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CONVERSACIONES CULTURPLAZA

Juan Pedro Font de Mora: "Queremos que la Fira del Llibre se traslade a las librerías"

12/10/2020 - 

VALÈNCIA. Más de tres décadas han pasado desde que Juan Pedro Font de Mora subió por primera vez la persiana de Railowsky. En octubre de 2020, a pesar de todo, en su puerta sigue luciendo un cartel que reza: abierto. Él forma parte de la resistencia. El librero se enfrenta a un curso especial, y no solo por los efectos de la crisis sanitaria en la industria cultural, sino porque lo hace como máximo representante de su sector. Fue el pasado mes de julio cuando fue nombrado presidente del Gremi de Llibrers de València, quizá en el curso más difícil al que han tenido que hacer frente sus profesionales. Y eso que a batallar están acostumbrados. Esta conversación, inicialmente planteada con motivo de la Fira del Llibre, se hace, sin embargo, pocos días después de que se anunciara su cancelación definitiva para este 2020, tras haber trabajado en una fórmula reducida en la plaza del Ayuntamiento. Ahora trabajan por crear una oferta virtual de cara al próximo mes mientras esperan las ayudas prometidas por la Conselleria de Cultura el pasado mes de abril. Hablamos con Juan Pedro Font de Mora.

-La Fira del Llibre cambió de espacio, de fechas, para, finalmente, cancelar la actividad física. ¿Cómo ha sido el camino hasta tomar esta difícil decisión? 
-Ha sido muy complicado. El día que tomamos la decisión fue un día muy triste para el gremio, para la junta y, en general, para las librerías valencianas. Es la primera vez que se suspende en los más de 50 años que se lleva haciendo. Es un verdadero trauma. Para el sector la feria es muy importante. La de València es la segunda feria de España en número de casetas y volumen de ventas y visitantes. El formato habitual en Viveros recibe alrededor de medio millón de personas, se podría decir que es el evento cultural al aire libre más importante en la Comunitat. Entonces, claro, todo esto supone un varapalo, pero por responsabilidad había que tomar una decisión y había que tomarla pronto. La feria mueve a muchos autores, las librerías hacen pedidos especiales, requiere una infraestructura que no se monta en un día, etc. Había que decirlo pronto. Lo importante es actuar con responsabilidad. La feria la entendemos como un evento de masas y no podía ser así. Estuvimos trabajando con el Ayuntamiento, que estableció unos protocolos que eran los normales, pero muy restrictivos. Las casetas se distribuían en la plaza del Ayuntamiento, con un circuito cerrado y perimetrada en siete zonas, en las que había que llevar control de aforo y de temperatura de cada persona. Era todo muy complicado. Me ha dolido mucho, pero...

-Desde el punto de vista económico, ¿ha hecho el Gremi una estimación de cómo va a afectar?
-Depende del tipo de librería, pero en muchos casos supone entre un 15 y un 20 por ciento de la facturación anual. Se podía equiparar a la venta que se hace en Sant Jordi en Barcelona. Realmente ha sido una pérdida económica importante. 

Foto: EVA MÁÑEZ.

-Se mantiene, eso sí, cierta actividad virtual, con lo que la marca 'Fira del Llibre' seguirá presente, pero, ¿de qué manera?
-No está totalmente cerrado el plan, aunque sí avanzando. Queremos que la Fira se traslade en noviembre a las librerías, que cada una tenga su feria propia. Nuestra obsesión es que la gente vaya a comprar libros a las librerías de barrio, de los pueblos, librerías independientes, etc. Se hará una gran campaña de comunicación para potenciar este mensaje. No tenemos la feria tradicional, pero se puede disfrutar en las librerías. La idea es que en las mismas fechas sean ellas las que concentren la actividad cultural. Con, por ejemplo, firmas de autores, aunque con un formato distinto por el que se envíen los libros firmados y se presente de manera digital; clubs de lectura y actividades escolares. Hay que reinventarse.

