Hace ahora un año que no siento ese tiempo detenido, esa calma, ese sosiego, esa paz, ese no mirar el reloj, ese “Hakuna Matata” (no hay problema) como filosofía de vida… Hace casi un año que no he vuelto a Lamu. Un destino perfecto para unas vacaciones únicas y diferentes
Lamu es un lugar mágico, único, especial... Un destino de vacaciones como pocos encontraréis en el mundo. Y no es que conozca todos los rincones de este planeta pero sí que he viajado bastante y, aunque suene prepotente, algo de criterio tengo en estos asuntos propios o impropios, según se mire.
Lamu es un destino para quienes buscan unas vacaciones diferentes, para quienes están interesados en descubrir rincones recónditos en el mundo y para quienes quieren desprenderse de prejuicios y de una visión occidental del mundo. Y es un destino perfecto para vivir la experiencia de un viaje de voluntariado, un viaje de turismo responsable.
Lamu es un lugar donde el mundo se detiene, donde no hay coches, sólo burros y barcos, y dónde está la escuelita Twashukuru Academy School y donde trabaja la ong One Day Yes
Lamu es de los pocos lugares en el mundo donde se puede revivir en directo como era la vida el siglo pasado. El desarrollo va llegando con cuentagotas y todavía la vida se desarrolla como debería ser en el siglo pasado y cómo vemos en las películas o documentales. Desde las construcciones de las casas, el transporte humano, a lomo o en burro o la poca contaminación lumínica que tiene, Lamu es uno de esos destinos que impacta y que supone un choque cultural importante e interesante.
Lamu fue declarado por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad por ser la cuna de la cultura swahili y por mantener casi intacto su pasado y sus tradiciones. Aun así algo ya ha evolucionado pero todavía mantiene gran parte de su esencia.
En Lamu está todo perfectamente equipado y orquestado para alojarse en lugares de ensueño, en las auténticas casas swahilis con una riqueza arquitectónica bestial, navegar en los tradicionales barcos de madera a vela, los famosos Dhows, y degustar alta cocina, cocina swahili, comida exquisita y sana.
Lamu es un destino que ofrece un turismo de calidad y exclusivo manteniendo la distancia necesaria con los circuitos de turismo más convencional, de vuelos chárter o de agencias de viajes mayoristas porque Lamu, afortunadamente, no se comercializa todavía.
Lamu sería el destino perfecto para todos los amantes del mindfulness, de la vida tranquila, del tiempo detenido y de los amantes de yoga, de hecho en Lamu durante el mes de Marzo se realiza un festival de yoga internacional que colapsa la isla de yoguis dispuestos a probar cualquier disciplina nueva.
En definitiva Lamu es maravilloso. Pero lo que hace realmente maravillosa a la isla de Lamu, es su riqueza cultural, su gente y proyectos como el de One Day Yes (www.onedayyes.org) que nos descubren Lamu y Kenia con otra mirada.
Esto es lo que hace realmente las vacaciones diferentes y únicas. Y son vacaciones que propongo tanto sea en verano como durante el resto del año vacaciones de turismo responsable.
Este tipo de viajes tienen doble función, además de la sensibilización suponen una ayuda de ingresos para la escuela.
Por un lado ayudan a la sensibilización de las personas que viajan ya que conviven en realidades que ayudan a desarrollar cierta empatía y que, como apuntaba la semana pasada, es importante dado la realidad migratoria con los refugiados con la que convivimos. Y por otro lado, son viajes cuya parte de los beneficios vayan destinados a financiar los gastos de la escuela. Con el dinero que aportas se cubren tus gastos de alojamiento, comida, traslado a la escuelita y se apoya económicamente a nuestro personal local que te atiende allí.
Pero en Lamu no es todo color de rosa. Lamu tiene otra realidad más cruda y más cruel. Cuenta con unos niveles de pobreza extremos y con un importante problema de contaminación.
El acceso a la educación no está totalmente garantizado y hay un nivel de analfabetismo importante. Si partimos de la base que la educación es la herramienta para poder salir de la pobreza, es una realidad y una carencia contra la que trabajan algunas entidades ante la dejadez gubernamental.
Además en la década de los 90 entró el plástico a formar parte de la isla, pero no la gestión de residuos. La dejadez del gobierno en este tema, la falta de concienciación y de educación de limpieza de la población ha hecho que a día de hoy Lamu tenga un problema de limpieza, suciedad y contaminación.
Y por eso allí hay proyectos que trabajan por mejorar la calidad de vida y garantizar derechos muy básicos. Proyectos como el que desarrollo One Day Yes con su contraparte local, Twashukuru Academy School que trabajan de manera directa el reciclaje y el cuidado del medioambiente con la educación. Y ofrecen una posibilidad de viajar con elloa a Kenia y a Lamu para conocer el proyecto en el terreno como turista, como voluntario o como colaborador.
Esta organización valenciana es uno de esos proyectos que cambian vidas. Conocer Lamu y Kenia de la mano de One Day Yes es una vivencia única e irrepetible.
Cualquiera de las tres opciones es maravillosa, sólo dependerá de la voluntad del viajero y de lo que más le apetezca: visitar la escuela en una jornada y el resto de días disfrutar de ese maravilloso entorno (turista), formar parte del equipo local de la escuela y acudir cada día a colaborar con el proyecto (voluntariado) o montar algún proyecto que se pueda implementar en la escuela (colaboración). Este es el caso de la nutricionista Anna Rubini.
Ella se fue como voluntaria y ha pasado de ser una de las colaboradoras imprescindibles a ser parte del equipo One Day yes, son las personas que transforman y cambian.
Apasionada de la nutrición y de la vida, decidió marcharse a Lamu a empezar el proyecto nutricional de la escuela. Asegura que describir Lamu en unas líneas es imposible, Lamu es amor, sonrisas, pasión, compromiso y humanidad.
“Cuando te encuentras en un dhow (barco) bajo las estrellas en mitad del Océano Indico con luna llena rodeada de gente maravillosa cantándole a la vida con una sonrisa, te das cuenta, que Lamu atrapa y que Lamu es mágico por su gente. Cada niño trasmite amor, vitalidad y energía que no conseguiré describíroslo con palabras, hay que vivirlo para comprenderlo. Qué deciros de la cultura gastronómica, dónde siempre hay una buena excusa para compartir todos juntos un Ugali o un atún recién pescado al son de los tambores. A mí personalmente, me atrapó, me sigue atrapando cada día y sé que no dejará de atraparme. Juntos conseguiremos que estos niños nunca pierdan su sonrisa y puedan tener un excelente estado nutricional.”
Este es la actitud y es el resultado de un viaje responsable bien realizado. Este es el enfoque que busca One Day Yes. Transformar la mentalidad y el día a día de las personas que les visitan. Sin cambios bruscos, poco a poco, de una manera consciente y meditada.
La semana que viene… más!