Las recientes oleadas de digitalización han causado una profunda disrupción en muchos sectores, y han situado a una serie de ganadores en lo más alto
MADRID. La revolución digital es una megatendencia disruptiva que está cambiando lo que hacen las empresas y lo que quieren las personas. Estudios recientes apuntan a que el 82% de las empresas actuales han cambiado su manera de hacer las cosas como respuesta a la nueva realidad digital. Esto se debe tanto a las nuevas tecnologías como a los nuevos modelos de negocio,
que lo han revolucionado todo. Por este motivo, analizar las oleadas de digitalización es una de las principales herramientas que empleamos en la inversión en tendencias.
Con la llegada de los smartphones hace aproximadamente 12 años, el consumo comenzó a hacerse más digital cada día. Las redes sociales, las páginas de citas por internet social y el comercio electrónico se extendieron como la pólvora, seguidos por modelos de negocio basados directamente en la red como los de Facebook, Airbnb o Uber. Todos ellos tenían dos cosas en común: requerían una inversión de capital mucho menor que los modelos de negocio tradicionales y eran capaces de ejercer un efecto disruptivo sobre el mercado.
En las siguientes fases de la revolución digital que estamos viviendo, las vertientes financiera y productiva de la economía también han comenzado a hacerse digitales. Debido a la automatización, a la proliferación de los robots, a la mejora de la inteligencia artificial (IA) y al aumento de la velocidad de las impresoras 3D, los procesos de producción están experimentando profundos cambios que les permiten acelerar su funcionamiento y reducir a la vez sus costes y la cantidad de desechos que generan. La producción se está haciendo más flexible y desarrollándose más cerca del consumidor final. Por ejemplo, la fabricante de calzado Adidas ha creado una 'fábrica rápida', un centro de producción pequeño y flexible ubicado en Alemania, que empleará robots, el Internet de las Cosas y las impresoras 3D para fabricar zapatillas deportivas de gama alta para el mercado europeo en 24 horas. Para Adidas, eso reducirá tanto los volúmenes de existencias como el riesgo de que los productos pasen de moda.
En el ámbito financiero están apareciendo también productos digitales disruptivos. Primero, el sector de fintech comenzó a ofrecer servicios financieros básicos por canales digitales en países como India y China. Forma parte de la temática de la inclusión financiera, ya que ayuda a reducir la parte de la población que carece de acceso a servicios bancarios, proporcionando a estas personas cuentas de ahorro muy básicas, así como la posibilidad de contratar seguros y planes de pensiones. Además de la inclusión financiera, los sistemas electrónicos de pago están convirtiéndose en algo cotidiano, sobre todo en China, donde la población urbana ya casi no usa dinero en efectivo. Éstos y otros servicios proporcionados por empresas de fintech -como los de monedero digital o facturación electrónica- van a plantear retos cada vez más complejos para el sector bancario tradicional.
La digitalización es el ejemplo perfecto de megatendencia que ejerce efectos disruptivos sobre sectores preexistentes. Reduce las barreras de entrada a nuevos mercados para las empresas -cualquiera puede abrir una tienda en Internet- y hace desaparecer las barreras, ó las transforma. Las barreras representan la capacidad de una empresa de mantener sus ventajas competitivas para preservar a largo plazo sus beneficios y su cuota de mercado frente a la competencia. Además, la digitalización acaba con los intermediarios. Antes, para que un mueble hecho a mano en China llegase a su casa era necesaria la intervención de diferentes proveedores de servicios, como mayoristas, importadores y distribuidores. Hoy en día, sólo se necesita la red Alibaba para encargar directamente a un artesano local un pedido personalizado, y la red se encarga de lo demás.
La tecnología blockchain tiene el potencial de eliminar, con el tiempo, la necesidad de recurrir a mercados de valores, depositarios o agentes de bolsa. Lo mismo puede decirse del sistema sanitario estadounidense, donde abundan los intermediarios, como gestoras de prestaciones farmacéuticas, aseguradoras o distribuidoras de medicamentos.
Todas estas partes interpuestas podrían quedar excluidas algún día, ya que el sector sanitario se está haciendo cada día más digital, como queda patente en el abaratamiento y capacidad de personalización de los análisis de ADN, la telemedicina -valoración de pacientes a través del teléfono móvil- o los dispositivos portátiles de vigilancia y seguimiento del estado de salud.
