VALÈNCIA. La Comunitat Valenciana se despidió de 2019 con 43.700 empleos más de los registrados al término de 2018, un dato con el que encadena siete años consecutivos de creación de puestos de trabajo y se sitúa cerca de las cifras de ocupación de finales de 2008, cuando los primeros efectos de la crisis rebajaron el número de trabajadores a 2.170.600 personas. Así se refleja en la reciente Encuesta de Población Activa (EPA) publicada por el INE, de donde se desprende que, tras marcar mínimos en 2012, la autonomía valenciana ha generado 317.000 nuevos empleos.
Ese incremento, deslucido por el primer repunte del paro (0,76%) desde el inicio de la recuperación económica, sitúa a la Comunitat como la sexta región española con mayor crecimiento laboral en los últimos seis años (17,7%), una realidad a la que contribuyen dos de los grandes pilares de la economía valenciana: la industria manufacturera y los servicios. Pero más allá de la hostelería, otras actividades terciarias como la inmobiliaria o las comunicaciones podrían también explicar ese desarrollo.
Parece por tanto evidente que el sector destinado a los servicios es el que más trabajo ha generado en la Comunitat, con 244.900 nuevos puestos respecto a la conclusión de 2012. La mayor parte de ese empleo se concentra, según datos de la EPA, en el segmento productivo que agrupa al comercio, la logística, la reparación de vehículos y por supuesto la hostelería. En su conjunto, produjeron 122.600 nuevos trabajos.
Parte de ese incremento, sobre todo en lo que se refiere al subsector hostelero, se encuentra estrechamente ligado al buen comportamiento del turismo tanto en España como en la Comunitat, una autonomía que se vio beneficiada por las dificultades de otros países para atraer viajeros. Así lo revela el investigador del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie) y catedrático de la Universitat de València, Lorenzo Serrano, quien mantiene que esos efectos se advierten, principalmente, “en los servicios de comidas y bebidas”.
Sin embargo, y como se apuntaba anteriormente, otras vertientes económicas menos habituales han recuperado también fuerza laboral en relación a 2012, como la vinculada a las actividades inmobiliarias. Aunque redujo su capacidad empleadora en el último año, esta área productiva posee ahora 15.300 puestos de trabajo en la Comunitat, un 34,2% más que hace siete años.
Este crecimiento podría estar relacionado con las transacciones del mercado del alquiler, que presentan un mayor dinamismo a pesar de que el parque de viviendas no ha aumentado en exceso durante estos años. De hecho, la construcción no crece al mismo ritmo que la actividad inmobiliaria, ya que su incremento es del 8,5% en comparación al cierre de 2012.
Por otro lado, es igualmente destacable la creación de puestos de trabajo en aquellas áreas relacionadas con la información y las comunicaciones, que atesoran el mayor aumento porcentual respecto a los peores momentos de la crisis, con un 51,7%. De esta manera, el número de puestos de trabajo ha pasado allí de los 32.900 en 2012 a los 49.900 al cierre del pasado año. También las actividades relacionadas con la Administración Pública, como las educativas y las sanitarias, han experimentado mejoras significativas y actúan como “un motor para la Comunitat”, como reconoce Serrano.
Pero al contrario de lo que sucede en el sector servicios, donde algunas ramas de actividad han llegado incluso a superar los niveles de empleo previos a la recesión, en la industria es más común que se recupere solo lo perdido desde la crisis. De hecho, pese al aumento del trabajo en el sector industrial un 21,8% hasta los 371.900 empleos, áreas de trabajo como las enmarcadas dentro de las industrias extractivas, los suministros de energía y las actividades de gestión de residuos destruyeron en su conjunto 4.500 empleos entre 2012 y 2019.
Por tanto, si se ha producido en este sector un repunte de los puestos de trabajo es gracias a muchas de las actividades incluidas en segmento de las manufacturas, que compensaron las caídas de otras industrias al crecer en 71.000 empleados respecto a hace siete años. “Se observa que ciertos subsectores, como la industria química o la fabricación de maquinaria, se expanden en la Comunitat”, confirma Serrano, quien apunta a una relativa mejoría de la industria azulejera y advierte en cambio de que en otros ámbitos, como el del mueble “se continúa perdiendo empleo, un dato preocupante para algunas comarcas”.
Tampoco mejora el escenario laboral de la agricultura, el único de los grandes sectores productivos que sufre una pérdida generalizada del empleo en la Comunitat Valenciana. De hecho, el campo concluyó 2019 con 4.500 puestos menos de los que registraba en 2012, por lo que ahora emplea a 64.800 personas por las 69.300 de hace siete años.
“Los precios a los que se puede vender la producción agraria no compensan los costes de producción ni en la Comunitat ni en España, al contrario de lo que sucede en otros países”, subraya Serrano, quien insiste en que también en que ante este escenario los agricultores pueden pensar “en cambiar de cultivos porque los productos ya no son competitivos”.
De la misma manera, en subsectores como las actividades artísticas y de entretenimiento y también en el empleo doméstico se ha reducido el número de trabajadores. Estas categorías perdieron un 5,7% de sus puestos de trabajo desde 2012, aunque quizás en el caso del personal del hogar pueda existir más trabajo del que se refleja en los datos de la EPA. “Habría que preguntarse si se destruye de verdad ese empleo o si hay un mayor volumen sumergido por circunstancias como, por ejemplo, la legislación”, concluye Serrano.