VALÈNCIA. La culminación del Pacto del Botánico en junio de 2015 conllevó la apertura de una segunda parte de negociaciones entre PSPV y Compromís, las dos fuerzas que tomarían responsabilidades de gobierno, para organizar el reparto de competencias de las distintas consellerias, qué partido tomaría el mando en cada departamento y quiénes serían los titulares de los mismos.
Una de las condiciones que puso la coalición que lidera Mónica Oltra fue la de crear una cartera específica dedicada a la transparencia, una materia hasta ahora inédita en el Ejecutivo valenciano. Así, Compromís logró que este área tuviera rango de conselleria, algo a lo que cedieron los socialistas valencianos con un entusiasmo mucho menor que el de sus compañeros de gobierno.
Así, precisamente Oltra situaba conseller a una persona de su absoluta confianza, el profesor de Derecho Constitucional, Manuel Alcaraz, junto a otros miembros destacados de su formación política, Iniciativa, como Alfons Puncel (subsecretario) o Aitana Mas (directora general de Transparencia).
Los socialistas, por otro lado, debido al mestizaje de cargos pactado en todas las consellerias, situaron como secretaria autonómica a Zulima Pérez, también profesora de Derecho Constitucional, y ocuparon su otro puesto disponible con Federico Buyolo (Solidaridad y Cooperación).
Una estructura que se ha mantenido casi intacta durante casi tres años, hasta que el pasado 27 de abril el Pleno del Consell acordó el cese de Pérez y su nombramiento como subsecretaria de Hacienda, un puesto que se encontraba vacante desde un mes atrás cuando el Ejecutivo aprobó varios ceses y nombramientos en tres consellerias, una de ellas Hacienda, donde la hasta entonces subsecretaria, Eva Martínez Ruiz, fue nombrada directora general de Presupuestos, y no se designó a nadie en su puesto.
En cambio, un ritmo mucho más lento porta el relevo en Transparencia. Han pasado dos meses y medio desde el citado traslado y hasta ahora el PSPV, que es a quien le corresponde el nombramiento, no ha movido ficha al respecto ni, al menos en las semanas precedentes, parece que se haya dedicado a la búsqueda frenética, ya sea porque se encuentra a la espera de alguna respuesta o porque no le supone un problema tener la silla vacía.
Una situación que empieza a recordar en cierta medida a lo ocurrido con la Dirección General de Industria, que fue ocupada en agosto de 2016 por el socialista Diego Macià y abandonada en noviembre del año siguiente. Tras un largo periodo de reflexión, el PSPV decidió ocupar el puesto con Empar Martínez en marzo de este año junto con otros cambios en el Ejecutivo. Una espera de cinco meses.