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cada imagen puede generar infinidad de relatos

Las experiencias sin 'dueño' hilan el último fotolibro de Pascual Arnal

6/12/2020 - 

CASTELLÓ. Piensa Pascual Arnal (Vila-real, 1969) que el mayor "piropo" que alguien podría decirle sobre su obra es que, pese a no entenderla, sepa que en sus fotografías pasa algo, que tenga la certeza de que se está constando una historia, aunque no sepa cuál. Algo que sucede también, en cierta manera, en los cuentos. Puede ocurrir que durante las primeras páginas nos cueste descifrar cuál es su trama, pero a medida que avanza la historia esto cambia, ya que es más sencillo asimilar y comprender el mundo al que se nos quiere llevar. En sus fotografías, Arnal pretende no solamente que reflexionemos sobre lo que vemos, sino también conseguir que con las imágenes que captura se generen infinidad de relatos más.

Este es, de hecho, el punto de partida de su último fotolibro El Corazón (La documental, 2020), un trabajo visual que entremezcla decenas de imágenes, todas diferentes entre ellas, lo que acaba convirtiéndose en una oportunidad única para que cada espectador las interprete como quiera. "Entiendo las imágenes como una puerta hacia muchos significados. Me interesa como funciona la evocación y la alegoría. Por eso he cogido personajes, gestos, escenas y paisajes que suelen aparecer en los cuentos para generar un simbolismo que quizá nada tenga que ver con lo que represento", explica Arnal. 

Es decir, así como en los cuentos nos vienen a la cabeza imágenes de cómo sería lo que se nos está contando mientras leemos, lo que el creador intenta con su libro es que sean las propias imágenes las que nos hagan imaginar la historia y las palabras que sobre ellas se podría escribir. "Como mis fotografías son muy simbólicas, eres tú con tu propia vivencia quien has de construir tu propio relato y adentrarte en él", apostilla. 

El propio título del fotolibro es una declaración de intenciones de lo que está por venir. Con El corazon, el creador quiere dejar claro que este, aunque es un trabajo alegórico, es un libro para "sentir". "Todo lo que ocurre en los cuentos es desde un plano sensorial. Por eso decidí ponerle este nombre", asevera el creador, quien ha recopilado hasta 65 imágenes de archivo para lograrlo. "Ninguna foto está hecha aposta para este trabajo, por lo que ha sido un reto de selección y articulación muy importante", cuenta. 

Arnal empezó a trabajar en la que es su sexta publicación hace cuatro años y aunque podría haberse dado por terminada en 2018, no dejó de intervenirla hasta hace apenas unos meses. "Tengo por costumbre hacer varios trabajos a la vez. Además, suelen ser trabajos de evolución bastante lenta, porque invierto mucho tiempo en la preparación y en la investigación. Por eso puede pasar mucho tiempo desde que lo empiezo hasta que lo termino. En los últimos años solo me he dedicado a perfilar algunas imágenes o a cambiar unas por otras para que la narración estuviera mejor definida. Quiero que sea una experiencia para quien lo vea, pero también para mi", señala Arnal, quien por fin ha dado por terminada su nueva publicación, la cual presentará el próximo 10 de diciembre en una nueva sesión de Photobook Club en el Menador de Castelló.

Sobre cómo fue el proceso, el creador cuenta además que lo que hace no tiene nada que ver con una fotografía "teatralizada". "Solo me baso en la realidad. Todo ha pasado delante de mi, sin que yo haya incidido. Me fijo en gestos y en acciones que son muy esenciales", expone Arnal. Las imágenes que interesan al profesional carecen además de una marcada referencia temporal. Aunque están hechas recientemente, como es lógico, no hay elementos que te conduzcan a pensar que ha sido así. Esto lo consigue, en parte, porque muchas de sus fotografías evocan a la naturaleza o a gestos que han sido totalmente descontextualizados. 

"Creo que lo que ocurre con mi trabajo es que trato de mirar de manera más despierta todo lo que me rodea. Yo no hago descubrimientos, solo pongo otra clase de atención en lo que está ocurriendo. No son situaciones muy especiales, sino momentos comunes que no dejan de repertirse a lo largo del tiempo. Así como los cuentos imitan, de diferentes maneras, cómo es la vida; la fotografía también", incide Pascual Arnal que ve en esta disciplina una manera más de retratar la realidad o aspectos tan vitales como podría ser pasear por un bosque o reunirse para cenar.  

Aun así, aunque el creador apuesta por unos relatos más alegóricos, no quiere decir que estos carezcan de mensaje. El suyo lo tiene pero de una manera menos contundente que la de la fotografía documental. Sin embargo, su trabajo -aunque incide que es más instintivo que conceptual- también trata de ir más allá. Confiesa, de hecho, el creador de Vila-real que siempre suele llevar una cámara con él: "Es algo que no puedo evitar. Si voy sin ella siento cierta inseguridad. Creo que pasará algo que no podré capturar". 

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