un trabajo de vicent tena 

FIB 2019: 96 fotos en 24 horas para viajar a la vieja normalidad

El fotógrafo presentará el 7 de septiembre, a las 19h, en abierto el multimedia completo de su proyecto '24 horas en el FIB'. Un trabajo hecho con la ayuda de David Linuesa, de Áqaba Media

6/09/2020 - 

CASTELLÓ. Con un trípode en mano, un flash de unos veinte años y una cámara analógica se presentó Vicente Tena al FIB 2019. "Toda esa parafernalia frente a un público que únicamente se hacía selfies con el móvil". Pero allí iba este fotógrafo de Castelló dispuesto a capturar (y a disfrutar) por primera vez del popular macrofestival de Benicàssim. No le gustan las masificaciones, cuenta. Sin embargo, aunque empezó a fotografíar a las doce de la mañana en las inmediaciones del recinto, lo que buscaba precisamente era barullo. Es por esto que de entro todas las jornadas, Tena escogió inmortalizar el viernes 16 de julio. "Todos sabíamos que ese año el festival no tendría tanto público como veces anteriores. Así que escogí como punto central la noche en la que actuaba la cabeza del cartel Lana del Rey, para así no tener dificultades en la asistencia". A partir de aquí, el castellonense tomó una única toma cada 15 minutos durante 24 horas ininterrumpidas. 96 imágenes en 8 carretes. 

"Era todo un reto físico, porque no puedes parar a descansar. Yo cenaba a tramos. Pero además, fue un reto de creatividad, porque si por ejemplo tenía que ir al baño y había mucha cola se te pasaba el cuarto de hora y debías de pensar rápidamente en una toma. Así que no era una cuestión solo de no quedarse dormido, sino de lograr que el resultado de esas 96 fotos fueran fieles a la calidad y el lenguaje que buscaba", asegura Tena, quien además nunca antes había hecho un proyecto en un solo día, sus trabajos acostumbraban a hacerse a largo plazo. 

Quien le empujó a meterse en este "embrollo" fue -indirectamente- el neoyorquino Stephen Shore y su metódico sistema de fotografiar durante 24 horas a un grupo de amigos con los que viajaba. En su caso, el estadounidense optó por capturar cada media hora cosas tan banales como una gasolinera, una casa o como sus compañeros sencillamente dormían durante horas. Por su parte, Vicent Tena quería desarrollar esta técnica en un lugar mucho más dinámico que le permitiera, además de tomar fotos, explorar las relaciones humanas. "Soy psicólogo. Me interesaba descubrir qué tipo de perfiles pueden al final participar en un evento tan masificado y atractivo a nivel internacional. El FIB me daba la posibilidad de descubrir qué se siente en un espacio donde la gente tiene tanta libertad". 

Capturar en analógico ¿para Instagram?

Otro de los grandes atractivos era poder fotografiar en analógico justamente en un sitio donde la mayoría de personas comparten casi al segundo el concierto que están viendo. Como repiten en tantas ocasiones estos mismos festivales, lo que se vende es un experiencia y lo que interesa es que asista un perfil de público vinculado a las redes sociales para que así su relato en primera persona llame a más personas. El "boca a boca" del siglo XXI.

Lo que a Tena se le ocurrió fue una manera de unir ambos mundos. Si bien el sentido del proyecto era poder dar una perspectiva lo más fidedigna posible del FIB, otra de sus 'jugadas' era atraer a los millennials hasta un mundo para muchos desconocido. ¿Cómo? A cada retratado se le solicitó su perfil de Instagram para poder enviarles posteriormente la imagen y que estos la proyectarán en sus redes. "No solo les pasé una toma que hice desde el móvil, sino que a los quince días les envíe los negativos", añade el fotógrafo. 

Cuando los festivales parecían una "despedida de soltero"

Ahora, un año después, casi cuesta recordar cómo era la vieja normalidad. Una manera de vivir los festivales que calaba entre sus asistentes por el "buen rollo". "Cuando estuve en el FIB sentí que era un entorno seguro, porque veía a la gente cómoda y que querían pasarlo bien independientemente de la música que sonaba. También me sorprendió cómo se vive tan fuertemente como una actividad en grupo, planificada, donde muchos jóvenes comparten un denominador común. Es un poco el paralelismo de una despedida de soltero, porque lo organizas y todos se disfrazan o maquillan igual. Hay una entidad de grupo y todo el mundo puedo reconocerlo solo por la imagen". 

Tena empezó en el Desert de les Palmes un recorrido de 34 kilómetros a pie. Terminó viendo salir el sol en la playa. Acompañado de ciclistas que le animaban a afrontar el tramo final. Y todo esto valió la pena porque el fotógrafo tenía planeado repetir. Hacer una ruta en este 2020 por dos o tres festivales, entre ellos de nuevo el FIB. Sus planes se truncaron con la crisis sanitaria. No parecía que iba a durar tanto y el castellonense se planteó incluso hacer un subproyecto con las citas que lograrían sobrevivir a la Covid-19. Tampoco ha podido ser. Por lo que el castellonense ha optado por producir un multimedia donde muestra su experiencia ampliada, ahora, con unas tomas del espacio vacío.

 

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