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entrevista

Ken Stringfellow: "Los peores enemigos del músico son el miedo y las expectativas"

El músico norteamericano -cofundador de The Posies y acreedor de una dilatada trayectoria en solitario y como colaborador de una ristra de artistas y bandas como Neil Young, Ringo Star, REM y Big Star, interpretará este domingo el celebrado LP 'Touched' (2001) en un concierto íntimo en València, tras su paso por Castelló

6/02/2020 - 

VALÈNCIA. Aquellos que solo conozcan a Ken Stringfellow (Los Angeles, 1968) a través de sus gestas musicales, puede encontrar extraña la idea de que el músico, compositor y productor norteamericano escoja una pequeña sala de barrio como el Centro Excursionista de València para ofrecer un concierto retrospectivo de sus 32 años de carrera. Pero no sorprenderá a nadie que le haya tratado en persona lo suficiente. El cofundador de The Posies -banda imprescindible para comprender la eclosión de la escena independiente musical de los noventa- es un artista poco común, precisamente por el planteamiento tan sencillo y directo que hace de su profesión. Prescinde a menudo de agencias de comunicación y representantes. No le duelen prendas en levantar el teléfono o mandar correos electrónicos desde su cuenta personal. Del mismo modo, cuando termina un concierto no corre a buscar la paz del camerino; le verás metido en el ajetreo de la mesa de merchansiding, con la melena todavía goteando sudor. Asegura que en el fondo es un tipo extremadamente introvertido, pero sabemos que una de sus principales aficiones es la de hacer amigos allá donde vaya (y seguir manteniendo el contacto con muchos de ellos a lo largo de los años). Cualquiera diría que a su carrera en solitario y con The Posies se suman años girando o colaborando con grupos como REM y Big Star, y artistas como Ringo Star, Neil Young o Robyn Hitchcock. Parece que no, pero sí, se puede tener un currículum prototípico de estrella del rock y no actuar como un redomado engreído.

Hace unos días se dio en València un ejemplo muy claro de esta actitud “relajada” que le caracteriza. Del mismo modo que ha viajado a España para apoyar con su presencia sobre el escenario la carrera de artistas emergentes como Ramírez, tampoco dudó el pasado 24 de enero en ejercer de telonero para el grupo valenciano de power pop Star Trip en la sala El Loco. “Fue una suerte que tuvieran la oportunidad de invitarme a su espectáculo, aprovechando que yo ya estaba en España para la primera ronda de conciertos en solitario que estoy haciendo”, nos explica ¿Cómo se conocieron? “Creo que fue en un concierto de The Posies que dimos en València en 2016, aunque tengo entendido que ya habían venido a más conciertos nuestros en el pasado”.

Stringfellow tiene su propio punto de vista sobre si abrir un concierto para un grupo local es un acto de humildad o no. “A lo largo de mi vida, he conocido a músicos absolutamente geniales que han sabido adoptar papeles humildes en un momento dado. Dicho esto, hay que tener en cuenta que el de Star Trip no fue solo un pequeño concierto local; se habló de él, y se agotaron las entradas. En cualquier caso, mi filosofía me dice que soy un músico lo suficientemente bueno como para brillar y aportar valor, independientemente de la situación en la que me pongas. Te voy a contar una cosa. Hace unos años estuve tocando en Athens, Georgia, la ciudad natal de R.E.M. Mike Mills vino a verme actuar (él y yo estuvimos juntos en la carretera durante diez años y seguimos siendo buenos amigos). Pues, ¿adivina qué? De todas las personas que estaban allí, él fue el único que me ayudó a cargar mi equipo en mi coche después del concierto. Algunos músicos nos hacemos más conocidos que otros, pero todos hemos comenzado de la misma manera.

