Reconstruimos la historia de este álbum fundamental, ahora reeditado por La Casa Calba, a través de testigos de la época y el artífice de esta operación de rescate
VALÈNCIA. Sabemos que los éxitos instantáneos camuflan muchos discos de oropel. La industria musical desbroza su camino hacia los medios de comunicación, y el público abraza la novedad con entusiasmo, pero al final ese fulgor se desvanece con la misma rapidez con que la noche engulle los fuegos de artificio. Otros discos, sin embargo, recorren el camino inverso. No encuentran encaje en su momento, en su lugar geográfico ni en ninguna corriente coetánea, pero erigen su prestigio en los canales subterráneos que habitan rastreadores y coleccionistas. Muchos años después, emergen de nuevo a la superficie a través de la fórmula de las reediciones.
Ése podría ser el resumen de por qué Humitat Relativa, el álbum de debut de Remigi Palmero (Alginet, 1950), figure siempre entre los mejores discos de pop español de la historia cuando, paradójicamente, apenas lo conoce nadie. Grabado en los estudios Tabalet de Alboraya en 1978 y publicado en 1979 por Puput, filial de la discográfica Zafiro, Humitat Relativa vuelve ahora de nuevo a la actualidad gracias a una cuidada reedición comandada por La Casa Calba que coincide con su 40 aniversario.
Se completa así la operación de rescate de esa trilogía mediterránea fundamental gestada en el ambiente bohemio que se respiraba en València y alrededores a finales de los años setenta y principios de los ochenta: Brossa d’ahir (1977), de Pep Laguarda i Tapineria; Humitat Relativa (1979), de Remigi Palmero i Bon Matí, y Cambrers (1981), de Julio Bustamante. Cada uno con sus particularidades –el primero en una onda más “folk campestre”, el segundo más ecléctico y enraizado en la idiosincrasia popular valenciana, y el tercero más urbanita-, juntos forman una de las piedras miliares de la tradición musical valenciana. Su brillo, además, permanece intacto.
CulturPlaza ha hablado con algunos de los mejores conocedores de Humitat Relativa, en busca de las claves que hacen de él un álbum excepcional. Uno de ellos es Francesc Burgos, manager de Palmero durante diez años y responsable de La casa Calba. Es de hecho la misma discográfica que publicó en 2007 Sense Comentaris y que también reeditó en 2014 Provisions, otro clásico olvidado del mismo autor. Nos ofrecen su opinión también dos expertos que conocen bien el disco desde el momento de su publicación: Juan Puchades, director de la revista Efe Eme, y Vicente Fabuel, reconocido coleccionista valenciano, propietario de la tienda Discos Oldies y colaborador habitual en todo tipo de medios especializados.
Juan Puchades: “Me atrevería a decir que es una especie de oasis sonoro, en el sentido de que no ha habido continuación, por lo tanto se adelantó tanto que sus hallazgos están todavía por ser continuados. Ni el propio Palmero siguió ese camino de unir folk-rock con jazz, con apuntes de funky o brasileños, pero todo ello con una fuerte impronta valenciana: no hay otro caso en el que se haya resuelto mejor una sonoridad netamente valenciana, sin folclorismos, con el rock y el pop, que es de lo que trataba al fin y al cabo. Y no lo digo solo por el idioma en que está cantado, es que en su música y la manera de cantar sobrevuela algo indefinible y poco explicable que respira música valenciana. En ese sentido es excepcional.
Vicente Fabuel: “Es una pequeña joya. Un disco hoy sigue vigente más allá de la nostalgia. Yo he continuado escuchándolo a lo largo del tiempo, y cuando aparecía alguna copia por la tienda, era un pequeño festival, y me pensaba mucho a qué cliente se lo quería ofrecer”.
Francesc: “Alrededor de la ciudad de Altea se formó un ambiente bohemio formado por músicos y artistas plásticos. Allí es donde Julio Bustamante conoció a Remigi, quien a su vez estaba casado con Anna Alfaro, hija del escultor Andreu Alfaro, que también presta su voz en varias canciones de Humitat Relativa. Por ahí estaban también Carles Albert, que posteriormente montó la galería Color Elefante o Tico Balanzá, que participa en el disco y es una figura clave de la época por sus conexiones con el rock progresivo valenciano de la época que representaban artistas como Eduardo Bort y grupos como Cotó-en-pèl”.
