La carrera por el material sanitario rompe el mercado y causa una radical disparidad de precios

Los aviones chinos de Puig: una subasta en la que la Generalitat ya lleva gastados 13,5 millones de euros

18/05/2020 - 

VALÈNCIA. Camino de 14 millones de euros y subiendo. Eso es lo que le han costado hasta ahora a la Generalitat los primeros diecisiete envíos de material sanitario comprado a China para luchar contra el coronavirus. El coste, que durante semanas ha permanecido oculto hasta que los correspondientes contratos han comenzado a ser publicados con cuentagotas, será bastante superior porque de momento ya son veintidós los vuelos charter en los que se ha comprado espacio.

El coste está condicionado por la carrera desaforada que gobiernos de todo el mundo mantienen en los dos últimos meses por conseguir mascarillas, guantes, batas, test y todo tipo de elementos de protección para combatir la pandemia. Una demanda disparada y concentrada en poco tiempo para conseguir sacar con la mayor urgencia el material del mayor –y casi único– fabricante mundial.

El Gobierno valenciano, que fue uno de los primeros que consiguió abrir la vía para lograr relativa regularidad en en la llegada de estos vuelos especiales, también ha sufrido las consecuencias de este mercado completamente roto y con costes alejados de toda lógica y notables diferencias entre los diferentes contratos.

Con los datos que se han hecho públicos hasta ahora, la Conselleria de Sanitat ha contratado la compra de espacio en las bodegas de los aviones procedentes de China con tres proveedores. A falta de conocer la factura final, el primer y mayor proveedor logístico de la Generalitat ha sido el empresario chino Chen Wu Keping, contacto facilitado por la secretaria autonómica de Economía, Rebeca Torró, para la llegada de estos aviones en lo que el Consell bautizó como Operación Ruta de la Seda.

Desde entonces, la portavocía del president ha informado con todo lujo de detalles de las operaciones logísticas, pero nunca ha revelado el coste. La confusión llega hasta el punto de que la Generalitat siempre habla de "aviones", cuando, en rigor, se trata de fracciones de espacio contratado en las bodegas. Así, los "22 aviones" son en realidad 22 envíos que, en algunos casos, apenas superan los 19 metros cúbicos, una modesta proporción del espacio de carga medio de este tipo de aviones.

Así, el mencionado empresario chino facturó y cobró a la Generalitat 7,3 millones por ocho envíos que llegaron en sendos vuelos entre el 23 de marzo y el 18 de abril. Además, a través de la sociedad Comité Textil, una SL constituida en 2017 y que no llega al medio millón de euros de facturación, el empresario intermedió la compra del primer material sanitario a China con un coste total, sumado al de los vuelos, de 31,5 millones de euros.

Como se ha revelado en los contratos publicados posteriormente, el coste unitario de algunos materiales comprados en esta primera remesa ha sido muy superior al que ha logrado posteriormente la Generalitat cuando Ximo Puig centralizó en la Conselleria de Hacienda las compras que hasta entonces realizaba directamente la Conselleria de Sanidad.

Como publicó Valencia Plaza, las diferencias en el caso de las mascarillas higiénicas llegan a ser de entre el doble y el triple por unidad: de los 0,65 euros pagados a Chen Wu Keping a los 0,25 euros abonados por el mismo tipo de mascarilla comprada directamente a Hong Kang Garment, un proveedor chino.

Sin embargo, en el caso de la logística, el coste medio no se aleja tanto de lo abonado al resto de proveedores. En concreto, los casi 3.600 metros cúbicos de espacio en las bodegas de los aviones contratados por Chen Wu Keping han resultado a 2.130 euros de media, ligeramente por encima de los 2.279 euros por metro cúbico que la Generalitat ha pagado de media hasta ahora.

Los 700 metros cúbicos contratados en el avión que aterrizó el 4 de abril salieron a 1.470 euros de media. Apenas cuatro días después, se pagaron 2.387 euros por cada uno de los 500 metros cúbicos del vuelo siguiente, una disparidad que solo se explica por la locura que impera actualmente en el mercado logístico chino.

El segundo proveedor por volumen contratado ha sido la valenciana Grupo Tiba, con 2.410 metros cúbicos en total, repartidos en seis aviones y por los que entre fletes, aduanas y seguros se abonaron 5,6 millones de euros. La media es de 2.688 euros/m3. Uno por uno, destaca el medio millón de euros que la Generalitat tuvo que pagar por apenas 110 metros cúbicos, que resultaron de media a 4.552 euros.

Este coste, que más que triplica al promedio de otros envíos, permite hacerse una idea de esa irracionalidad que se ha adueñado del mercado logístico. Belén Carratalá, directora comercial de Grupo Tiba, los expuso con claridad en un seminario online organizado recientemente por la Conselleria de Transporte y Movilidad, donde relató el día a día al que se enfrentan para sacar el material de China.

La "guerra" entre países por los vuelos charter ha colapsado las terminales logísticas aéreas en China y ha obligado a los operadores a reconvertir aviones de pasajeros en cargueros, con los asientos cubiertos para protegerlos y los bultos alojados en la cabina además de en la bodega. Además, los tiempos de espera medios para acceder a la terminal de carga aérea de Shanghai llegan a 72 horas y los continuos cambios de regulación que introduce el gobierno chino no hacen sino complicar la situación.

Como consecuencia de ello, los dos o tres dólares por kilo que habitualmente se abonan por la carga aérea se han disparado hasta los 15 dólares por kilo, con el consiguiente encarecimiento en el precio de la mercancía al tener que repercutir el sobrecoste.

El tercer contratista logístico de la Generalitat ha sido hasta ahora el grupo Raminatrans. Con ellos se ha gestionado la compra de 243 metros cúbicos en la bodega de tres aviones con un coste conjunto de 544.000 euros. El coste medio del más reciente, del pasado 13 de mayo, fue de 1.233 euros a pesar de que solo se ocuparon 19 metros cúbicos, un importe que puede apuntar a una relajación en este tensionado mercado logístico. La Generalitat y el resto de compradores cruzan los dedos para que así sea.

 

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