La utilidad del seguro de crédito para sus empresas o incluso se precien de no tenerlo considerándolo solo como un gasto como explica el experto
VALÈNCIA. A lo largo de tu vida te habrás enfrentado a varios retos profesionales, pero si tienes hijos tal vez coincidas conmigo en que ninguno equiparable a ser padre. Pues bien, mi mayor reto profesional tuvo que ver también con la paternidad y llegó el día en que me tocó explicar delante de la clase de 3º de Infantil (5-6 años) de mi hijo Héctor a qué me dedicaba. Parecerá una tontería, pero tuve pesadillas y sudores fríos sabiendo que ya habían hecho lo mismo los papás de Josep y Arturo -uno policía y el otro bombero- y que yo tenía que explicar que era… ¡¡Vendedor de seguros de crédito!!
Expliqué a mi menuda audiencia que cuando el papá de otro compañero, Marc, enviaba las naranjas de su almacén a un señor que estaba en Francia, éste podía tardar en pagarle varios meses o podía no pagarle, por lo que el papá de Marc se quedaría sin naranjas y sin dinero. También les conté que entonces compañeros de mi empresa hablarían con el señor francés para pedirle que pagara las naranjas y que, de no hacernos caso, sacaríamos parte del dinero de las primas de seguro que guardamos en una caja fuerte y se lo daríamos al papá de Marc.
Pese a lo que pudiera esperar, salí airoso del trance. Tras unos microsegundos de silencio, empezaron a hacerme un montón de preguntas entusiasmados. Habían entendido a la primera la utilidad del seguro de crédito y ¡tenían muchísima curiosidad por el tamaño de nuestra caja fuerte! También les asombró que le diéramos parte de nuestro dinero al papá de Marc y, sobre todo, se mostraron indignados por la injusticia que suponía el que alguien no le pagara después de haberle enviado su mercancía.
Cuento esto porque aún hoy sorprende que haya gestores que no valoren, máxime en épocas de incertidumbre como la actual, la utilidad del seguro de crédito para sus empresas o incluso se precien de no tenerlo considerándolo solo como un gasto, cuando sus beneficios son algo evidente hasta para un niño de 6 años.
Se dice que estas empresas están en autoseguro, pero en la mayoría de los casos esto no es así. El autoseguro consiste en dotar reservas para crear un colchón económico con el que poder hacer frente a las posibles insolvencias de clientes. Sin embargo, la gran mayoría de empresas que no contratan un seguro de crédito están en situación de no-seguro, es decir, sin hacer dotaciones específicas para este propósito, de manera que el impacto y las consecuencias de los impagos en sus tesorerías pueden llegar a ser, en muchas ocasiones, irremediables.
Frente a esta situación, la contratación de un seguro de crédito se presenta como una herramienta financiera fundamental para la gestión del riesgo de impago, con tres funciones básicas:
Estas tres funciones básicas ya son grandes ventajas para la empresa en la medida en que, por ejemplo, sirven para liberar recursos (personal, temporal y económico) al externalizar el análisis de solvencia de los clientes y la gestión de recobro de facturas impagadas, especialmente cuando se aplica a mercados de exportación. Y el beneficio más obvio es la protección de la tesorería de la empresa -su línea de flotación-, mediante la indemnización de las pérdidas causadas -función básica de cualquier seguro- por los impagos.
Sin embargo, el seguro de crédito también tiene utilidades menos reconocidas que van más allá:
Sacar adelante una empresa no es un juego de niños, pero precisamente por eso, en algunos casos sería necesario liberarse de ciertos prejuicios y afrontar los riesgos que se plantean con la visión, tal vez inocente pero clara, de nuestros hijos.
Miguel Ángel Portillo es ejecutivo de cuentas de Solunion en València