Por nuestra parte consideramos que, dentro de la esfera digital, la innovación en modelos de negocio puede llegar a resultar todavía más disruptiva que las propias tecnologías. Por este motivo, el análisis de la evolución de los modelos de negocio es una herramienta clave de la inversión en tendencias.
Entre los modelos de negocio que están cobrando más importancia están los que se basan en activos intangibles -como la propiedad intelectual o la reputación-, que son además los más valorados por el mercado. Estos modelos se contraponen marcadamente a los de las empresas que dependen sobre todo del inmovilizado material, ya sea maquinaria, edificios o terrenos. Si analizamos el valor de mercado del S&P 500, veremos que la proporción de componentes intangibles en la valoración de las empresas ha crecido del 17% en 1975 al 84% en 2015.
De los intangibles, los que se refieren al capital intelectual y a la confianza de los consumidores se destacan claramente como los más valiosos. La capacidad de ofrecer productos y servicios personalizados, o incluso a medida, está convirtiéndose en una manera cada vez más importante de dotarse de ventajas competitivas. Las empresas con acceso a propiedad intelectual, como patentes, derechos de autor y marcas comerciales, así como el código fuente de aplicaciones informáticas, se encuentran bien posicionadas. Esto sucede sobre todo en sectores como el tecnológico, el de biotecnología o el farmacéutico.
Los negocios con estructura de red, como es el caso de las redes digitales y los mercados virtuales, disfrutan también de una buena posición. El motivo de ello es que los modelos de negocio que comprenden redes de valor -que propician la interacción comercial y/o social- han demostrado ser los más disruptivos. Cabe citar como ejemplo los mercados virtuales y las redes horizontales (peer-to-peer), así como las que se basan en el uso colaborativo de los recursos, ya que son agentes de la 'economía compartida'.
Estas redes de valor predominan sobre todo en sectores que no precisan grandes inversiones en activos y en los que la información tiene un gran peso específico: tecnologías de la información, finanzas, medios de comunicación y venta al por menor. Estos modelos de negocio ya se están aplicando con mucho éxito en empresas como Skype, en telecomunicaciones, PayPal en servicios financieros, Amazon en venta minorista, Airbnb en alojamientos y Uber en transporte. Y sin duda han revolucionado sectores que ya existían.
Las empresas con estructura de red y otras iniciativas innovadoras con activos intangibles y digitales tienden a contar con modelos de negocio de gran éxito. Los sectores con activos físicos -edificios, maquinaria, terrenos...- que o bien pueden digitalizarse o bien hilvanarse en una red, o ambas cosas, son vulnerables a esta disrupción.
Por último, el modelo de 'todo como servicio' presenta asimismo una sólida ventaja competitiva y un potencial de disrupción bastante considerable, sobre todo en la producción de bienes de capital. Esto se debe a que, en la esfera de clientes de empresa, existe un importante cambio de valor al pasar de producto a servicio. Este fenómeno comenzó con el 'software como servicio”'(SaaS), las 'plataformas como servicio' (PaaS) y las 'infraestructuras como servicio' (IaaS). Con la rápida evolución del Internet de las Cosas, el modelo ha pasado a adoptarse en muchos otros terrenos, dando lugar así a lo que se denomina 'todo como servicio' (XaaS). Resulta extremadamente interesante para determinados sectores, ya que supone transformar inversiones iniciales de capital en gastos de explotación regulares. De este modo, se reducen los gastos de mantenimiento, se incrementan los costes de cambio de proveedor y se refuerza la retención de clientes.
En conclusión, las recientes oleadas de digitalización han causado una profunda disrupción en multitud de sectores, y han situado a una serie de ganadores en lo más alto. Han dado lugar a nuevos y prometedores modelos de negocio, sobre todo el 'todo como servicio' y las redes de valor, como los mercados virtuales. Esta tendencia de digitalización a largo plazo ha generado en el mercado una preferencia por las empresas que poseen cierto tipo de activos intangibles.
Henk Grootveld es responsable del equipo de inversión en tendencias de Robeco