elecciones 28A / voto dual

Los 50.000 votos 'perdidos' de la derecha entre urna y urna que permiten la victoria del Botànic II 

30/04/2019 - 

VALÈNCIA. La celebración simultánea de las elecciones generales y autonómicas el pasado domingo 28 de abril es el campo de entrenamiento perfecto para que politólogos, sociólogos y en general analistas recogen datos y desarrollen sus teorías respecto a los diferentes movimientos demoscópicos. Los resultados de los comicios tanto en ámbito estatal como en el valenciano dan y la relación entre ambos dan para que los expertos elaboren informes para las distintas fuerzas políticas o simplemente artículos de divulgación.

Uno de los datos interesantes que tiene una difícil respuesta es el comportamiento de ciertos votantes valencianos del bloque de derechas. Así, en la Comunitat Valenciana los tres partidos de este grupo -PP, Ciudadanos y Vox- obtuvieron en las generales un total de 1.301.247 votos divididos en 497.669, 481.589 y 321.989 respectivamente.  

Sin embargo, en los comicios para Les Corts el total de votos de estas tres fuerzas fue de 1.249.736 sufragios, exactamente 51.511 apoyos menos que en las generales. Así, la popular Isabel Bonig (PP) recogió 6.734 papeletas más que su jefe de filas, Pablo Casado; mientras Toni Cantó (Cs) sacó 15.198 votos menos que Albert Rivera y José María Llanos (Vox) logró 43.047 papeletas menos que Santiago Abascal.

Un voto dual que en este caso resulta más complejo de concretar que en otras situaciones. Es decir, 51.511 valencianos fueron a las urnas y votaron en las generales a una de las tres fuerzas de derecha pero, posteriormente, no confiaron en ninguno de estos tres partidos cuando acudieron a la urna autonómica. Y si lo hicieron, otros votantes de esas formaciones llevaron su papeleta fuera de este grupo o no ejercieron su derecho.

 
Por partes. Atendiendo a Vox que es el partido que presenta una diferencia más sensible. La tesis de que este votante podría haber apoyado a Santiago Abascal pero luego haber preferido no participar en las autonómicas, aunque no descartable, es complicada de justificar. Especialmente porque la participación de ambos comicios resultó bastante similar: 76,3% (2.707.535 votos) en las generales y 75,8% (2.671.998) en las autonómicas, una distancia relativamente pequeña, si bien en esos 35.000 votos podría estar el grueso 'perdido' que permitió la ajustada victoria del Botànic.

Por otro lado, si se hubiera dado voto dual desde Vox a otro partido de forma generalizada, lo lógico es que PP o Ciudadanos hubieran cosechado un mejor resultado respecto a la comparativa con el voto estatal. Sin embargo, Cantó perdió apoyos respecto a Rivera y Bonig, aunque logró algo más que Casado -lo que descarta un voto de especial castigo al PPCV-, cayó 12 escaños y casi 150.000 votos respecto a las autonómicas de 2015. O lo que es lo mismo, parece que gran parte de lo amasado por Vox apunta a proceder de precisamente del PP y quizá de la abstención. Es decir, que la caída de la formación popular habría sido aún mayor y se habría salvado de ver superada por Ciudadanos porque algunos votantes de Vox apoyaron a Abascal pero decidieron dar su voto al PPCV en las autonómicas.

Otra teoría se sustentaría en que el votante de Abascal hubiera decidido después dar su apoyo en la Comunitat a Toni Cantó, de Ciudadanos, un candidato más conocido que Llanos y que ha mantenido un discurso contundente contra el Botànic. No obstante, la formación naranja también ha perdido en comparación a las generales. ¿Podría ser que parte de Ciudadanos hubiera terminado centrando su voto y apoyando al PSPV-PSOE de Ximo Puig? Es posible que haya ocurrido en algún caso, pero si hubiera sido generalizado los socialistas deberían haber cosechado incluso un mejor resultado. No en vano sus socios del Botànic, Compromís y Unides Podem, han perdido respectivamente dos y cinco escaños con 13.195 votos y 173.506 apoyos (divididos en 66.589 de Podem y 106.917 de Esquerra Unida, dado que se presentaban conjuntamente). 

Por tanto, la tesis de la transferencia intrabloques tampoco resulta del todo convincente, lo que deja sin poder concretar la localización de esos votos 'perdidos' entre urna y urna del bloque de derechas que pudieron ser determinantes para la victoria de la izquierda y la previsible renovación del Pacto del Botànic, que consiguió apenas cinco escaños más que sus rivales.


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