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LOS RECUERDOS NO PUEDEN ESPERAR

La importancia de llamarse Hidrogenesse

9/06/2019 - 

VALÈNCIA. Creo que los vi por primera vez en directo en el Ocho y Medio, cuando el club aún estaba en una bocacalle de la Gran Vía madrileña. Repetí en Valencia, en una sala que había por la Alameda, una boite transformada en sitio para fiestas moderna y que como tal duró lo justito. Después de Fangoria, y junto con Chico y Chica, Hidrogenesse es el grupo español del que  más conciertos he visto. No sé explicar el motivo pero teniendo en cuenta que no soy yo muy de acudir a conciertos, es un dato significativo. Un hecho anómalo, tan anómalo como yo y tan anómalo como lo son Hirdrogenesse, un poderoso punto y aparte en la música española. Nada de lo que hacen es previsible. Todo lo que hacen es interesante. Porque es suyo y solamente de ellos. Porque no tiene nada que ver con lo que está pasando en ningún lugar que no sea su mundo.

Hidrogenesse han hecho un disco de música latina que no suena a trap ni a reguetón. Es un viaje a las raíces de ciertos estilos porque, como ya dijeron hace unos años, a ellos les fascina lo viejo, lo que ya tiene una historia, lo que te concede una cierta perspectiva para ser analizado y evaluado.

Recientemente hablé con Carlos Ballesteros y Genís Segarra y me confirmaron que siguen en sus trece. No tienen ninguna prisa por escuchar la última sensación musical. No sienten ninguna urgencia por ver una película recién estrenada. Ya lo escucharán, ya la verán. En medio de este  saltar de una cosa a otra, de un tema a otro, a los Hidrogenesse les importa un bledo perderse algo. Saben que, hoy por hoy, nada se pierde realmente porque todo queda registrado en algún rincón del ciberfirmamento, aguardando el momento de ser visto, escuchado o ignorado para toda la eternidad. Perderse muchas cosas es algo que va implícito con el hecho de vivir.

Joterías bobas es el nuevo disco de Hidrogenesse, y lo estarán presentando el próximo día 14 en los jardines del Palau de la Música, dentro del festival escénico Tercera Setmana. Es un álbum que marca un nuevo capítulo en la sonoridad del grupo. En el pasado han tenido como referentes a bandas como Magnetic Fields o grupos de krautrock como La Düsseldorf. Ahora se inspiran en Antonio Machín y versionan a Paolo Conte para hacernos saber que lo latino es mucho más bello cuando también es viejo. A mí una de las influencias suyas que más me gusta es Sparks. Sparks es un dúo americano, formado por dos hermanos que hicieron carrera en Inglaterra. Sparks es un grupo de dos personas que, como Carlos y Genís cree firmemente en las muchas posibilidades que otorga el ser solamente dos. Sparks es también un entre creativo que nunca repite esquemas, que busca nuevos retos y que tiene en el humor y en la ironía uno de sus grandes pilares. Igual que Hidrogenesse. No hacer nunca lo que los demás esperan que hagas es fundamental si realmente quieres ser honesto.

La última vez que vi a Hidrogenesse fue en València, en la Wah Wah, pero puede que uno de mis conciertos favoritos de la pareja fuese el que vi en Barcelona en 2012. Como se suponía que ese era el año en el que se iba a terminar el mundo, Hidrogenesse montaron con Chico y Chica el Concierto del Fin del Mundo. Más que nada por dos motivos: 1) Hidrogenesse son muy fans de Chico y Chica –como yo-, y lo son tanto que les sacan los discos en su propio sello –Austrohúngaro. 2) Chico y Chica tienen una canción que se llama Fin del mundo. Esa noche fue memorable. Por los conciertos de ambos, y porque estaba con dos amigos muy queridos en Madrid, un 21 de diciembre –el día en que los mayas habían previsto que se terminara el mundo-, conjurando el mal rollo que me han producido desde siempre las fiestas navideñas. Parece que aquella noche no se terminó el mundo –aunque yo acabo de estar muy seguro de eso- pero tanto un dúo como otro hicieron algo que se les da muy bien, proyectar un mundo paralelo para que quienes les escuchamos podamos perdernos en él. Es algo que no tiene precio cuando un músico se inventa un verso o un estribillo que puedes convertir en amuleto. Yo repito en determinadas ocasiones algunas de Hidrogenesse. Escolta la tempesta /no se puede descifrar / Tiene un ritmo propio / imposible de bailar. O esa tan popular de Disfraz de tigre: En la fiesta de disfraces se hizo un traje a rayas, una cola muy larga y guantes con garras, le preguntamos qué era y dijo: soy un disfraz de tigre, soy un disfraz de tigre, soy un disfraz de tigre, soy un disfraz de tigre…

Con Joterías bobas, añaden otro eslogan a su colección con la canción Claro que sí. Que es lo que le contestaron a alguien que en México les llamó maricas al definir su música como joterías (joto es una forma peyorativa de referirse al homosexual) bobas. Y ellos dijeron claro que sí. Y convirtieron esa frase en estribillo. Y abrieron con ella su nuevo álbum, Joterías bobas, usando una frase despectiva para definir su música, como si estuvieran inventando su propio estilo. Y de paso, nos dan otra de esas frases tan necesarias, acuñadas y proclamadas por dos tipos que se declaran siempre cercanos a los viejos y lo excéntrico. Claro que sí.

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