VALÈNCIA. Aunque confinada, la cultura no deja de mirar al futuro próximo. El Institut Valencià d’Art Modern (IVAM) ya planea la futura apertura del Pati Obert, anteriormente conocido como jardín de las esculturas, un espacio situado en la parte trasera del museo y que tiene como objetivo convertirse en una extensión del centro expositivo, así como en un punto de conexión con el barrio que habita. Aunque la fecha todavía es un misterio por resolver, de qué manera se abrirá ya no lo es. Será el artista residente en València Fermín Jiménez Landa el encargado de poner la primera piedra -artística- del esperado jardín, con una intervención -o suma de ellas- que se plantea como mínima, poética y lúdica. “Este trabajo es una respuesta literal a lo que se me pidió: buscar el contraste con las grandes esculturales, con lo monumental, los materiales nobles”, explica el artista a Culturplaza.
El proyecto artístico impulsado por Jiménez Landa pone su base en lo imperceptible, en intervenciones minúsculas que resultan en obras que, tal y como las describe, son residuos de acciones, falsas huellas o el fruto de transformaciones. “Los proyectos no siempre son un todo que integran pequeñas cosas. No en este caso. Las intervenciones se unen en los minúsculo, lo cotidiano. Unifica una actitud, pero no son pequeñas partes de un todo”, relata. Entre las intervenciones, por ejemplo, el visitante encontrará en el espacio un hierbajo que no es propio del jardín, sino que ha viajado desde la tumba de J.R.S., en una conexión directa entre la muerte y la vida que se abre paso. El proyecto, de igual forma, se nutre tanto de aquello que pasa dentro del museo como de aquello que pasa en ese vecindario que rodea el jardín. En el primer caso, se expondrá una copia en bronce de los guantes de manipulación de obras de arte de un trabajador del IVAM, pieza que acompañará una de las esculturas instaladas en el museo. En el segundo caso, la clave está en el agua. El artista medirá la cantidad de agua que cabe en las manos de un vecino de la zona para, después, excavar ese pequeño volumen en el suelo, que en días de lluvia recogerá este mismo volumen de agua.
Este trabajo también se conecta con uno de los pilares de la colección del IVAM, el artista Julio González, con una intervención que parte de la icónica Montserrat, que presentó en el pabellón de la República Española en la Exposición Internacional de París de 1937. Una serie de ladrillos, cerámicas y piedritas encontradas en la excavación de las obras con el mismo peso que el rostro de la Montserrat harán de conexión entre arte y arqueología. Otro de los puntos clave del museo sobre el que trabaja Fermín Jiménez Landa es su relato en torno al mediterráneo, reflejado en una barra de bronce cuyos dos extremos representan València y Beirut.
Del proyecto, Jiménez Landa apunta como mayor reto haber tenido “en un parque con los materiales del parque”, siendo esta una intervención en la que se “añaden cosas” a un espacio. Sobre la fecha de inauguración, sin embargo, de momento no hay novedades con una crisis sanitaria que está siendo especialmente dura con las industrias culturales y que, apunta Jiménez Landa, está viviendo con preocupación. “Está habiendo algunas ayudas, como las de creación digital, pero me preocupa que la crisis no se aproveche para mejorar sino para empeorar y recortar en cultura. Mucha gente no va a sobrevivir a esto. Solo quedará una cultura Disney, de grandes empresas”, refleja el creador que recuerda durante la charla uno de los más célebres parlamentos de Lorca: “No sólo de pan vive el hombre. Yo, si tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle no pediría un pan, sino que pediría medio pan y un libro”. Y un mensaje final de Jiménez Landa: “resistiremos”.
Planeado como un espacio para el esparcimiento y de conexión con el barrio, el jardín también quiere ser una extensión del propio museo, en tanto espacio que acogerá proyectos como el impulsado por el propio Fermín Jiménez Landa, así como una selección de esculturas de la colección del IVAM. Así, las piezas que próximamente se podrán ver en el jardín son: Elevador (Serie Salto al vacío) (1991), de Ángeles Marco; El muro y la palabra (2018 – 2020), de Victoria Civera; La porta de l'Univers (1983), de Andreu Alfaro; Fragmentos (1990), de Vicente Ortí Mateu; o Luna sobre prisma (2001), de Miquel Navarro. De igual forma también se plantea la recuperación la escultura que realizó en 1989 el artista danés Per Kirkeby para el IVAM, que actualmente se encuentra en el jardín del río Turia.
La historia del jardín del IVAM es la de una larga espera que, con la crisis sanitaria, ha vuelto a dejar en pausa una apertura cancelada en no pocas ocasiones. Fue en el año 2016 cuando el equipo de gobierno anunció la puesta en marcha de la adecuación del espacio, un solar abandonado que, según este primer calendario, habría estado listo para la primavera de ese mismo año. Sin embargo, no fue así. También en 2017 y en 2018 se anunció la puesta en marcha -y posterior retraso- de un proyecto que se ha encontrado con más de una piedra en el camino. Tanto es así que en 2017 se realizó una apertura simbólica de la ano de artista valenciano Escif, encargado de intervenir la trasera del museo. Años después entraban finalmente las máquinas al espacio y, a pesar de contar con nuevos retrasos derivados de un conflicto con respecto a la seguridad del espacio, el pasado mes de febrero se realizaba la recepción de obra, lo que desbloqueaba un jardín que, sin embargo, todavía tendrá que esperar hasta que pueda ser visitado.