VALÊNCIA. Personalmente esta semana la acaparado un nombre propio: el artista valenciano José Segrelles (1885-1969). No se cumple ninguna efeméride ni se inaugura una exposición. El caso es que cayó en mis manos una acuarela-hablo en pasado por lo que seguidamente diré- de este gran maestro nacido y fallecido en Albaida, que, a las pocas horas, afortunadamente, fue adquirida por el propietario de una importante colección valenciana dedicada a este impresionante virtuoso. “Esto de Segrelles es un veneno” me decía mientras me enseñaba su colección alojada en las paredes de prácticamente todas las estancias de su vivienda. Una de las cosas que he aprendido estos días, es que José Segrelles fue esa clase de artista que creó un pequeño universo a su alrededor de obra original (acuarelas, ilustraciones, óleos, obra religiosa, carteles, anuncios, logotipos…) y publicaciones en las que intervino, y que cuanto más se conoce, ese veneno de querer más, va actuando lenta pero inexorablemente sobre el organismo.
Parece que fue fácil detectar su talento desde muy pronto y siendo todavía niño fue enviado por la familia a València para su ingreso en la Escuela de Artes y Oficios, para de ahí, pasar a la Academia de San Carlos donde toma contacto con monstruos consagrados como Joaquín Sorolla. Se allí marcha a Barcelona donde comienza su verdadera carrera profesional, a ganarse la vida en diversos establecimientos fotográficos. Se produce un hecho clave al comienzar a trabajar en los Estudios Napoleón conoce de primera mano el mundo de cine de fantasía (aquí empieza todo a cuadrar) puesto que participa en los efectos sonoros y al piano en películas mudas de Meliès y de Pathé. Por sus manos, a buen seguro, pasan negativos de aquellas películas con las que trabajaba cortando y empalmando, lo que va impregnando su imaginación de hechos e imágenes fantásticas. Su ascenso es meteórico y los encargos se suceden incluso del extranjero: Londres, Paris y Nueva York donde ilustra y expone su obra. Hablar con un mínimo de talle de su carrera excede con mucho el espacio y la pretensión de este artículo. Su producción es enorme y bastante estudiada, lo que no impide que todavía anden por ahí una importante cantidad de obra que no ha sido nunca catalogada. De entre sus obras más conocidas son las ilustraciones para las Mil y Una Noches (en dos ediciones), los Viajes de Gulliver, la Divina Comedia o para el Quijote entre otras muchas. Es especialmente llamativa y personal es la llamada “etapa sideral” que desarrolla a partir de los cincuenta en la que el artista, en plena libertad creadora, aborda un tema que le obsesionaba: el espacio y los astros, demostrando en este caso una imaginación fuera de lo común. Obsesionado con la carrera espacial y la llegada del hombre a la luna, fallece en marzo de 1969 pocos meses antes que esta se produjera.
Para los aficionados a la ilustración y más concretamente para los fans del Hobbit o el Señor de los Anillos el nombre de John Howe lo es todo. Lo que no sabrá todo el mundo es que para el gran ilustrador canadiense y residente en Suiza el pintor valenciano José Segrelles también lo es todo, de hecho es autor del prólogo del libro de 2010 “Segrelles, Ilustrador Universal”. No diremos que el del pintor de Albaida es el típico caso del artista poco conocido en su tierra pero alabado en el extranjero pero sí que habrá que hablar de su particular status en la actualidad. Se emociona el director de cine mexicano Guillermo del Toro cuando lo califica como “tesoro mundial” y “artista de artistas” y añade “Segrelles pertenece a la más selecta lista de los grandes de la ilustración mundial: Dore, Rackham, Dulac y unos pocos más- esos grandes creadores que expanden las historias que ilustran. Segrelles transforma el texto y crea imágenes que se vuelven definitivas; reclama para sí gran parte de la gloria de contar esas historias
El dibujante William Stout, autor del storyboard de “El Laberinto del Fauno”, ganadora de tres Oscar en el año 2007 se considera una persona obsesionada por el arte del pintor valenciano hasta el punto de que, “En el año 2008 mi esposa y yo hicimos una peregrinación para visitar la impresionante Casa Museo José Segrelles en Albaida. Se convirtió en mi turno para recoger la antorcha Segrelles.”. Su emotiva exposición acaba así: “Me siento profundamente honrado de participar en esta celebración de uno de los artistas más delicados y más imaginativos que el mundo ha producido jamás: El Gran Maestro, José Segrelles. ¡Que su trabajo y su leyenda viva para siempre!”.
Existen artistas cuya obra no es demasiado popular, pero que sin embargo tienen una pequeña legión de admiradores que, si pueden permitírselo, se convierten en coleccionistas y perseguidores de sus trabajos. Es entonces cuando se produce la paradoja de que siendo pocos, sin embargo, estos devotos pueden hallarse cualquier lugar del globo. Podemos afirmar que Segrelles es paradigma del artista de culto y a pesar de ello, posiblemente junto con Sorolla sea el único artista valenciano de entre la segunda mitad del siglo XIX y primera del XX valenciano con un mercado internacional de ávidos coleccionistas. Aunque su obra se persigue y cotiza en ciertos círculos, su valoración y conocimiento todavía está por debajo de la calidad que atesora, pero conforme el tiempo y la constancia de los buscadores de sus ilustraciones y óleos hagan que su obra comience escasee, sin duda subirá en cotización.
Es de justicia agradecer este artículo a Joan Josep Soler, autor de la web, en su día comisario de la amplísima exposición celebrada en 2015 en el MUVIM “El laberinto de la fantasía”, por su magnífica labor en la divulgación del artista y concretamente por abrirme su casa, mostrarme su magnífica colección y descubrirme muchos aspectos que desconocía de este gran maestro. Otra web interesante es la de la casa museo del artista en la localidad de Albaida. Les recomiendo que antes de iniciar el viaje a esta localidad llamen o consulten si el espacio va a estar abierto, no vayan a hacer el trayecto en balde.