[La atmósfera creativa y luminosa de la Altea del momento queda muy bien registrada en la canción “L’olor a garrofa” escrita por Remigi]
Francesc Burgos: “Humitat Relativa en principio iba a tocarse en formato de trío, pero más o menos hacia la mitad de la grabación, Remigi conoció a unos músicos increíbles de Guinea Ecuatorial que acababan de instalarse en València. Eran tres primos, Pepe Dougan (pianista), Lito Boricó (congas) y Luis Dougan (bajo), que se unieron al proyecto y abrieron estilísticamente el disco hacia otros terrenos. Fue la primera grabación profesional en España en la que colaboraron juntos músicos blancos y de color. Hubo además otros colaboradores importantes, como Julio Bustamante, que participa en tres temas, y Tico Balanzá”.
Juan Puchades: “Es un disco eminentemente lúdico, que precisamente rompía con esa asociación un tanto perversa de la lengua como algo reivindicativo. Remigi cantaba en valenciano y sobre València porque le venía en gana, pero no había soflamas, sus historias no tienen nada que ver con la reivindicación. Son intimistas, amorosas, paisajísticas o retratan un momento tan fascinante como la recuperación de los espacios públicos para las fiestas populares, como en la certera “Cançó de festa”, en la que fotografía un momento esencial de nuestra historia, el de la vuelta de las verbenas, de las fiestas mayores en los albores de la democracia. En ella hay alegría, no reivindicación. Solo pretende ser una foto, ¡que no es poco!
Juan Puchades: “La repercusión fue escasa. No creo que despechara más de 200 discos en su momento. Fue un pequeño fiasco local. Lo recogieron algunos medios locales, como los programas de la FM de Radio Popular (por entonces con muy buena programación local) o espacios dedicados a la música en valenciano, como De dalt a baix, de Toni Mestre, en Radio Nacional, solían pinchar el disco. En la prensa nacional solo Diego A. Manrique o Jesús Ordovás se quedaron maravillados e impactados con el disco, imaginando València como una especie de lugar de ensueño. Claro, hay que situarse en la época. El público me temo que fue esencialmente local, y funcionó casi como una de esas obras semiocultas; un preciado tesoro para los afortunados que nos habíamos hecho como una copia. El resto de la humanidad ni se enteró de su existencia. Solo con los años se ha ido sabiendo de su existencia, fascinando a quien lo escucha”.
Fabuel: “Humitat Relativa tiene esa aureola de disco maldito. Era un disco mestizo, arriesgado, que por un lado se salía del mundo de la cançó valenciana –en la que no solo no gustó, sino que molestó que alguien cantara un poema de Andrés Estellés a ritmo de rumba y flamenco- y también tenía problemas para entrar en el mundo rock. Ahora su propuesta es perfectamente valorable por cualquier veinteañero al que le guste el rock o el folk. Uno de los daños colaterales de este malditismo fue que Remigi no volvió a grabar en diez años, y que cuando lo hizo, todos sus discos posteriores quedaron oscurecidos por ese malditismo de su álbum de debut. Nunca llegó a encajar en ninguna escena contemporánea. La música que se produjo en València en los años sesenta fue espléndida –luego en los años setenta se hundió-, y hay muchos otros discos magníficos que se han quedado por el camino, como el LP de Los Pepes o el de Los Ángeles Negros”.
Fabuel: “Aunque en su momento no se le hiciese caso, sí se empezó a valorar entre los coleccionistas. Su cotización empezó fuera de España, y fue principalmente por la novena canción del disco, “Temps de pluja a la ciutat”, que tiene un corte funk con un groove muy especial y unos arreglos de piano del músico africano Pep Dougan, que son una maravilla”.
[El precio medio de la edición original en el mercado de segunda mano ronda ahora mismo los 60 ó 70 euros]
Francesc Burgos: “La idea de reeditar el disco me rondaba desde el año 2011, pero tuvimos que salvar muchos obstáculos. Para empezar, no sabíamos donde estaba el master original. Al final lo localizamos en el catálogo de Sony, que es la discográfica que absorbió a PutPut. Lo hemos remasterizado y editado en vinilo de 180 gramos, que es de mucha mayor calidad que el LP original”.
Juan Puchades: “Honestamente, creo que las huellas son escasas. Han habido intentos pero se han quedado más en la forma que en el fondo. Y hay mucho fondo en esos dos discos, al igual que en el tercero en discordia, Cambrers, de Julio Bustamante. Y si me apuras en el olvidado Miralls, de Carles Barranco, otro elepé a reivindicar y a situar junto a esos tres”.
Francesc Bursgos: “Hay influencia en grupos de ahora como Els Jóvens que hacen folk de raíz valenciana, con letras actuales con sonoridades tradicionales. Por otra parte, Arthur Caravan y Las Víctimas Civiles son fans absolutos de Humitat Relativa. Una de las razones por las que quise reeditar el disco es porque veo que la gente joven no tiene referencias antiguas”.
Francesc: “Remigi no ha participado en esta reedición porque no es muy amigo de los revivals. Para él eso son cosas de nostálgicos”.