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memorias de anticuario

La nueva generación de historiadores valencianos mantienen viva la llama

23/05/2021 - 

VALÈNCIA. Hablaba la semana pasada de los nombres del arte valenciano, que, sin ser artistas, escribían y estudiaban sobre ellos y sobre el patrimonio valenciano. Imposible era recoger todos los nombres y me dejé las últimas generaciones para una segunda parte. Lo primero que hay que advertir es lo que hoy, en los más diversos campos de la cultura, se ha venido a definir como un cambio de paradigma, lo que hace que los nuevos historiadores y críticos de arte, desarrollen su trabajo en un contexto más precario, que poco tiene que ver con las generaciones que les precedieron, en las que la publicación de libros y de crítica especializada en medios de comunicación era mucho más abundante y convenientemente remunerada. La, conocida y sufrida por todos, crisis editorial y la digitalización de nuestro mundo ha dado lugar a esa clara disminución en el número de publicaciones. En las librerías de lance como la conocida París Valencia se acumulan monografías dedicadas a nuestros artistas, algunos de estos no especialmente populares, cuya carrera profesional se desarrolla principalmente hasta los primeros años de este siglo. Tras ello, el silencio. Se acabó la publicación sistemática de catálogos en todas las exposiciones públicas e incluso en algunas privadas. De hecho, mientras que en mi biblioteca hay un número considerable de monografías sobre artistas, temáticas, técnicas o periodos del arte publicadas años ha, son, en proporción más escasas las que corresponden a las, digamos, últimas dos décadas. Muchas veces el presupuesto destinado a la exposición programada no da para ello.

A modo de ejemplo, es llamativo el caso de las publicaciones relacionadas con cerámica valenciana. Existe una abundantísima producción en las últimas décadas del siglo pasado (y aquí debo mencionar a quien fuera profesor mío, Inocencio Pérez Guillem, como gran estudioso del asunto con innumerables publicaciones sobre azulejería, y que olvidé en el pasado artículo), y sin embargo ya a penas se publican obras en los últimos años, con la llamativa excepción de las llevadas a cabo por iniciativa del alemán Alexius Feit, un gran coleccionista y estudioso de la cerámica española y en concreto sobre cerámica de Alcora, o alguna otra como la dedicada a la Taulellería dels segles XVII, XVIII y XIX en la colección de la fundación Fontana obra de Vicent Guerola e Ignasi Gironés. Las razones por las que sucede esto dan para una apasionante tertulia. 

Hoy resulta algo quimérico encontrar profesionales que puedan publicar docenas de libros y catálogos monográficos como en el caso de varios de los que citábamos el domingo pasado como Jose Francisco Yvars, Roman de la Calle o Aguilera Cerni.

Amadeo Serra

 Son razones complejas, no fáciles de explicar, que la literatura dedicada al arte contemporáneo valenciano sea poco menos que inexistente, más allá de catálogos de galerías (las que pueden permitírselo). Aquí estamos en aguas movedizas, terrenos pantanosos, pues hay quien diría que en la actualidad cuesta hallar artistas con una producción de peso, y tan relevante como para dedicarles toda una monografía. Me cuesta pensar en una editorial que se arriesgue a publicar un libro como, tomando un ejemplo entre docenas posibles, Vida y obra de Genaro Lahuerta, editado en 1979 por Vicent García y bajo la firma de Antonio Manuel Campoy ¡todavía estando en vida el artista!. Lo cierto es que en los tiempos que corren es raro ver publicada una monografía dedicada a un artista de nuestro tiempo, y es difícil hallar en las librerías nuevos estudios sobre arte valenciano. Como digo, hasta hace poco, la historiografía y crítica de arte estudiaba y publicaba volúmenes sobre artistas prácticamente contemporáneos al historiador. Recuerdo ojear recientemente un grueso estudio exclusivamente dedicado al hoy infravalorado pintor Quero, firmado creo que por Román de la Calle que por ambición y hechuras, además de por el hecho de estar dedicada a un artista contemporáneo del libro, que no podemos calificar precisamente como “mainstream”, su edición sería hoy en día algo poco menos que impensable.

