VALÈNCIA. (EP) La Agència Valenciana de la Innovació (AVI) financiará la creación de unidades científicas en ocho centros de investigación de la Comunitat Valenciana, cuya única misión consistirá en el desarrollo de nuevas tecnologías e innovaciones vinculadas a sus respectivas líneas de trabajo y orientadas a su implantación final en las empresas.
Según ha indicado la Generalitat en un comunicado, la Agència tiene previsto rubricar a partir de septiembre convenios con instituciones dependientes del CSIC, de la red de universidades de la Comunitat y del sistema público de salud.
En concreto, los beneficiarios de este programa piloto serán el Departamento de Tecnología Informática y Computacional de la Universidad de Alicante (DTIC); el Instituto de Neurociencias (IN), el Instituto de Tecnología Nanofotónica (NTC), el Instituto de Ciencia Molecular (ICMol), el Instituto de Tecnología Química (ITQ), el Instituto de Investigación Sanitaria La Fe (IIS La Fe), el Instituto de Física Corpuscular (IFC) y el Instituto de Instrumentación para la Imagen Molecular (i3M).
Los fondos asignados a este programa en 2018 ascienden a un total de dos millones de euros, si bien la cuantía destinada a cada piloto oscila entre los 125.000 y los 375.000 euros.
Con este apoyo a la creación de unidades de innovación, la AVI pretende "incentivar la investigación aplicada a la actividad productiva sin que ello suponga una merma de los recursos ordinarios de cada centro". De hecho, las nuevas estructuras funcionarán de forma autónoma gracias a los medios materiales y humanos que se incorporarán con los recursos aportados por la Agència.
El objetivo es que estos nuevos departamentos especializados en innovación se conviertan en el nexo entre las líneas de investigación que desarrolla cada una de estas instituciones y las necesidades detectadas por los institutos tecnológicos y el tejido empresarial.
Dicha labor se realizará en colaboración con, al menos, dos institutos tecnológicos para propiciar así la interconexión de los distintos agentes del sistema de innovación, tal y como propugna la AVI en sus principios fundacionales.
La constitución de estas nuevas unidades permitirá avanzar en el desarrollo, según reconocen los propios centros beneficiarios, de nuevos instrumentos para la mejora del diagnóstico clínico, de herramientas más eficaces para detectar la presencia de bacterias en la industria agroalimentaria o de nuevos nanomateriales con aplicaciones en la industria, la salud pública o la energía.
Las líneas de investigación que ya están en marcha y que podrían confluir en tecnologías e innovaciones inéditas en el mercado incluyen la prestación de nuevos servicios de asistencia terapéutica y de automatización del aprendizaje, el diseño de nuevos sistemas de distribución controlada de fungicidas o bactericidas o la transformación de residuos orgánicos en productos de elevado valor añadido.