Basada en el falso documental de culto con el mismo nombre, la nueva comedia producida por FX, y emitida en España en HBO, es todavía mejor que el original
VALÈNCIA. Hilarante, irreverente y exagerada. Lo que hacemos en las sombras, la comedia cotidiana de vampiros creada por Jemaine Clement (Flight of the Conchords) y Taika Waititi (Thor: Ragnarok), se deleita con la vida mundana de cuatro vampiros y su mayordomo, mediante un método de filmación al estilo de The Office. Un soplo de aire fresco ante la constante avalancha de títulos en ocasiones reiterativos.
Estos inmortales que cohabitan en una tétrica mansión del neoyorkino distrito de Staten Island son cuatro inadaptados en un mundo que no entiende lo que son, mientras que ellos, que llevan viviendo juntos desde hace cientos de años, viven totalmente convencidos de su “normalidad”. Su tipo de vida, en contraposición con la de los humanos, y sus conflictos domésticos, son la base de esta comedia que arranca con la premisa del “pez fuera del agua”.
Nandor (Kayvan Novak) es el vampiro líder por ser el mayor del grupo. Fue un guerrero sanguinario durante el Imperio Otomano. Su lacayo, el servicial Guillermo (Harvey Guillén), desea de forma enfermiza que su amo le vampirice algún día, para llegar a ser el primer vampiro hispano como lo fue Antonio Banderas en Entrevista con un vampiro.
Laszlo (Matt Berry) y Nadja (Natasia Demetriou) van siempre juntos. Nadja convirtió a Laszlo tras una tórrida noche de pasión, siendo él un inglés de la nobleza, en plena pandemia de peste, y ahora ejercen como pareja abierta. Nadja, adicta a la sangre joven masculina, sigue buscando aventurillas con el sexo opuesto, mientras que él no hace ascos a ambos géneros.
El personaje más prometedor de este original spin-off es Colin (Mark Proksch), un vampiro de la energía. Su poder consiste en dejar agotados a quienes estén con él, únicamente con su sola presencia (el típico pesado que habla sin parar y no cuenta nada interesante). Colin no chupa la sangre, sino la energía, incluso al resto de sus compañeros vampiros. Su personaje, además, tiene otros hábitos. Por ejemplo, no necesita vivir de noche, así que asiste cada día a una gris oficina donde atormenta a todo aquel que está a su alrededor.
El resto de vampiros cumplen con las reglas de género. No pueden ver el sol, solo se alimentan de sangre, tiene afilados colmillos, pueden levitar, convertirse en murciélagos y lanzar hechizos a los humanos.
El falso documental de bajo presupuesto (1.6 millones de dólares de presupuesto) perdura en la cultura popular como un fenómeno de culto desde su estreno en Sundance en 2014. Ese mismo año ganó, entre otros, el Premio del público en Sitges, donde causó sensación, y según los foros especializados en descargas ilegales, además de su buen funcionamiento en taquilla (con 9 millones de dólares de recaudación), fue pirateado en 277.000 ocasiones, una cifra nada desdeñable, pero sobre todo, paradójicamente, un método que viralizó su universo. Desde entonces, internet se ha llenado de GIFs procedentes de la película de humor, en oposición a la sobredosis de imágenes promocionales sobre la saga Crepúsculo, considerada la versión juvenil mainstream de Hollywood sobre la temática de vampiros que llevaba dominando el género durante la década que precedía al documental.
La película, disponible en Filmin, protagonizada, entre otros, por los propios Clement y Waititi, amigos desde la universidad, se desarrollaba en una mansión en Wellington, Nueva Zelanda, lugar de donde proceden ambos artistas. Un falso equipo de un documental rodaba la convivencia doméstica de un grupo de vampiros que compartían casa, además de estar presente durante su relación con algunos humanos o durante sus disputas con una pandilla de hombres lobo del barrio, una de las tramas más hilarantes de la historia.
En realidad el mockumentary está basado a su vez en un corto realizado por ambos en el año 2005, que les costó tan solo 200 dólares, y que pueden visionar de forma libre en el siguiente enlace de Youtube:
Aunque los tres productos coinciden estéticamente en el aspecto rudimentario, la torpeza de algunos aspectos visuales, como las escenas en las que los vampiros se transforman en murciélagos, le dan, sin embargo, un toque simpático muy acorde al conjunto del producto, que navega entre el humor tonto y el absurdo, siendo finalmente una decisión estética que engrandece, en vez de perjudicar la obra.
Tanto en el documental como en la serie, se mantiene de música inicial la hipnótica canción folk “You’re Dead” de la cantautora estadounidense Norma Tanega, que incide en el gran tema que subyace en la serie: el de los inadaptados. No solo se evidencia el conflicto de los vampiros frente a la vida de los humanos. En el primer episodio llama la atención una escena en la que Laszlo y Nadja pasean de noche por un parque, mientras conversan con su acento europeo, y se cruzan con una pareja de norteamericanos que les dicen de malas formas “vuélvete a tu país”. Para no hacer espoiler, no les cuento como acaba la escena, pero les aseguro que de forma hilarante.
Una serie de diez episodios de media hora de duración, que podrán ver cada jueves en HBO España, y les hará pasar sin duda un buen rato. Porque reír y no pensar mucho más allá es altamente necesario y saludable en estos tiempos en los que la vida real está repleta de disparates mayores que las locas aventuras de estos vampiros desfasados.