VALENCIA. La familia Ballester ha dado carpetazo a su histórica sicav Raichu Inversiones, algo que no le ha sorprendido a este diario por cuanto hace tres semanas ya adelantó que dicha sociedad de inversión de capital variable había sufrido un reembolso del 35% de su patrimonio. El pasado 2 de noviembre tuvo lugar una junta general de accionistas con carácter extraordinario -aunque un solo accionista controlaba el 99,71%- donde se acordó por unanimidad disolver y liquidar de forma simultánea esta sociedad, que a finales de agosto cumplió quince años de vida.
Raichu Inversiones cerró con un patrimonio de 6,85 millones de euros el tercer trimestre del año, ligeramente por debajo de los 7,05 millones que tenía en cartera el último día de 2015. A 30 de septiembre pasado contaba con 132 accionistas pero uno solo, María José Morales Gabriel, la mujer de Andrés Ballester Ríos; mientras que en el consejo también se encontraban las hijas del matrimonio María José y Reyes Ballester Morales.
La división de gestión de activos de la filial española del Deutsche Bank, DWS Investments, corría a cargo de la gestión de esta sociedad que dio sus primeros pasos a finales de agosto de 2001 y que, como el 99% de las sicavs españolas, cotizaba en el Mercado Alternativo Bursátil (MAB). Un mercado que abandonará tras la decisión de disolverse.
El 'modus operandi' que ha seguido la familia Ballester, con el conocido promotor a la cabeza, es el mismo que hizo con su otrora sicav Esalibuz, es decir, primero un fuerte reembolso y luego anunciar la liquidación. Así, tal y como avanzó Valencia Plaza el 14 de enero de 2012, dicha sociedad domiciliada en Barcelona redujo prácticamente a la mitad su capital en circulación.
Unos días más tarde el empresario valenciano, que además ocupaba la presidencia, decidía dar carpetazo a esta sicav que contaba con un patrimonio de 3,34 millones de euros y era gestionada por el Banco Sabadell.
Para entonces el 'ladrillo' sufría las fuertes embestidas de la crisis por lo que no hubiera sido de extrañar que dicho cierre respondiera a necesidades de liquidez; ahora el miedo entre los propietarios de sicavs ante el temor de un cambio de regulación está a la orden del día.