Hay que comenzar tomando posiciones en mercados emergentes y crédito, según recomienda el director de Inversiones de la gestora gala Amundi
MADRID. Después de un diciembre duro, que llevó a un abrupto reajuste de la valoración, los activos de riesgo se recuperaron en las primeras semanas del año, gracias a un giro favorable al mercado en la retórica de la Reserva Federal estadounidense (FED) y a un mayor optimismo en las negociaciones comerciales.
Como las razones actuales para el optimismo deben ser confirmadas, creemos que es hora de volver a aproximarse a los activos de riesgo que la corrección ha puesto en valor, especialmente en los mercados emergentes. Desde nuestro punto de vista, los inversores deben empezar el 2019 con un criterio disciplinado, pero también deben tener el valor de mirar más allá del ruido a corto plazo en busca de valor a largo plazo.
Debemos observar cuatro áreas:
1. Perspectivas económicas: Las señales de una leve desaceleración en el crecimiento global son evidentes. Bajamos nuestras expectativas de crecimiento en Estados Unidos para 2019 y 2020, con posibles revisiones más adelante. Sin embargo, no esperamos una recesión -al menos en los próximos 18 meses- y los mercados laborales deberían seguir apoyando el consumo personal. La economía de la Unión Europea (UE), aunque se está desacelerando, debería mantenerse fuerte, ya que cuenta con la ayuda de una política monetaria laxa y un poco flexibilización fiscal (visible en Alemania, Francia e Italia, por diferentes motivos). Por otra parte, el suave aterrizaje económico de China ha sido bien manejado de momento, con el gobierno muy proactivo en la política y el crecimiento de mercados emergentes mostrando señales de estabilización (aunque con divergencias). No obstante, desde nuestro punto de vista, los riesgos que hay respecto al crecimiento global están sesgados a la baja y el mercado – también alerta de las negociaciones de la Fed (por una más reticente retórica de la FED)– observará detenidamente los indicadores prospectivos (por ejemplo, el índice de compras o PMI manufacturero – decepcionante) antes de quitar el riesgo de recesión del radar.
2. Política de la FED: La estrategia de comunicación de la Fed parece ahora ser más sensible a la volatilidad del mercado. Con la Fed abandonando cualquier vía de política preestablecida y, probablemente terminando el proceso de ajuste en el primer trimestre (esperamos una subida en 2019), la presión alcista en las tasas de interés parece que se está desvaneciendo y la idea de que la liquidez del banco central se esté agotando podría ser menos preocupante de lo que se temía a finales de año.
3. Ganancias: Esto podría ser un factor adverso para los activos de riesgo. Después de un fuerte incremento en los dos últimos años, se espera que el crecimiento de los beneficios por acción disminuya drásticamente en 2019, debido a una desaceleración en el crecimiento del PIB global, el impacto de la reforma fiscal estadounidense, descenso en las contribuciones del sector del petróleo y materias primas, y a un aumento de los costes laborales. Pero la mayoría de malas noticias ya parecen tener un precio, tal como lo confirman las débiles reacciones a noticias negativas.
4. Disputas comerciales: el proceso en las negociaciones comerciales es clave. El camino hacia la cooperación parece más claro, fomentado por la débil actividad económica de China, con repercusiones en Estados Unidos que están presionando a los líderes para buscar soluciones. Sin embargo, los mercados van a requerir acciones tangibles antes de ajustar los precios del riesgo comercial. Además, seguimos manteniendo una sensibilización a largo plazo de las fragilidades estructurales del marco actual económico, político y social. Los desafíos a largo plazo seguirán siendo: la relación entre Estados Unidos con China, el suave aterrizaje económico de China, los bancos centrales de los mercados desarrollados con poco margen de maniobra para luchar contra las recesiones, la deuda global a niveles cada vez más altos, los motores de crecimiento global perdiendo fuerza y el aumento de las desigualdades. Cada uno de estos factores, aún más si se combinan, representan una receta para la agitación social.
El año pasado fue un periodo centrado en la revaloración de las clases de activos: mercados emergentes primero, acciones de la UE después y por último las acciones de Estados Unidos y el crédito en mercados desarrollados. Ahora nos estamos acercando a una nueva secuencia cuando algunas clases de activos tocarán fondo (empezando con los mercados emergentes), mientras que otros todavía pueden sufrir algunos problemas adicionales de revisión de precios o de liquidez (deuda de baja calidad).
Desde nuestro punto de vista, los inversores que buscan tener carteras flexibles deberían aumentar las reservas de liquidez, centrándose en las valoraciones e identificando las clases de activos que podrían ofrecer puntos de entrada interesantes para poder reconstruir un poco de exposición al riesgo en distribución de activos.
Pascal Blanqué es director de Inversiones de Amundi
El experto recomienda Europa y Japón como áreas geográficas para invertir actualmente en renta variable antes que hacerlo en Estados Unidos