La webserie independiente india, sobre las aventuras diarias de una pareja de veinteañeros en Bombay, se suma al catálogode Netflix con una segunda temporada
VALÈNCIA. “Locally produced, globally distributed” (producción local, distribución global). Reed Hastings, CEO de Netflix, definía así el futuro de su compañía de vídeo bajo demanda en una reciente entrevista. No es extraño, en consecuencia, que títulos de producciones españolas como La casa de papel o Élite hayan dado la vuelta al mundo en cuestión de horas. De la capacidad de enganchar a una audiencia potencial de 135 millones de suscriptores repartidos en 190 países depende después su éxito, claro está. Pero la primera puerta, la de ser una potente ventana, se abre sin trabas gracias a la potente compañía de streaming. Nadie más que ellos ofrecen, en estos momentos, esa ventaja. Y para cualquier creador o productor de contenidos es un aspecto tremendamente atractivo.
Si desde España surgen producciones hacia el resto de mercados de la mano del gigante Netflix, desde otros puntos del globo ocurre lo mismo. Para comprobarlo, hoy volamos muy lejos. Aterrizamos en Bombay, cuna de la industria de cine más importante del mundo. En la ciudad más poblada de la India se encuentra una pequeña compañía de creación de contenido digital llamada Pocket Aces. Su división dedicada a webseries lanzó en 2016, vía Youtube y Facebook, una serie de 5 episodios de 15 minutos llamada Little Things. Se convirtió en un fenómeno.
Little Things narra la vida cotidiana de una joven pareja de Bombay. La pareja compuesta por Dhruv (Dhruv Sehgal), matemático, y Kavya (Mithila Palkar), representante de ventas, experimentan durante su rutina diaria momentos dulces, otras veces amargos, poniendo en valor las pequeñas cosas que comparten. La primera temporada fue un bombazo, con más de 35 millones de visitas en Youtube. “Aproximadamente el 25% de la audiencia provenía de fuera de la India”, explica en una entrevista Ashwin Suresh, cofundador de Pocket Aces. “Recibimos comentarios en español, malayo, filipino… Y todos nos decían los mismo: ‘Esa pareja es muy linda’ o ‘se parece a mi relación sentimental’”.
Ahí entró en escena Netflix, que firmó un acuerdo con la joven compañía. Les encargó, entre otros proyectos que tienen en marcha, una segunda temporada de 8 episodios de 30 minutos cada uno. En la actualidad ambas temporadas están disponibles en la plataforma bajo demanda.
Mithila Palkar es una actriz emergente en la India, que destaca por su espontaneidad y su frescura. Una actriz magnética que es imposible dejar de mirar. En la serie su personaje, Kavya, lucha por no echar a perder su relación sin tener que renunciar a su cada vez mayor ambición profesional. Su pareja en la ficción, Dhruv (fuera de pantalla es además el creador de la serie) no siente la misma aspiración por el trabajo que su pareja, siendo esta diferencia de prioridades la mayor fuente de conflictos.
¿Qué tiene Little Things que no tenga cualquier serie sobre parejas? La frescura es una de ellas. La química de la pareja es el segundo aspecto que brilla especialmente. No se debe olvidar, además, que ambos personajes ya tienen un público fiel, y digital, que quedaron cautivados con su historia de amor durante la primera temporada. Otro aspecto curioso es el lenguaje. Los personajes hablan principalmente en inglés, pero mezclado con argot hindi. La mayoría de las veces se les entiende, pero se percibe la curiosa mezcla de lenguaje. Este idioma híbrido en la actualidad es muy común entre los jóvenes veinteañeros de grandes ciudades de la India como Bombay.
Kavya y Dhruv son una pareja moderna, occidentalizada en todos los aspectos, incluso en forma de pensar. Ni se plantean el matrimonio de-toda-la-vida, se tratan de igual a igual y rechazan, por ejemplo, comentarios homófobos. En la segunda temporada, la relación avanza principalmente en la aceptación de la individualidad de cada uno en equilibrio con su unión como pareja. En ese sentido, el desarrollo de sus actitudes como pareja es ejemplar, manteniendo el respeto hacia el otro y la individualidad. El arco se centra en algo tan sencillo como es que crecen a diferentes velocidades. Pequeñas cosas que significan mucho para una pareja sana.
“Me gusta esa zona donde la gente común vive cosas extraordinarias que pueden no parecer grandiosas, pero para ellos lo son", explicaba su creador, el guionista y actor protagonista Dhruv Sehgal, admirador de autores como Chéjov, Alexander Payne y Mike Leigh. "Me gusta buscar la belleza en lo ordinario".
Llama la atención que en la serie todos los personajes son ultra tecnológicos. Viven enganchados al móvil, no dudan en ir a cenar a aquellos sitios donde la última app de moda las ofrece descuentos y suben todos los días a Instagram los instantes que comparten, como en una especie de ritual de reafirmación de que esos momentos son los que de verdad les importan.
La planificación de las escenas, los planos, los escenarios interiores, incluso las músicas incidentales con ukelele, por su estilo, bien podrían pertenecer a una serie indie norteamericana. La canción de cabecera, de Neel Adhikari, cantada junto a la protaginsta Mithila Palkar, fue otro éxito viral al igual que la webserie.
Una obra deliciosa sobre la belleza de la rutina diaria. En tiempos de tanta abundancia, no está de más recordar que la felicidad puede residir en las pequeñas cosas.
En plena invasión de culebrones turcos, Netflix está distribuyendo una mini-serie de este país que lo que emula son las grandes producciones de HBO. Historias muy psicológicas en las que todos los personajes sufren. El añadido que presenta esta es que refleja la división que existe en Estambul entre las clases laicas y adineradas y los trabajadores, más religiosos. Sin embargo, una escena en la que un hombre se masturba oliendo un hiyab ha desencadenado reacciones pidiendo su prohibición