-Lo que ocurre es que, incluso con la más abierta de las actitudes, llega un momento en que los artistas y los grupos comienzan a delegar tareas, porque la carga de trabajo que suponen, añadida a la de componer, ensayar, grabar y girar, puede llegar a ser abrumadora. En tu caso, en algunos aspectos sigues manejando los hilos de tu carrera casi como si fueses un artista underground.
-Bueno, a lo largo de mi trayectoria está claro que he tenido representantes y gurús de las redes sociales; perfiles que se llevaban una porción muy grande de mis ingresos sin darme a cambio unos resultados proporcionales. Por ejemplo, para giras cortas como esta que estoy haciendo, contratar a un agente de prensa me parece excesivo. Porque, al fin y al cabo, lo que quieres al final es ganar algo de dinero cuando termina la gira. Cuando, por el contrario, The Posies sacamos un nuevo álbum, contratamos a un buen publicista y agentes de booking que pueden proporcionarte grandes resultados. Pero, como periodista, ya sabes cómo funciona esto…, eres bueno en lo tuyo siempre que seas creíble y mantengas una buena relación con tus contactos. En ese sentido, yo soy capaz de hacer lo mismo. Porque me gustan las relaciones interpersonales; me gusta estar en contacto con viejos amigos y también conocer constantemente gente nueva. Es algo muy natural para mí.

-Hablemos de tu concierto del próximo domingo en el Centro Excursionista de València. Celebras tu 32 aniversario como músico, con Touched (2001) como protagonista ¿Por qué es este disco tan especial para ti?
-Este disco sigue siendo muy importante para la gente que ha seguido toda mi trayectoria. Creo que es un trabajo muy honesto y sensible. Pasé un verdadero infierno personal en el proceso de creación de esas canciones, y al final quedó reflejado. Además, el disco tiene una historia muy peculiar detrás. Se publicó el 11 de septiembre de 2001, lo que hizo que para muchas personas fue como una medicina que necesitaban durante esos tiempos oscuros. Las canciones contienen en su interior mucho dolor, lo que de alguna manera resultó ser apropiado para ese momento de la historia. Pero el disco no es “solo” duelo; también viene acompañado de una conclusión positiva, y en ese sentido creo que ayudó a los que lo escucharon. Tiene una mezcla apropiada de oscuridad y luz ¿Por qué ahora vuelvo con este LP? La razón es que el año pasado me invitaron a Nueva York a tocar las canciones de Touched en la misma sala donde lo presenté el 20 de septiembre de 2001, nueve días después de los ataques terroristas. Como te puedes imaginar, este concierto tuvo una carga emocional tan extrema e intensa que me resulta complicado describirla. A mucha gente le dejó una huella muy profunda. Así que cuando esta sala cumplió su 25 aniversario hace unos pocos años, pensé en hacer un “grandes éxitos” de los artistas más memorables que habían pasado por allí en esos años. Una vez se anunció ese concierto, comenzó a aflorar mucho interés de nuevo por Touched.

-Esta es seguramente una de las historias y anécdotas que van a “aderezar” este concierto tan íntimo y minimalista, que interpretarás en su mayor parte con guitarra o piano. Incluso estos relatos agridulces -un disco muy bien recibido, en circunstancias horribles- son una muestra de lo intensa que ha sido tu vida ¿Vives con la impresión de haber disfrutado de una existencia privilegiada?
-Soy perfectamente consciente de que he llevado una vida privilegiada, por eso trato de mostrar la mayor gratitud posible y trato de transmitirla de vuelta a los demás en la medida en que puedo. La suerte ha estado de mi lado muchas veces, pero sé que hay personas cuyas vidas están en tal estado, que ni siquiera son capaces de hacer que los golpes de suerte funcionen a su favor. No hay un solo día en el que crea que "merezco" estar encima en el escenario; intento ganarme ese privilegio todos los días.

-En junio vuelves a España -y a València-, pero con The Posies, ¿qué ventajas e inconvenientes tiene para ti girar solo en contraste con hacerlo junto a una banda?
-Soy un gran admirador de la soledad. Y del espacio vital. Me encanta sentarme en el tren o en el autobús y dedicarme simplemente a estar en mi propio mundo. Con banda, girar es divertido, por supuesto; The Posies tenemos ahora una buena relación; hemos superado muchos problemas que ahora hacen que sea más fácil vivir el momento cada día. Y, por supuesto, me encanta la huella ligera de las giras en solitario; puedo colocar mis conciertos casi en cualquier lugar. Puedo desplazarme de un lugar a otro de forma sencilla, con un bajo impacto. Lo creas o no, para mí es muy romántico coger el metro para acudir a un concierto. Es como ser un superhéroe: vas dentro del flujo cotidiano, como todos los demás en la ciudad, y luego te transformas en el artista sobre el escenario; ese lugar en el que todo el mundo te ve un poco engrandecido. Cuando, en realidad, eres la misma persona en ambas circunstancias.

