A la vista de la imparable marcha alcista de esta criptomoneda, el analista de XTB recuerda lo que un inversor nunca debe olvidar: la relación directa que hay entre la rentabilidad y el riesgo
MADRID. A falta de menos de un mes para concluir el año analizamos uno de los activos que más ha dado que hablar a lo largo del mismo: la moneda virtual Bitcoin. En apenas unos años ha pasado de ser un activo del que apenas algunos pocos incautos hablaban a ocupar la primera página de medios económicos y ser tema de debate para especialistas en el sector e incluso algunos CEO de importantes firmas de inversión.
Es curioso, y merece la pena ser analizado, como el perfil de los inversores a los cuales les suscitaba interés este tipo de inversiones se ha ido modificando con el paso de los años. Llegando a alcanzar a clientes con perfiles muy diversos en cuanto al tipo de inversión, abarcando desde agresivos a más conservadores. Inversores que, años atrás, hubiera sido impensable que destinasen ni tan solo un 0.001% de su patrimonio a este tipo de activos.
El principal motivo que insta a los inversores a tomar parte en este mercado es simple: la rentabilidad que ofrece. Estamos hablando de un activo que comenzaba 2017 por debajo de los 1.000 dólares y que, a día de hoy, hace frente a la cota de los 11.000 dólares.
Mucho ha llovido desde que el Bitcoin lograba superar el precio de la onza de oro, desatando una bandada de comentarios por parte de muchos analistas que se llevaban las manos a la cabeza especulando con que este había alcanzado su límite.
Con esto no quiero decir que el riesgo intrínseco que soportan las monedas virtuales se haya reducido, en absoluto, el statu quo no ha cambiado. Es más, de las cientos y cientos que se desarrollan la gran mayoría quiebran o carecen de valor para los inversores. Pero en el caso concreto del Bitcoin solamente le podemos atribuir la revalorización que ha obtenido a lo largo del año (más de un 1.000%) a la confianza derivada de la especulación de sus propios compradores, ya que hasta el momento no hay otro factor que respalde dicho activo.
Lo que un inversor nunca puede olvidar es la relación directa entre la rentabilidad y el riesgo, ergo puede ser que el año que viene el escenario que contemplemos continúe siendo muy positivo o totalmente contrario. La historia nos ha demostrado, una y otra vez, que las burbujas generadas en base a situaciones de alta especulación tarde o temprano tienen su fase correctiva, ya sean tulipanes, acciones o inmuebles.
Antonio Sales es analista de XTB