Los carteros, héroes silenciosos en primera línea

20/04/2020 - 

VALÈNCIA. Calma. Tranquilidad. Un silencio transitorio entre adoquines solo interrumpido por el traqueteo de su carro. Pocos son los transeúntes que se cruzan a su paso. Con paso firme, recorre las calles del barrio para repartir el correo, un servicio esencial que no duerme. Su ruta se ha ampliado para suplir la reducción de plantilla. Zonas nuevas donde hay recelo, desconfianza de los vecinos. También ellos lo tienen. Y es que en tiempos de coronavirus el miedo se ha convertido en un compañero en el día a día de todos. Pese a todo, los carteros siguen trabajando manteniendo ese hilo directo de los ciudadanos con la realidad. Unos héroes silenciosos que desde el principio han estado en la primera línea ante el virus. 

Considerados como servicio esencial, desde la declaración del estado de alarma estos profesionales han continuado al pie del cañón prestando el Servicio Postal Universal que garantiza el Estado de forma permanente en todo el territorio nacional. Correos ha adoptado distintas medidas organizativas como reducción de turnos y plantilla y reparto de material de protección para el personal. Desde los primeros días de confinamiento, los carteros han sido de los pocos colectivos que rompían con el mutismo que reinaba en las calles de toda España. Pero no siempre con las mejores garantías, según denuncian los sindicatos.

"Las primeras semanas fueron infernales. Pese a la insistencia de que se garantizase la salud de los trabajadores, no llegaba el material de protección y tenían que salir a la calle sin mascarillas", explica Miguel Ángel Rámirez, secretario del sector postal de UGT-PV. "El cartero siempre está expuesto y era un riesgo que no se podía asumir", subraya. Sin embargo reconoce que finalmente llegó el suministro -guantes, geles y mascarilla- y ahora la situación es de "normalidad" dentro de la situación excepcional que se vive. Además, se han instalado unas 4.500 mamparas protectoras en todas las oficinas de Correos de España para incrementar la seguridad de los trabajadores, aunque desde UGT insisten en que esta protección no ha llegado a las oficinas de las zonas rurales donde también se presta servicio. 

Foto: EDUARDO MANZANA

De hecho, esa falta de equipos llevó a Juanjo, profesional en València, a no salir a repartir a la calle la primera semana de estado de alarma y permanecer en la oficina trabajando. "Nos dieron esa opción y yo me negué a salir a repartir porque vi un riesgo repartir sin mascarilla. Me he sentido invisible cara al Estado porque nos mandaban a la calle sin protección. Era como si no existiéramos. Ahora ya tenemos el material necesario", señala. 

"NOS HEMOS SENTIDO INVISIBLES DE CARA AL ESTADO PORQUE NOS MANDABAN A LA CALLE SIN PROTECCIÓN"

Desde hace más de 6 años lleva la correspondencia a la misma zona. Los vecinos son ya viejos conocidos. Pero ahora también cubre otras zonas cercanas para suplir la reducción de personal que trabaja cada día en las calles. La empresa ha establecido turnos alternos, unos equipos trabajan un día; otros, al siguiente. "En las zonas que no son las que suelo cubrir me cuesta entrar en los patios porque hay más reticencias y no me abren o no se creen que sea el cartero", explica, aunque entiende que en estos momentos de tensión e incertidumbre al "extraño" se le mire con suspicacia.

Lo que sí tiene claro es que para la carga de trabajo que tienen en estos momentos, las plantillas deberían reducirse. Una opinión que comparten los sindicatos que ponen el acento en la necesidad de garantizar la seguridad de los trabajadores que a diario trabajan en el reparto postal. "El volumen ha bajado. El otro día repartí cartas de administradores de fincas y propaganda de un supermercado", señala Juanjo. No obstante, el tirón de las compras online sí ha generado movimiento en el reparto de paquetes, unos envíos que desde los sindicatos ven "innecesarios" porque no forman parte del servicio esencial que deben prestar en estos momentos. 

"Corremos un riesgo innecesario para repartir fundas de móvil"

Y es que dentro de los servicios esenciales están las cartas, paquetes azules a domicilio, giros postales y algunas notificaciones administrativas, pero el furor por las compras por Internet también les obliga a repartir otro tipo de contenido. Por ello, reclaman que el trabajo se ciña al servicio que sea esencial como marca el Real Decreto de estado de alarma. 

"Entendemos que tenemos que repartir paquetes con alimentos o medicamentos, pero estamos corriendo un riesgo innecesario repartiendo paquetes con fundas de móvil y artículos que no son importantes", critica Verónica, cartera en València. "¿Hace falta exponer a tanta gente en la calle para llevar servicios no esenciales cuándo se ha decretado un confinamiento entre la población?¿Qué sentido tiene comprar ahora ropa?", se preguntan desde CCOO PV. Pero no solo eso, también consideran que hay impresos que podría prescindirse su entrega.

Foto: EDUARDO MANZANA

Verónica también vivió el principio de la crisis sanitaria con algo de miedo. Ahora está más tranquila porque tiene material para protegerse. Explica que los envíos que no se pueden dejar en el buzón se entregan en el suelo de la puerta del domicilio requiriendo los datos al destinatario si fuera necesario, pero sin la necesidad de la firma digital para evitar cualquier contacto entre trabajadores y clientes. "Eso nos da seguridad", sostiene.

Sin embargo, se ha encontrado casos en los que el destinatario no quería que subiera a entregarle el paquete. "Le explicas que no va a tener que firmar, que simplemente es dejarle la correspondencia, pero la gente tiene miedo", indica. Aunque también se ha encontrado casos al revés. El envío podía dejarse en el patio, pero la persona no se ha fiado y ha bajado a por su paquete. 

Reducir plantilla en oficinas

En las oficinas de Correos el horario se ha reducido dando servicio al público de 9.30 a 12.30 horas de lunes a viernes. El turno de tarde se ha suspendido como también el reparto en sábados. Se han instalado mamparas protectoras y distribuido material de higiene y seguridad, pero los trabajadores creen que no es suficiente. La queja es generalizada: en algunas oficinas el espacio es escaso, mucha gente trabajando y es imposible cumplir con la distancia de seguridad. 

"Somos todavía demasiada gente dentro de los locales, aunque se haya reducido la plantilla. Así es complicado mantener las distancias. Estamos muy juntos y apretados, casi como sardinas en lata", señala Juanjo que explica que ha tenido que mover su mesa para cumplir con las recomendaciones de Sanidad. Además, también afean la falta de medidas de refuerzo de limpieza en los locales.

Foto: EDUARDO MANZANA

Ante esta situación, desde UGT y CCOO reclaman una rotación de la plantilla y que solo el 25% del personal esté prestando el servicio para evitar nuevas transmisiones y contagios dentro de un colectivo fuertemente afectado por la virulencia del virus. Y es que denuncian las "elevadas cifras de contagio y el alto porcentaje" de trabajadores afectados por coronavirus. De acuerdo con las cifras oficiales, en España hay unos 850 trabajadores positivos y casi 2.500 en cuarentena. En la Comunitat Valenciana, hace una semana, el número de trabajadores en cuarentena superaba ligeramente la veintena con cuatro contagiados, según las organizaciones sindicales. 

Más seguridad y garantías para seguir trabajando. Esa es su exigencia. "Entendemos que somos esenciales, pero no es necesaria tanta gente a diario repartiendo por las calles ni en las oficinas", insisten. Pese a todo, estos profesionales seguirán a diario llevando las cartas y paquetes de miles de españoles. Con sigilo, sin hacer mucho ruido. Porque ellos son otros héroes silenciosos dentro de esta crisis.

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