VALÈNCIA. Eran las 21:43 horas del pasado viernes, cuando la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) recogía un hecho relevante de Codere, la multinacional española en el negocio del juego privado que cotiza en el Mercado Continuo. Masampe, sociedad a través de la que la familia Martínez Sampedro controla la mayoría de su participación que supera el 15% y que fue apartada del consejo en enero de 2018, ha planteado una serie de modificaciones de cara al orden del día de la junta de accionistas a celebrar a final de mes. Todo ello en el marco del enfrentamiento que mantienen con los fondos estadounidenses que controlan la cotizada madrileña como son Abrams Capital, Contrarian y Silver Point, 'catalogados' en el sector como 'fondos buitres'.
Los Martínez Sampedro reclaman el cese del director no ejecutivo de Codere (CDR), Norman Sorensen, como consejero independiente y ha cuestionado las cuentas de la compañía. Así, plantean el ejercicio de la acción social de responsabilidad contra Sorensen y su cese como consejero por haber vulnerado "de forma continuada y reiterada a lo largo del último ejercicio social, los deberes de lealtad y diligencia debida" y no haber atendido "adecuadamente" sus deberes como consejero.
Entre otras cuestiones, denuncian la previsible salida de los hermanos José Antonio y Luis Javier Martínez Sampedro del consejo que se someterá a votación en la junta al no renovarles en sus cargos. Igualmente, Masampe han introducido en el orden del día cuestiones relativas a la revisión de las cuentas consolidadas de 2018, el estado de información no financiera y la gestión del consejo de administración en este periodo.
Conviene recordar que Codere regresó a terreno negativo en 2018 al registrar unas pérdidas de 40,4 millones de euros frente al beneficio de 2,8 millones que se anotó un año antes debido al efecto negativo de la evolución de los tipos de cambio en los mercados en los que opera. Además, a lo largo de los tres primeros meses del presente ejercicio amplió las pérdidas un 33% hasta los 3,6 millones de euros, que la empresa achacó al cambio en las políticas y criterios contables, en referencia a la nueva norma de capitalización de alquileres, que se aplica desde el pasado 1 de enero, y al criterio de hiperinflación argentina.
Unos resultados que han provocado el desinterés inversor por los títulos de CDR en bolsa, cuya cotización languidece en el parqué como se refleja en el gráfico adjunto. Pese a todo aún mantiene una rentabilidad positiva en lo que va de año -teniendo en cuenta el cierre del pasado viernes- del 0,62%, lo que se traduce en una capitalización de casi 388 millones de euros.
Sin embargo, y como dato a tener muy en cuenta, el volumen de contratación se ha reducido notablemente en las últimas semanas. Lo ha hecho hasta el punto de que la media diaria anual situada en los 57.736 títulos, según los datos de Infobolsa, no se hayan superado desde el pasado 15 de mayo. Sin ir más lejos, el viernes pasado apenas se intercambiaron de manos 10.732 acciones.
José Antonio Martínez Sampedro controla un 14,063% del capital de Codere a través de Masampe y un 0,01% de manera directa, mientras que Luis Javier Martínez Sampedro cuenta con un 2,426% del capital de manera indirecta y un 0,055% de manera directa.
Además de la familia Martínez Sampedro, el gestor del fondo Silver Point Capital Management, Edward Arnold Mule, controla de manera indirecta el 23,35% de las acciones del grupo; mientras que su homólogo de Abrams Capital, David Abrams, posee el 8,788% del total del capital social, y el gestor de Contrarian Capital Management, Jon R. Bauer, lo hace con el 7,273%. El resto del capital social de la compañía está controlado directamente por Turnpike Limited (2,235%), VR Global Partners (2,488%), Alden Global Oportunities (3,4%) y Agbpi Fund (1,115%).