La gestora de Newton confía en que las aguas vuelvan a su cauce tras la reunión que van a mantener ambos presidentes en la cumbre del G20 de este fin de semana
MADRID. Aunque obviamente esperamos que las relaciones comerciales entre Estados Unidos y China mejoren después de que los presidentes Trump y Xi se reúnan esta semana con motivo de la cumbre del G20, nuestra estrategia de inversión no puede depender, y de hecho no depende, de previsiones ligadas a acontecimientos concretos como este.
A lo largo del último año, a media que ha ido evolucionando el conflicto comercial, hemos observado una actitud asustadiza por parte del mercado y una tendencia a cambiar de opinión tras la publicación de cualquier tuit. Ante este comportamiento ruidoso y cortoplacista de los mercados, nuestra respuesta ha sido cambiar lo mínimo, manteniendo un horizonte temporal a muy largo plazo, de forma que una corrección en China puede ofrecer puntos de entrada muy atractivos en valores concretos.
Ante el mencionado comportamiento ruidoso y cortoplacista de los mercados, nuestra respuesta ha sido cambiar lo mínimo, manteniendo un horizonte temporal a muy largo plazo, de forma que cualquier corrección en China puede ofrecer puntos de entrada muy atractivos en valores concretos. Aunque el gigante asiático no es inmune a las consecuencias de un cambio en el régimen comercial, está bien posicionado para adaptarse a una situación de este tipo gracias a su vasto mercado interno: el gasto en consumo chino ya supera el consumo estadounidense, de ahí su importancia para las empresas exportadoras de Estados Unidos.
Esperamos avances en protección de los derechos de propiedad intelectual, que es una asignatura pendiente por parte de China, pero sería contraproducente ser muy rígidos en este tema. En este contexto, hay muchas empresas chinas del sector servicios que están creciendo muy rápido, que tienen mucho recorrido y que suelen cotizar a valoraciones muy bajas en relación con la oportunidad de generación de caja que ofrecen, lo que nos ha permitido encontrar recientemente buenas oportunidades de inversión en este segmento.
Los conflictos comerciales siempre son motivo de preocupación y no son la panacea para ningún país, ni siquiera para Estados Unidos que, pese a los esfuerzos de Trump, difícilmente experimentará un fuerte repunte de su actividad manufacturera. Pagar más por los productos importados podría provocar un aumento de la inflación que, a su vez, justifique nuevas subidas de tipos, lo que supondría un riesgo para muchos de los factores del precio de los activos que dependen de un bajo coste de capital y que han sido un motor básico del crecimiento económico de las últimas décadas. Esta situación podría resultar muy peligrosa para las economías dependientes del sector servicios que se han beneficiado de la escasa inflación y el bajo coste de la deuda, por lo que los efectos colaterales podrían ser muy amplios.
Naomi Waistell es gestora de Newton, parte de BNY Mellon Investment Management
El gestor considera que los chinos pueden tomar la delantera en muchas áreas como son tecnología, influencia política, dominio económico...
Una circunsancia que perjudicará tanto a los consumidores como a las empresas norteamericanas, tal y como advierten los expertos de DWS