-Las librerías fueron unos de los primeros espacios culturales en abrir sus puertas tras el confinamiento. Meses después, ¿cómo han sentido esta 'nueva' normalidad? 
-La sensación que tenemos, hablando con otros compañeros y compañeras, es que la gente está siendo muy solidaria, está haciendo por ir a las librerías. Yo, por ejemplo, en el mes de julio de este año he vendido un poquito más con respecto al año pasado. También en septiembre. La gente es consciente de la importancia social que tenemos. De hecho, muchas personas me han comentado que están volviendo a la librería tradicional. Se está generando un efecto muy positivo para la librería de proximidad. 

-En estos meses, de hecho, se han dado distintas campañas para animar a la compra en comercio local, como la diseñada por Migue Martí o Sentim les Llibreries. 
-El hambre agudiza el ingenio [ríe] Yo mismo participé en Sentim les Llibreries, que tuvo una respuesta fantástica, con una participación de unas 1.600 personas. Estábamos todos emocionados. Estamos pensando de hecho, en apoyar el año que viene desde el Gremio esta campaña, que se hizo de manera independiente. En nuestra voluntad no está limitarnos a ayudar a los agremiados, sino a todas las librerías valencianas. Esto ya lo hacemos, por ejemplo, a través de un servicio de asistencia jurídica.

-En este año se han puesto en marcha distintas ayudas para paliar los efectos de las crisis, en el caso de las librerías una partida de 472.000 euros por parte de la Generalitat, ¿qué valoración hace de estas medidas?
-Esa campaña de medio millón de euros estaba bien planteada en un principio, pero no se ha llevado adelante porque los servicios jurídicos lo echó para atrás porque  no se puede hacer ese tipo de compras. A cambio, por el mismo importe, se han impulsado una ayudas para gastos que hemos tenido durante el estado de alarma. No es mala idea, aunque a lo que nosotros nos gusta es vender libros. El proceso es un poco lento, eso sí, todavía no tenemos ninguna comunicación de cómo se han repartido las ayudas ni cuándo van a llegar. Desde el Gremi pensamos que la administración nos tiene que ayudar. Somos un sector muy débil y este periodo puede ser dramático para muchas librerías. Esta ayuda, que tiene que llegar, es positiva pero tiene que haber más. 

Foto: EVA MÁÑEZ.

-¿Piensan en 2021? 
-Nosotros ya estamos pensado en la feria del 2021 y la voluntad es hacerla en Viveros, quizá reeestructurando los espacios, con circuito distinto, pero con las mismas casetas y en las fechas tradicionales, a finales de abril o principio de mayo. Pero vivimos una etapa de tal incertidumbre... nadie sabe cuándo se va a normalizar realmente la situación. En cualquier caso, ya estamos trabajando en ello. 

-Cuando llegó a la presidencia del Gremi de Llibrers se marcó como objetivo ayudar a los libreros y libreras jóvenes, ¿por qué?
-Hay muchas librerías gestionadas por mayores en las que no está claro que vaya a haber un recambio generacional. Es un oficio de riesgo [ríe] Ser librero es como ser entrenador de fútbol: sabes que empieza la temporada pero no sabes si la vas a acabar. En algunos casos ha habido o puede haber relevo generacional, pero en muchos otros no. Es muy ilusionante y muy importante que haya gente se lance al ruedo, que apueste por abrir un espacio cultural. Está habiendo en València muchos casos de gente joven abriendo librerías y hay que apoyarles.

-No me resisto, ¿nos recomienda una lectura?
-El último libro que he leído es El olor del bosque, escrito por Hélène Gestern. Es un libro delicioso, muy bien escrito y, también, muy bien traducido, que a veces una mala traducción puede matar un libro. Además, tiene un valor especial para mí, porque habla de fotografía, un tema que me apasiona, y, en concreto, de los álbumes familiares en un tiempo en el que se está perdiendo. Cuando haces una buena recomendación a un cliente queda en la memoria, y este libro es maravilloso. 

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