VALÈNCIA. La verdad es que eso de inspirar, parece muy personal porque a cada cual puede llamarle la atención una cosa. Por ejemplo, para Víctor Küppers, conferenciante, formador y consultor, más que empresas inspiradoras existen emprendedores que inspiran. “Igual puedo parecer un poco naif o un poco inocente, pero me inspiran aquellas empresas en las que he visto que, sobre todo, hay jefes que son humanos, que son amables, que son agradables…Admiro a esas empresas que miran a las personas por encima del resultado, porque estamos en un capitalismo salvaje donde sólo importa el número, sólo importa el llegar a los objetivos y siempre es un objetivo mayor y siempre es más y más…”.
Uno de los emprendedores que parece compartir la visión de Küppers poner a la personas por delante de la cuenta de resultados es David Tomás, cofundador y CEO de Cyberclick, business angel, mentor de startups y autor del libro ‘La empresa más feliz del mundo’, después de haberse alzado con el galardón ‘Best Place to Work’ en España. Tomás asegura haber renunciado a contratos interesantes con el fin de preservar la satisfacción de la plantilla. Un estado que revisan semanalmente en la empresa a través de un semáforo en el que cada trabajador debe indicar si ha habido alguna cosa que le ha hecho estar en rojo, en ámbar o en verde. Ahora bien, “de nada sirven las claves ni las medidas si no hay una sincera voluntad de cambio ni intención de poner al equipo en el centro”, advierte.
También en Eventbrite, la plataforma tecnológica global de compra de entradas y gestión de eventos, se interesan por medir cada seis meses la satisfacción de sus más de 1000 empleados. Lo hacen a través de un cuestionario anónimo, convencidos de que una persona que esté a disgusto en la empresa ni va a ser feliz ni va a dar su mejor versión.
Lo sabe Javier Andrés, actual country manager de Eventbrite para España y Portugal después de haber vendido el año pasado la compañía que él fundó, Ticketea, a la estadounidense. Andrés asegura que su continuidad en la empresa no obedece a ninguna cláusula de permanencia por el exit, como muchas veces sucede, sino a una decisión voluntaria, dado que Julia Hartz, cofundadora y CEO, le brindó la posibilidad de elegir. Cuenta también Andrés que no dudó en seguir aportando su talento y valor a la compañía que le había inspirado en su emprendimiento. “Eventbrite surge en 2006 y Ticketea cuatro años después. Me inspiré en su modelo de negocio, enfocándonos siempre a lo que se denomina mercado primario, esto es que llego a un acuerdo con el promotor del evento y él me da su inventario para poder vender de manera directa, nunca reventa. Ahora estoy encantado de poder trabajar con ellos”, afirma.
Una vez subrayada la importancia de poner a las personas en el centro de la empresa, cabe preguntarse si es suficiente con lo que se conoce con el salario emocional. Algunos emprendedores consideran que, en momentos puntuales de crisis, esto puede ayudar, pero resulta insostenible en el tiempo si no va acompañado de un sueldo acorde al desempeño de la actividad.
Aunque tal vez no sea la única motivación, la mayoría esperamos una retribución económica a cambio de nuestro trabajo. Cuanto mayor sea, mejor. Un caso sonado en este sentido fue el de Pepehone. Surgida en el seno de Globalia, la creación del operador telefónico virtual fue un encargo hecho a Pedro Serrahima, ahora director de Desarrollo y Negocio Multimarca Telefónica España. Harto de repetir en sus intervenciones públicas que con Pepephone se hizo todo “teóricamente mal”, lo cierto es que la compañía acabó con más de 475.000 clientes de móvil, más de 40.000 clientes de banda ancha, 64 millones de euros de ingresos y un ebitda de 13,1 millones de euros. Fue entonces, en 2016, cuando la adquirió Másmovil pagando por ella 158 millones de euros, la cifra más alta pagada en España hasta entonces por una empresa de telecomunicaciones.
No había nada escrito ni se había previsto ninguna retribución adicional a los empleados. Sin embargo, los accionistas de Pepephone, Javier Hidalgo y Rosauro Varo, decidieron premiar el buen trabajo de los empleados más veteranos de la compañía pagando de su bolsillo un año de sueldo como retribución extraordinaria a los empleados con más de un año de antigüedad. Lo extraordinario de esta decisión fue lo que la convirtió en noticia.
También el criterio de impacto, en el sentido del número de personas que benefician de una misma solución en todo el mundo, sirve valer para determinar cuándo una empresa es inspiradora. En esta línea, David Bejarano, coach de vida y negocios e instructor en la plataforma de aprendizaje Udemy, cita a Google como una de las empresas más inspiradoras a escala mundial. “No me refiero tanto a sus niveles de facturación y expansión territorial, sino a la cultura de empresa, capaz de motivar a los empleados dando rienda suelta a la disrupción creativa”.
Pero igual tampoco hay que irse tan lejos para encontrar emprendedores tecnológicos en impacto. España cuenta con David Cuartielles, el zaragozano que estuvo en los orígenes de Arduino, “una plataforma de hardware libre que se programa con un sistema de software libre y se documenta con documentación libre”, según su propia definición. Surgido en 2005 como un proyecto educativo, la empresa no ha perdido de vista el ánimo pedagógico y el proyecto aglutina a una comunidad internacional de estudiantes y personas agradecidas que, gracias a sus económicas placas, han podido hacer sus propios desarrollos interactivos.