El director de Inversiones de Amundi recomienda un enfoque cauteloso sobre los activos de riesgo y estar preparados para aprovechar cualquier oportunidad que surja
MADRID. Es hora de ver hacia dónde se dirige la economía tras la ralentización sincronizada. Una recesión económica mundial no es el escenario central. La economía de EE UU sigue disfrutando de un crecimiento sólido y, salvo un error político importante (de la Fed o Trump), debería seguir creciendo bien, aunque a un ritmo más lento. La ralentización de Europa es más pronunciada, ya que está más afectada por múltiples cuestiones políticas (Brexit, Italia y, más recientemente, Francia).
Sin embargo, con algunos de los riesgos enfriándose (alivio de las tensiones comerciales, petróleo más bajo, elecciones europeas en mayo), vemos una posible estabilización de las condiciones económicas a lo largo del año, y se espera que el crecimiento se desacelere pero se mantenga por encima del potencial en 2019/20.
En los mercados emergentes el panorama es más variado, con algunos países que se espera que se desaceleren (China) y el surgimiento de algunas historias positivas (por ejemplo, Indonesia). En general, seguimos viendo un escenario económico benigno, en el que los principales riesgos a controlar son los conflictos comerciales y los factores geopolíticos.
Por otro lado no compartimos la opinión de algunos de que la Reserva Federal se mantendrá en espera a partir de ahora, incluso a pesar de las condiciones financieras cada vez más estrictas, ya que las presiones salariales no han desaparecido y la credibilidad de la Reserva Federal se vería perjudicada si el mercado la percibiera como un freno como resultado de la reciente interferencia política. Por otro lado, creemos que reducirá sus ambiciones de endurecimiento, ya que los tipos más altos ya están afectando a los beneficios empresariales y las condiciones financieras son más ajustadas. Las medidas de la Reserva Federal también tendrán consecuencias para otros bancos centrales; al BCE le resultará más difícil subir los tipos de interés si la Reserva Federal suspende su endurecimiento monetario.
Asimismo no vemos ninguna normalización de los tipos de interés en la Eurozona en 2019/20. En los mercados emergentes, algunos bancos centrales que adoptaron una postura agresiva en 2018 podrían volverse más neutrales en medio de condiciones inflacionarias más favorables y una menor presión sobre sus monedas.
Por su parte, los mercados emergentes han sufrido múltiples vientos en contra: tipos más altos en EE UU, un dólar fuerte e historias idiosincrásicas. Las perspectivas podrían estabilizarse en el primer semestre y mejorar ante una Fed más 'dovish'. Nuestro escenario central considera un posible aterrizaje suave en China. Los factores idiosincráticos (especialmente en Latinoamérica) y las perspectivas del comercio mundial serán cruciales.
En general, creemos que el riesgo global sigue siendo asimétrico a medida que reevalúan las expectativas de crecimiento y se ajustan las primas de riesgo, lo que conduce a una recuperación del value. Aún así, esta recuperación del value y el progresivo alineamiento positivo de los planetas (trayectoria más suave de los tipos americanos, dólar en máximos, ralentización del crecimiento en EE UU) es un buen presagio para la exposición progresiva a los emergentes. Por tanto, recomendamos comenzar el año con un enfoque cauteloso sobre los activos de riesgo y estar preparados para aprovechar cualquier oportunidad que surja de la actual revisión de precios.
En los mercados emergentes, sugerimos dar pequeños pasos, mientras que en los mercados desarrollados, a medida que el ciclo madura, el enfoque podría orientarse hacia activos de mayor calidad, evitando los activos 'overcrowded' o sobreendeudados y las áreas menos líquidas del mercado. En renta fija, los inversores deberían mantenerse neutrales en duración en EE UU para ayudar a mitigar la volatilidad general del mercado. En crédito, la reciente ampliación de los diferenciales podría reabrir oportunidades, pero con un enfoque selectivo, ya que el endurecimiento de las condiciones financieras, las necesidades de reembolso y el elevado apalancamiento alcanzado por muchas empresas hacen que esta clase de activos sea vulnerable. Los inversores a largo plazo deberían volver a los fundamentales para buscar activos valiosos en un mundo más volátil.
Pascal Blanqué es director de Inversiones de Amundi