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al otro lado de la colina / OPINIÓN

G20, muchos focos pero ¿pocas nueces?

No es la primera vez, ni será la última, que hablemos de estos encuentros internacionales que si bien son necesarios no son del todo suficientes para mantener los deseados equilibrios internacionales, aunque a veces parezca todo lo contrario.

16/07/2017 - 

VALÈNCIA. En primer lugar me van a permitir recordarles que es el G20, porque así en seco a alguien le puede parecer el nombre de un televisor o incluso de un smartphone: es una reunión de altos dignatarios que se inició en 1999 con ministros de finanzas y gobernadores de bancos centrales, pero desde que en 2008 la economía mundial casi salta por los aires, pasó a ser una cita ineludible de los jefes de Estado y presidentes de Gobierno de 19 países más la Unión Europea y España (invitado permanente), para evitar tamaña crisis sistémica.

Este foro internacional reúne a representantes de más de 4/5 partes del producto mundial bruto y 3/4 partes del comercio mundial y de casi dos tercios de la población mundial, como nos recuerda su web. Por lo tanto es una magnífica oportunidad para observar por donde van a ir las alianzas, acuerdos o incluso desencuentros en el mundo.

Si en el G20 del 2016 quedó claro que los USA ni estaban ni se les esperaban (con gran protagonismo de China Popular), en este 2017 las cosas han cambiado, los norteamericanos por activa o pasiva han vuelto a marcar en parte los tiempos, aunque sea como consecuencia de varios desacuerdos con el resto de asistentes. Uno de ellos es el rechazo al acuerdo de Paris del Cambio Climático por parte de Donald Trump, y el otro, por sus posiciones aparentemente proteccionistas. Y digo aparentemente, porque si usásemos la misma severidad para enjuiciar a otros mandatarios se les podía tachar de lo mismo, miren lo que antes de iniciar la cumbre afirmó el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker: "Estamos a favor del libre comercio, pero de un libre comercio justo" aseveración muy acertada pero que algún liberal, sólo de boquilla y quizás con intereses espurios, puede considerarlo como un ataque a la libertad de mercado y la libre competencia. Competencia que muchas veces no es justa, por ejemplo para nuestro campo, a nuestros agricultores les exigimos que cumplan unas normas laborales, fiscales y severos controles fitosanitarios y en cambio, al otro lado del mar Mediterráneo, grandes explotaciones producen cítricos con las cartas marcadas pues no juegan con las mismas reglas del juego, en fin, si algún político no lo solventa, nuestro medio ambiente, el mar de naranjos de la llanura valenciana, está condenado a morir (por su abandono) y nosotros estaremos condenados a vivir en un secarral.

En la cumbre uno de los movimientos y reposicionamientos geopolíticos dignos de mencionar fue como la UE, tras el acuerdo comercial con el Canadá y para no dar muestras de debilidad tras el Brexit, ha llegado a un pacto político con Japón, en concreto con su primer ministro Shinzo Abe, para alcanzar un acuerdo de libre comercio (supondría un 40% del comercio mundial). Aunque parece que la canciller alemana, Ángela Merkel, ejerciendo de lideresa y yendo por libre, intentaba conquistar al líder chino Xi Jinping y sobre todo a su mercado (China importa por un total de un billón y medio de dólares). Y para finalizar la comisaria europea Cecilia Malmström, haciendo amigos como de costumbre (recuerden como atacó a España atizándole a la Guardia Civil de Ceuta, aunque posteriormente se retractara) puso como no modelo a la hora de celebrar acuerdos a los norteamericanos, afirmando: “Y no como la visión americana, que parece que es un yo gano y tú pierdes". Curioso, pues como responsable del comercio de la UE se le presupone que ha de llevarse bien con todo el mundo.

También tuvo su aquel, más mediático que otra cosa, la reunión de Vladimir Putin con Trump, donde se pactó un alto el fuego en Siria, más utópico que real, y también se trató la crisis ucraniana. Por otra parte se firmó una interesante declaración contra el terrorismo atacando sobre todo su financiación. Se incluyó una línea de actuación sobre políticas de género, tratando a la mujer más como unidad de consumo y de producción, que desde una perspectiva humanística. Y un dato a tener en cuenta, fue el bajo perfil de la representación, y su poco protagonismo, de la delegación Saudi, ¿muestra de debilidad en el pulso chiíta-sunita?.

Se incluyó como dato dentro del Plan de Acción G20 Hamburgo, que China disminuirá la carga impositiva de sus empresas alrededor de 380.000 millones de yuanes y reducirá los costes de sus negocios en unos de 720.000 millones de yuanes, lo que suena a prácticas de casi dumping (recuerdan lo que les comentaba de un comercio justo y competencia leal). Lo anterior, si lo unimos a que las ventas chinas a USA se incrementaron en un 19,8% este mes pasado (las globales subieron un 11,3%), provocando un crecimiento de un 23% interanual en el déficit comercial USA-China, nos lleva a presagiar nuevas tensiones comerciales.

Uno de los aspectos que se pasó por alto en esos días, fue todo lo concerniente a la visita del presidente norteamericano a Polonia, y su gran discurso del 6 de julio hablando de Dios, Democracia, Patriotismo, Civilización, Responsabilidad, Libertad… Parece ser que son valores no muy apreciados o tenidos en cuenta por la opinión publicada en Occidente. En cambio, sí se trató en la declaración final de los líderes, el acuerdo de París, se insiste mucho en ese documento sobre la sostenibilidad del crecimiento, del desarrollo, medios de subsistencia, que está muy bien, pero sobre los derechos humanos de los que habitan el planeta, sólo hace una par de menciones colaterales, y por supuesto nada de cómo se conculcan estos derechos humanos en el mundo, y mucho menos de su condena.

Y hoy en día hablar de derechos humanos en el entorno internacional es hablar de la muerte del premio Nobel de la Paz chino Liu Xiaobo, que tras 11 años de cárcel, por defender la Libertad (subversión para el régimen), murió de un cáncer de hígado diagnosticado tarde curiosamente, negándose las autoridades a que recibiera asistencia en el extranjero.

Pero sobre todo hablar de derechos humanos, o mejor dicho de su conculcación es hablar de Venezuela, donde la crisis que vive el país, hace que éste se debata entre un estado en situación fallida o una dictadura bolivariana, ante casi la indiferencia de la Comunidad Internacional, y la resistencia del pueblo venezolano a perder sus derechos. De tal forma que su Mesa de la Unidad Democrática –MUD- se ha movilizado para celebrar este 16 de julio una votación, amparada en los artículos 5, 62 y 70 de su constitución, para frenar el llamado proceso Constituyente, impulsado por Nicolás Maduro, que se inicia este próximo 30 de julio con la selección de candidatos. Estas votaciones del 16 de julio impulsadas por el MUD contarán con 2000 centros de votación en Venezuela y más de 500 en el exterior, aquí en Valencia parece que también habrá, y aunque el presidente bolivariano no use las armas para defender su régimen según manifestó, el mal está hecho pues ha creado una gran fractura en el país, peligrosísima para su estabilidad y su futuro. Esperemos que líderes democráticos como Leopoldo López y Henrique Capriles, sepan enmendar esa situación el día de mañana, cuando se restablezca la democracia en su plenitud, y lleven la reconciliación y el consenso nacional que tanto necesita la república de Venezuela.

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