A mayor educación financiera se exige mayor transparencia y a mayor transparencia se obtiene una mejor defensa de los derechos de cada individuo
VALÈNCIA. Hoy no es primer lunes de octubre, por lo que hoy no es el Día de la Educación Financiera. Sin embargo, emulando al sombrerero y a la liebre de la adaptación animada en 1951 de la conocida novela de Lewis Carroll decimos: "Bien sabido es que tienes tú un Día de la Educación Financiera. Imagínate, uno solamente al año. Ah, pero te quedan 364 días de no Día de la Educación Financiera. Precisamente son los que aquí celebramos".
La actitud de un día aplicada al resto del año para que el consumidor consciente sea la norma y no la excepción. Para que la defensa de nuestros intereses sea coherente a lo largo de todas las etapas de nuestra vida. Mientras que el Día de la Educación Financiera se pretende sensibilizar, el resto del año debe de ser la puesta en práctica. Si ayer se hacían las conferencias, se presentaban publicaciones o se otorgaban premios, hoy revisamos nuestras cuentas, los intereses, las comisiones, los ingresos y los gastos, para que reciban una gestión de acuerdo con nuestro perfil de riesgo y nuestro horizonte temporal.
De acuerdo con el estudio '¿Cómo va la vida?' (OCDE, 2011), la estimación es que en 1.820 solo el 12% de la población sabía leer y escribir. La importancia del dato viene cuando lo comparamos con el de la nota conceptual del Día Internacional de la Alfabetización de la UNESCO celebrado el pasado 8 de septiembre. En ella se dice que para 2016 el 86% de la población mundial estaba alfabetizada. Esto significa que en prácticamente 200 años hemos pasado del 12% al 86% de alfabetización.
Más allá de los porcentajes concretos, esto permite reflexionar sobre cómo ha mejorado el mundo en dicho periodo de tiempo y, de la misma manera, cómo mejorará con los avances que se están produciendo en el campo concreto de la educación financiera. ¿Cuáles serán las consecuencias de que cada día un mayor número de personas amplíe sus conocimientos para gestionar mejor su patrimonio? y ¿cómo afectará eso a las relaciones entre el cliente y los profesionales del sector? Una conclusión que parece evidente es que a mayor educación financiera se exige mayor transparencia y a mayor transparencia se obtiene una mejor defensa de los derechos de cada individuo.
Alicia: ¿Podrías decirme, por favor, qué camino debo seguir para salir de aquí?
Gato de Cheshire: Esto depende en gran parte del sitio al que quieras llegar.
Alicia: “No me importa mucho el sitio...”
Gato de Cheshire: “Entonces tampoco importa mucho el camino que tomes”.
Esta misma filosofía es la que impulsa la elaboración de los 'Principios y buenas prácticas para la concienciación y educación financieras' (OCDE, 2005) y 'Principios básicos para unos planes de educación financiera de alta calidad' (Comisión Europea, 2007). Antecedentes directos del Plan de Educación Financiera que promueven conjuntamente la Comisión Nacional del Mercado de Valores y el Banco de España.
Dicho plan cuenta con tres ediciones hasta la fecha: 2008-2012, 2013-2017 y 2018-2021. En la primera de ellas, se sientan las bases con la constitución del grupo de trabajo, la elaboración de los primeros materiales, se firman los primeros convenios, se lanza el portal Finanzas para todos y se promueve el primer programa piloto para incluir la educación financiera en el currículo escolar.
En la segunda edición, se especializa el grupo de trabajo, se amplía la red de colaboradores, se propone un Código de Conducta, se presenta la necesidad de una encuesta para valorar el estado de la cuestión y se amplía la presencia de la educación financiera en Educación Primaria y Secundaria. Además, es en esta misma edición, la de 2013-2017, en la que se formaliza la creación del Día de la Educación Financiera con los premios Finanzas para todos y Programa de Educación Financiera. Una década de trabajo planificado que ha contribuido a aumentar la educación financiera de nuestra sociedad gracias a que el destino de la plena alfabetización financiera cada día cuenta con más dedos que lo señalan.
Miquel Boix es máster en Gestión Financiera por la FEBF-UCH y asesor certificado EFA