-Echando la vista atrás estos 32 años de carrera, ¿cuáles consideras que han sido tus principales logros?
-Probablemente, haber sido capaz de mantener vivos a The Posies y prácticamente intactos, a pesar de todas las cosas por las que hemos pasado: peleas, muertes, divorcios y el interminable baile sobre troncos flotantes que es el negocio de la música. Haber creado un cuerpo de trabajo coherente es probablemente la mejor manera que puedo imaginar de resumir mi legado. Por supuesto, estoy enamorado del trabajo que hice con Neuman, por ejemplo, o de las innumerables aportaciones que he hecho como músico de estudio (Stringfellow figura en los créditos de nada menos que 250 discos). He producido algunos álbumes maravillosos. En cualquier caso, diría que la mayoría de los días mi mayor logro es criar a mi hija para que sea una persona decente, interesante y capaz de quererse a sí misma. Realmente, ¿qué más puedes esperar de la vida?

-Esta pregunta es un lugar común, pero creo que es igualmente interesante ¿Hay alguna lección importante que hayas extraído de tu relación artística con “grandes entre los grandes” como Neil Young o Ringo Star?
-Diría que el hecho de que ninguno de ellos se preocupa particularmente por el resultado económico de sus decisiones artísticas. Eran y son bastante intrépidos en ese sentido. Lecciones: Ser interesante. Caminar por la vida sin miedo. Y también, con Neil, más que simplemente subirse al escenario y jugar, subirse al escenario y escuchar. Al final de todo, el mejor oyente es el que mejor toca.

-Tradicionalmente, se ha tendido a observar la vida de las estrellas del rock (o del pop, o de lo que sea) con un halo de romanticismo que probablemente no se ajusta a la realidad. ¿Crees que el hecho de que muchos desarrollen una actitud crónica de cinismo y distanciamiento hacia los demás es en cierta medida una respuesta autodefensiva?
-Para juzgar ciertas actitudes hay que tener en cuenta muchos aspectos, especialmente los sociales. Yo soy un introvertido extremo, hasta el punto de que, cuando era niño, tener amigos era un desafío. Sin embargo, me rebelé contra eso, y me ayudaron a exponerme ante la gente, a pesar de ser criticado, por supuesto: "Tu voz apesta, tu música apesta, eres feo, no eres guay". Aprendí a no dar a las palabras el poder de cambiar lo que siento hacia mí mismo. Me acepto, incluidas mis limitaciones. Pero, podría argumentar que alguien que es cínico, lo es porque está guiado por su propia visión interna del mundo; un tipo de perspectiva que desarrollamos mucho antes de convertirnos en adultos y salir al mundo. Porque, realmente, la mejor defensa personal contra cualquier situación es permanecer en el momento; si te encuentras en una situación con expectativas, o si prefieres ser una persona diferente a quien eres, estarás en conflicto y serás infeliz. Hay muy pocas situaciones que no se puedan superar, si consigues liberarte de la tiranía de los miedos y las expectativas.

-Por último, ¿cómo va el rodaje de Ken - The Movie? En la película, dirigida por la realizadora y guionista alemana Claudia Rorarius, ¿hasta qué punto se parece el protagonista al Ken Stringfellow real?
-Interpreto el papel de alguien similar a Ken Stringfellow, aunque creo que nunca llegamos a saber su nombre. Es como el anti-yo o, digámoslo de otro modo, el yo en el que podría haberme convertido fácilmente si hubiera tenido menos suerte y más miedo. Y sí, incluso en este universo alternativo, Ken encuentra su camino. En realidad, interpretar un papel tan sutil fue realmente difícil, porque no tengo ninguna experiencia como actor. Habría sido bastante más fácil si me hubieran pedido que interpretara a un pirata, a un soldado, o a alguien con rasgos fácilmente definibles. Pero esto se trataba de tomar tu "yo" y torcerlo, evitando en todo momento la caricaturización. Ser real, pero permanecer en el personaje. Fue estimulante y agotador. Lo volvería a hacer. La película ya se ha rodado, y la directora está editando más de cien horas de tomas improvisadas para construir una historia coherente. No había guion, así que es una película de creación instantánea.

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