Universidad y museos 

La universidad de Valencia, y concretamente el departamento de Historia del Arte, concita algunos de los importantes historiadores valencianos del momento. Me voy a dejar injustamente en el tintero a muchos de estos pero estos artículos tienen estos riesgos. La profesora Ester Alba especializada en el arte de los siglos XVIII y XIX además de al arte y ruta de la seda, ha comisariado importantes muestras. Las más recientes dedicadas al pintor de Torrent Genaro Palau y la excelente dedicada al gran pintor oriolano de nacimiento Joaquín Agrasot, que ha sido ampliada hasta junio, ambas con la publicación de dos excelentes estudios, en el caso de Agrasot junto al profesor Rafael Gil Salinas. Entre los alumnos de Historia del Arte había, y sigue habiendo, consenso generalizado en reconocer la labor académica y científica de Amadeo Serra Desfilis, profesor especializado en la Edad Media, un auténtico sabio en su época de estudio. Por lo que respecta al arte valenciano de las últimas décadas destaca Pascual Patuel, especialista en arte valenciano de la segunda mitad del siglo XX, que ha escrito numerosas monografías sobre el arte valenciano en el franquismo, y sobre artistas como Salvador Victoria, Nassio Bayarri, Manaut, Vento, Pastor Pla o Joaquín Michavila. Felipe Jerez es otro de los especialistas en este caso de arte del grabado… y podríamos seguir con Rafael Gil Salinas, Mercedes Gómez-Ferrer, Fernando Pingarrón-Esaín, Cristina Vidal, Luís Arciniega, Daniel Benito, Rafael García Mahiques, José Martín… y tendríamos que abrir otro artículo dedicado más extensamente a quienes están llamados, todavía, a escribir los estudios del presente y futuro del arte y patrimonio valencianos.

Pablo González Tornel. Foto: ESTRELLA JOVER

Aunque el balance lo haremos por los logros obtenidos, me congratula que la dirección del Museo de Bellas Artes este ocupada por otro historiador del arte como es el caso de Pablo González Tornel (1977). Recuerdo adquirir hace ha bastantes años Arte y arquitectura en la Valencia de 1700 firmado quien es ahora máximo responsable de nuestro museo. También es historiadora Nuria Enguita, actual directora del IVAM, y Jose Luís Pérez Pont (1972) director del consorcio de museos, aunque de formación jurídica, es doctor en bellas artes y antes de acceder al cargo ejerció como comisario, crítico y fundador de la revista Makma. Aunque no dirige ningún museo o institución no quiero olvidar al historiador Joan Gavara, otro gran conocedor del arte y patrimonio valenciano desde una visión poliédrica: historiográfica, pero también crítica en cuanto a las problemáticas que presenta su gestión. 

Valencianos en Madrid

Volviendo al inicio cuando el historiador Víctor Marco (1976) me enseñó el importante volumen dedicado a la Pintura Barroca en Valencia, recién salido de la imprenta, y del que ya hablamos unas semanas atrás, lo primero que pensé es que era una publicación, por ambición editorial, más propia de otra época. No es nada fácil sacar tamaña empresa al mercado en los tiempos que corren y el caso es que ha tenido que hacerse desde Madrid. Otros historiadores valencianos residentes en la capital son José Gómez Frechina, que fuera conservador en el Museo de Bellas Artes y que ahora trabaja para la galería Nicolás Cortés en Madrid especialista en la pintura valenciana de alta época, que tiene en su haber monografías dedicadas a Juan de Juanes y a los Hernandos; Miguel Falomir (1966), actual director de Museo del Prado, doctor por la Universidad de Valencia donde llegó a ejercer como profesor, o el castellonense Manuel Borja-Villel (1957), historiador también por la Universidad de Valencia, director del Museo Reina Sofía. Circunstancia, esta, casi irrepetible, la de que dos historiadores de la universidad valenciana, sean quienes llevan los designios de estos dos grandes museos de forma coetánea, lo que indica que la historiografía del arte valenciana, a pesar de los pesares, goza de buena salud.

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