Keep The Tupp proyecta un sistema la reutilización de envases del 'take away'

11/12/2019 - 

VALÈNCIA. Marta Quintana, Carme Gasch y Paula Meseguer han encontrado un hueco en Valway, startup creada por 15 jóvenes emprendedores que buscan aprender sobre liderazgo, emprendimiento e innovación para desarrollar proyectos y liderada por los alumnos del Grado Oficial en Liderazgo Emprendedor e Innovación (LEINN), que se imparte en ValenciaLAB de Florida Universitària, para establecer su iniciativa. Keep The Tupp, una idea surgida este mismo año que pretende "democratizar la sostenibilidad" mediante un modelo circular para los restaurantes take away que permite la reutilización de los envases con el objetivo de reducir el consumo de plástico diario.

"Nuestro concepto es que nosotros le entregamos envases al restaurante y este sirve la comida al usuario, que finalmente lo deja en puntos de recogida, de manera que volverían a nosotras, los lavaríamos, y así sería un sistema circular", explica Marta. Los usuarios recibirían una recompensa por devolver el envase para incentivar a la gente, añade Paula. "No queremos que les suponga el sobre esfuerzo de crear un hábito, sino ayudarlos  a generar ese hábito de reutilización de envases", explica Marta.

La idea surgió del hábito de pedir comida para llevar y la están llevando a cabo con ayuda de asesores y mentores. "Los envases siempre acababan en la basura y pensamos que había que cambiarlo y aportar una solución", cuenta Marta. En el proyecto, la mayor barrera que han tenido que saltar es el desarrollo de TEC, ya que necesitan a una persona especializada dentro de su equipo, que les está costando de encontrar, lo que aumenta los costes de aplicación, desarrollo, software y  actualización, explica Carme, así como la comunicación. "El proyecto tiene valor, pero hay que saber cómo trasmitirlo. Tenemos que pensar qué mensajes damos", añade.

Su valor diferencial, explica Marta, reside en la novedad. "Vas a un restaurante y no está. Por eso, tenemos que comunicar este proceso nuevo a personas que no lo han visto, ya que resuelve necesidades. Cuando estamos nosotras delante, se entiende muy bien, pero cuando depende de un póster no es tan fácil", expresa Marta, quien expone que un freno a su recorrido es utilizar pocos recursos para seguir la línea de ser sostenible. 

"Sería muy fácil pedir los productos a China, pero queremos que se haga aquí, lo que ralentiza el proceso. Tenemos que encontrar un productor de aquí”, afirma Marta. Paula añade que el envase se tiene que adaptar a su idea, porque no les sirve cualquiera; quieren uno cómodo, que pudiera incluir los cubiertos. “Es un producto que tenemos que desarrollar desde cero, lo que supone que tenemos que invertir en el molde porque no podemos coger el de otro cliente", expresa.

“Parece fácil porque piensas que es un táper, pero cuando buscas ciertos requisitos, se complica. También está el diseño, porque queremos una marca estéticamente bonita y agradable, porque es parte de la venta", asegura Carme. Paula añade que no quieren hacer un táper con cualquier color y forma.

El proyecto llega en mayo hasta China e India, donde van a grabar un documental, mientras en España desarrollan la aplicación. Su objetivo es testar con este tipo de mercados para el futuro. El vídeo pretende mostrar el impacto de la incitativa y transmitir lo que aprendan, así como planean la primera tirada de tápers para cuando vuelvan. Pero antes, saben en qué punto del proyecto están y dónde quieren llegar: a un enero donde lo tengan prototipado con métricas para abrirse camino en el exterior, como inversores en India o aceleradoras en China. "Muchas veces nos preguntan si hemos testado, lo cual es importante para nosotras porque nos jugamos menos si ya sabemos que hay clientes que lo quieren", confiesa. Marta.

“Queremos que la gente nos conozca en València. Por eso, los cuatro meses que estamos fuera, pretendemos tenerlo todo preparado todo para cuando volvamos en mayo, lo que incluye la aplicación”, explica Marta, así como que quieren que en España se incube para que cuando regresen, sea solo lanzarlo, expone.

Pero el viaje más allá: quieren ampliar su mercado a Madrid, Barcelona, Bilbao y Sevilla. A nivel internacional se han fijado en Sanghai, porque es un mercado que consume mucho el take away y que tiene el objetivo de reducir la contaminación, explica Marta.


Keep The Tupp busca su financiación en una campaña de crowfunding con la que pretenden realizar una memoria para presentarse a subvenciones europeas. "Nos han dicho que el proyecto tiene cabida, pero se requiere hacer una memoria con mucha información, que aún no tenemos", explica Marta. "Estamos mirando, además del crowfunding, aceleradoras que den subvenciones europeas, que suponen otra vía", asegura Carme. En China, visitarán China Accelerator, la aceleradora más potente de Asia, donde se presentarán a su concurso, pero "nada es seguro", ya que aún no cuentan con el apoyo de ninguna aceleradora. "Es otro problema, que se necesita una inversión inicial que no tenemos", lamenta Carme.

Marta enfatiza en que ven poco accesibles a las instituciones públicas, cuyos procesos subraya que son lentos, de manera que lo descartan. “Sí que recurrimos a subvenciones europeas, pero no hay tanta información como pensamos”, expone. “Creemos que se pueden crear sinergias con las instituciones públicas porque tienen la estructura y el capital, y nosotras el proyecto, las ganas y el trabajo”, subraya Carme.

“La cabida en el mercado va a costar, pero tenemos presupuestado, dentro del plan de financiación a dos años vista, un dinero invertido semanalmente en incentivar que la gente se baje y utilice la aplicación”, expone Carme. Marta asegura que si lo utilizan le van a ver valor. “Es lo que hemos visto con la gente que hemos hablado, que nada más conocerlo quieren que salga ya y está muy interesada, pero queremos que sea global, aunque empecemos por los restaurantes que tienen esa conciencia”, explica Marta.

Carme asegura que es un proyecto que se puede implementar en todos los sitios y que la aplicación se adapta tanto a clientes, como usuarios, restaurantes o el medioambiente. El proyecto va dirigido principalmente a personas que trabajan en oficinas o espacios de coworking, que no tienen tiempo para cocinar, explica, y que prefieren comprar comida para llevar.

 “Es tan fácil como entrar a la aplicación, mirar los puntos de recogida y dejarlo. Además, aporta una satisfacción personal por unirte a algo que beneficia”, confiesa Paula. Carme añade que a esto se suma el sistema de recompensas, en el que se sube de nivel. “Es la satisfacción de ver que vas dejando más tápers, subes de nivel, obtienes recompensas y que has reducido tu huella”, expone Carme. Paula enfatiza en la importancia de que se visualice el esfuerzo por reducir el impacto y añade que buscan un táper de 500 ml, rectangular, que añada los cubiertos y cómodo. “Hermético, bonito y perdurable”, señala Carme. Marta añade que un factor clave es la calidad de material.

Carme establece que están en un proceso de negociación con una fábrica de Aldaia que trabaja con empresas grandes para que el plástico de los envases sea de buena calidad y duradero, así como tiene una planta de reciclaje de grandes dimensiones para que ese envase vuelva al lugar de origen y se recicle. “Queremos colaborar con empresas sostenibles para donar los tápers a estas”, explica Carme.

Keep The Tupp pretende cambiar el concepto 'un solo uso'. "Queremos que sean conscientes de que hay cosas que utilizamos menos de 5 minutos y están más de 100 años en el mundo, de manera que se elimine el uso único", concluye Marta.

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