de internacionalización. Lo hará, además, de la mano de las asociaciones profesionales del sector, que contarán con un espacio de trabajo fijo en el inmueble. Pero, ¿tiene los recursos necesarios para ello? “Esperemos que tenga más [presupuesto]. Este año tenemos 90.000 euros. La idea es que se amplíe para el año que viene”, explicaba Arazo durante una entrevista con este diario. Habrá que ver estos meses cómo se portan los presupuestos con él.
Si bien el IVC ha dado respuesta en este curso a las direcciones de La Granja, Sagunt a Escena o Cinema Jove, todavía tiene una cuenta pendiente: el Espai d'Art Contemporani de Castelló. Aunque hace años que se prometió solventar esta cuestión, desde la conflictiva salida de Lorenza Barboni en 2018, lo cierto es que se ha ido dejando aparcada… hasta ahora. “Estamos preparando una plaza específicamente pensada para el EACC, lo cual le dará más identidad y singularidad", adelantaba el director del IVC, Abel Guarinos, durante una entrevista concedida a Culturplaza el pasado mes de julio, en la que apuntaba a final de verano como fecha para su posible licitación, una publicación que todavía no ha llegado. Con este movimiento la Conselleria de Cultura no solo dará solución a la falta de dirección en el espacio –gestionado de manera accidental por el delegado territorial del IVC en Castelló, Alfonso Ribes- sino que también reafirma su confianza en el EACC como proyecto del IVC, tras haberse planteado una inclusión en el Consorci de Museos –con quien colabora habitualmente- o, incluso, una reconversión en sede del IVAM que está lejos de ser una realidad.
El Año Berlanga tiene un gran hito indiscutible: la gala de los Premios Goya 2022. La cuenta atrás empieza a correr, ya solo quedan cinco meses para la fiesta del cine español. La Academia y el Ayuntamiento de València empezarán a diseñar y presentar algunos de los detalles de la gala (hasta ahora solo se conoce que la localización será el Palau de Les Arts).
La cita de 2022 estará aún claramente determinada por la situación epidemiológica, que llevó a la organización de la gala del año pasado a hacer un buen puñado de modificaciones a toda prisa. El reto que se han marcado las administraciones públicas también es el de que los Goya sea el escaparate, ya no solo de la memoria de Luis García Berlanga, sino también del audiovisual valenciano.