VALÈNCIA. (EP) El coronavirus ha dejado su huella también en la justicia valenciana, que desde este martes ha comenzado su segunda fase del plan de desescalada con una nueva "normalidad": geles en las puertas, pasillos y bancos señalizados, exención de togas para letrados que las comparten y personal "desbordado".
La segunda fase de desescalada en la Administración de Justicia apunta a la progresiva vuelta al trabajo para retomar diligencias y señalamientos. Se contempla la incorporación de entre el 60-70% del personal, y en el caso de la Comunitat Valenciana, la cifra de funcionarios que ya ha vuelto a su puesto de trabajo físico ha sido de 2.804 --hay un total de 4.911---. Por provincias, en la de Valencia han vuelto al 60% 1.505; en Alicante 997; y en Castellón 302, según han confirmado fuentes de la Conselleria de Justicia a Europa Press.
Fiscales, jueces y letrados consultados por Europa Press han coincidido en que ya se empieza a respirar "cierta normalidad" en la Ciudad de la Justicia de València aunque se encuentran "temerosos" ante lo que les viene por delante. "Estamos agobiados porque ahora viene el desembarco de señalamientos y estamos desbordados", afirman desde la sección Civil.
"La previsión es increíble. Estamos intentando coordinarnos con los jueces y esto es una locura", prosiguen las fuentes consultadas, que agregan que lo "prioritario" son lo señalamientos suspendidos y la regulación de pensiones o divorcios, pero es "complicado" con los medios y personal con el que disponen. "No sabemos cómo hacerlo", han coincidido.
Sobre este punto, la propia consellera de Justicia, Gabriela Bravo, advirtió ayer del atasco "importantísimo" en los juzgados valencianos que arrastran más de 20.000 vistas suspendidas y señaló que lleva un mes pidiendo al Gobierno un plan de transición.
Otro de los "problemas" es el uso de salas para vistas y comparecencias. Por ejemplo, en Violencia sobre la Mujer, según apunta la fiscal Susana Gisbert, no se puede utilizar la sala multiusos de cada juzgado por ser imposible guardar las distancias de seguridad establecidas, con lo que se tienen que compartir otras disponibles, más amplias, en la parte de bajo. Esto obliga a coordinar señalamientos entre juzgados para no coincidir y conllevará ciertos retrasos también.
Fiscales y abogados hacen referencia también al uso de los ascensores en el edificio judicial valenciano que, en numerosas ocasiones, están estropeados y son lentos. Han apuntado que si únicamente puede subir una persona en ellos, se va a producir una congestión "enorme".
Otro aspecto a tener en cuenta es la coordinación en el uso de los despachos de los fiscales, por ejemplo. La norma es poder utilizar aquéllos individuales aunque se debe primar el teletrabajo. Pero en el caso de despachos compartidos, hay que turnarse. Y se está estudiando la manera de hacerlo.
Precisamente en cuanto a los turnos, algunos fiscales han indicado que, pese a que en un principio les dijeron que se iba a trabajar por las tardes, "parece que ayer se dictó un decreto explicando que algunos sí y otros no". "En Fiscalía parece que en la parte Penal no tienen que venir por la tarde pero en Violencia sí. Hay una incertidumbre total al respecto", han lamentado.
Señalizaciones, carteles, geles, mamparas, mascarillas y guantes están por todas partes de la Ciudad de la Justicia de València. "Parece que estemos en Barrio Sésamo", bromeaba la fiscal Gisbert en cuanto a las señalizaciones en pasillos.
'Se informa al público que para acceder al edificio es obligatorio el uso de mascarilla y por ello deberán venir provistos de la misma', indica uno de los carteles de acceso al edificio judicial valenciano. En otros interiores se señala 'Aforament màxim 10p'; o 'Por favor, guarde 2 metros de distancia'.
También se puede ver más afluencia de equipos de limpieza en los juzgados para desinfectar y, en cuanto al uso de togas compartidas entre letrados, éstos quedan exentos de utilizarlas porque son una fuente de contagio, ha confirmado uno de los abogados consultados. En cuanto a los fiscales, que disponen de las suyas propias, pueden elegir si prefieren ponérselas o no.
Algo en lo que varios fiscales han coincidido en echar de menos a su vuelta a los despachos es la música que sonaba cada día de trabajo desde el Conservatorio que se ubica próximo a la Ciudad de la Justicia y que, de momento, permanece sin actividad. "En los despachos que dan al Conservatorio siempre se colaba la música y ahora, en estos tiempos tan convulsos, se echa de menos", afirman.