Poner en duda el Estado de Derecho o la democracia en nuestro país es simplificar las cosas. La separación de poderes existe. Las decisiones judiciales dan garantías a los ciudadanos de que se defienden sus derechos y de que se les protege. Es una ligereza cuestionar la democracia.
Calendario político y judicial. Sin duda el impacto mediático, político y judicial es enorme. En estos días de vértigo con sucesión de acontecimientos tan graves y destacados como la DUI (declaración unilateral de independencia), aplicación del 155 corto en el tiempo con la convocatoria electoral para el 21-D, la huida de Carles Puigdemont y cuatro consellers, y el encarcelamiento de parte del Govern, además de las masivas manifestaciones de ciudadanos independentistas y también en defensa de la unidad de España, abren un calendario en el que se solapan los acontecimientos políticos con las decisiones judiciales. Se juegan muchos partidos al mismo tiempo y es fácil para algunos tomar el todo por la parte. Si la justicia encarcela al Gobierno que ha auspiciado la declaración de la República estamos ante un Estado opresor y no hay democracia. Sorprende la ligereza con la que se descalifica la actuación de la justicia y en el totum revolutum por elevación se deduce que no se defienden los derechos de los acusados y de todo un pueblo.
Perplejidad, desconcierto y desolación en el independentismo. Toparse con la realidad les ha dejado descolocados. Alguien pensó que la apuesta soberanista les iba a salir gratis. No lo calibraron suficientemente. No era un juego naíf y romántico instituir la República y proclamar la independencia. De manera unilateral se ha vulnerado la Constitución y el propio Estatuto autonómico y eso supone tener que asumir las consecuencias penales en este caso. En primera instancia se han querido agarrar a la decisión garantista del Tribunal Supremo que a petición de las defensas de los investigados, en este caso la Presidenta del Parlament, Carme Forcadell y los miembros de la mesa de la cámara, ha dado un plazo de una semana para tomarles declaración. Sin embargo el contundente auto de la jueza Carmen Lamela de la Audiencia Nacional que ha ordenado el ingreso en prisión del Vicepresidente, Oriol Junqueras y los ochos consellers, les ha roto el relato. Otra cosa será el plano político con la influencia en las próximas elecciones del 21-D. El independentismo ha puesto en marcha el concepto de mártires y presos políticos y poner en solfa el sistema democrático. Será su rearme en la calle con las consiguientes movilizaciones. Entrarán en juego otra vez los sentimientos que tendrán que canalizar su decepción y frustración por no ser una República y tener a sus líderes en la cárcel o fugados.
La justicia actúa. Se acabaron las bromas. La gota malaya de la justicia ha actuado. La jueza Lamela en su auto de prisión incondicional para Junqueras y los ocho consellers justifica su decisión en el riesgo de fuga, -y recuerda la huida de Puigdemont y sus cuatro consellers a Bruselas-, posible destrucción de pruebas y reiteración de los delitos. Aduce también que los acusados intentaban proclamar un nuevo Estado con el objetivo de cambiar la forma de Gobierno de España y la Constitución. Se ha querido ver rasero distinto con la decisión del Supremo de no tomar declaración a la mesa del Parlament para garantizar sus derechos de defensa. La semana que viene se producirán estos testimonios y habrá una nueva resolución judicial por los delitos de rebelión, sedición, malversación, los mismos que se imputaban a los miembros del Govern. Sí han sorprendido las distintas estrategias de los encausados. En el Supremo las defensas alegaron indefensión por la premura en las notificaciones de las comparecencias y la falta de tiempo para preparar sus alegaciones. En la Audiencia Nacional ningún defensor incidió en este asunto hasta que finalizaron las testificales. Más discrepancias. Abogados del PDeCat que representaban a miembros de la mesa del Parlament han criticado la decisión de huir de Puigdemont que deja a los pies de los caballos a sus defendidos, como ha ocurrido con la justificación de la juez Lamela en la Audiencia Nacional. Y como hecho relevante, el ex conseller dimisionario Santi Vila, ha acudido a la AN con su abogado Pau Molins (del despacho Molins&Silva que en colaboración con Miguel Roca, defendió a la Infanta Cristina en el caso Nóos). El resultado ha sido prisión eludible bajo fianza de 50.000€.
La estrategia de Puidemont. Se ha convertido en una caricatura de sí mismo. Si es estrategia su huida a Bélgica se verá con el tiempo, pero parece que no es así al observar las críticas que sus propios compañeros han hecho de su excéntrico viaje. Muchos han visto este comportamiento como frívolo. Evidentemente la condición humana es la que le mueve. Lo de internacionalizar el conflicto se le ha vuelto en contra. Si tras el 1-O la prensa internacional veía la épica de lo ocurrido, las tornas han cambiado. Se han valorado sus andanzas belgas como de auténtico circo. Si situación procesal es muy difícil y se complica conforme pasan los días y sobre todo tras el encarcelamiento de sus compañeros de gabinete. Sus dotes de políglota irredento y errático no han conquistado Europa. La prensa acreditada en Bruselas le recuerda que no es lo mismo salir en la tele que tener apoyo internacional. A la espera de la decisión de la juez sobre su posible detención , -vía orden internacional-, podría estar valorando entregarse a un juez belga con la idea de eludir de momento la prisión preventiva o incluso regresar a España. Mientras tanto juega con los comunicados, los tuits y su web en el exilio. Da la sensación que su antecesor, Artur Mas ha jugado con él como una marioneta y ahora se ha convertido en un juguete roto.
El día 21de diciembre habrá elecciones autonómicas, convocadas por el Gobierno de España, a las que van a concurrir todos los partidos, tanto nacionalistas como independentistas (falta la decisión de la CUP). Como principio general estos comicios serán un primer paso, pero no la solución definitiva al conflicto catalán. Hay muchas variables en la mesa con peso específico como son los encarcelamientos, el despertar de la mayoría silenciada, los primeros sondeos anuncian que se podrían repetir los resultados y además habrá participación masiva. Todas estas circunstancias podrían inclinar la balanza hacia un lado u otro. La jugada de Mariano Rajoy ha sido audaz y sorpresiva para propios y extraños y fundamentalmente en el mundo soberanista. Lo que es verdad es que no hay República y Cataluña ha vuelto a 40 años atrás. Está en niveles de preautonomía y le va a costar recuperarse. El caso es que el calendario corre. A saber, el próximo martes finaliza el plazo para presentar las candidaturas en coalición, el día 17 deberán estar cerradas las listas definitivas y el 6 de diciembre, día de la Constitución se inicia la campaña electoral.
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